30 julio 2020

Copia desmejorada



Lo había visto en multitud de ocasiones. Una copia exacta de él. Quizás un poco más viejo y, quizás, con menos suerte en la vida, porque allí, tirado en una esquina decrépita, rodeado de
cartones y de un carro de supermercado, nadie juraría que aquel hombre podría ser su hermano.
Su madre le había jurado y perjurado que él era hijo único y que nunca tuvo ningún hermano.
Una noche decidió que tenía que averiguarlo. Se armó de valor y fue a su encuentro. Se detuvo frente a él y no sintió nada. Estaba dormido sobre un montón de cartones meados, acurrucado como
si buscara algo que nunca tuvo, abrazado a un cartón de vino barato que goteaba en sus manos.
El sintecho se despertó sintiéndose observado. Se sentó, lo miró durante unos instantes, tiró el cartón de vino rancio a un lado y le dijo con una voz ronca:
—Por fin has llegado.

23 julio 2020

Siempre contigo


Ella iba a visitarlo todos los días, siempre al atardecer. Se llevaba una banqueta, un transistor para dejar de escuchar el silencio, las agujas de la calceta y empezar con la enésima manta para el invierno. Allí sentada, le hablaba de lo que había hecho durante el día, de las noticias que corrían por el pueblo y de las novedades que traía la modernidad.
Las gentes del pueblo no le ponían cuenta. El caso perdido de una vieja con demencia senil. Así llevaba más de cincuenta años, hubiera buen tiempo, lloviera o nevara. Siempre fiel a su cita, en el punto kilométrico cincuenta y cinco de la nacional tres, donde antes hubo un caserío abandonado, de un terrateniente de la comarca y un patio con cuatro naranjeros. Allí cavaron una fosa común en la que enterraron a doce jornaleros después de fusilarlos por la sinrazón de una bandera.
Allí estaba su Manuel, enterrado debajo del asfalto, en el punto kilométrico cincuenta y cinco de la nacional tres y allí, también, la enterraron a ella, a su alma y a su corazón aquel otoño del 37.

22 julio 2020

Novelas que leo: Tirar del hilo de Andrea Camilleri


Cuando Vigàta se llena de pateras, Salvo Montalbano se ve completamente desbordado de trabajo. Tras haber sobrevivido a las olas traicioneras, cientos de migrantes llegan hasta la costa en pésimas condiciones, sin medios ni garantías, por lo que ayudar se convierte en un deber para el comisario y sus hombres.

Como si ese apremiante desastre no bastara, Montalbano, acuciado por Livia ante la inminencia de las bodas de plata de unos amigos, se pone en manos de Elena, una bella modista que regenta la sastrería más afamada de Vigàta y con la que traba una complicidad inmediata. Pero cuando Elena aparece brutalmente asesinada, entre algodones libaneses y rollos de tela, el comisario, con la colaboración nada menos que del gato de la víctima, hará todo lo posible para desenmarañar el ovillo de tan horrendo crimen.

16 julio 2020

La esperanza


La esperanza es lo último que se pierde y era cierto que llevaba mucha esperanza en mi mochila, pero al adentrarnos en el mar, cada ola nos quitaba la ilusión. El motor se paró y casi nos quedamos sin salida. Luego se acabó el agua y la comida y solo nos quedaba nuestro instinto de supervivencia. Comencé a beber agua de mar, a sorbitos, porque leí que así no te hacía daño y te salvaría la vida. Mis compañeros de viaje esperaban mi muerte, pero no fue así y le entregué un hilo de fe que nos salvó la vida.

09 julio 2020

Puntualizaciones al presidente de la Vela Latina Canaria y protocolo de seguridad.



En el día de ayer, el presidente de la Federación de Vela Latina Canaria de Botes estuvo en el programa Bolineando que presenta Tino Cebral y nos intentó convencer de las bondades de su gestión, y de lo seguro que es navegar con el protocolo que se ha propuesto para comenzar la competición el día 1 de agosto de 2020.

Para comenzar, decirle al señor presidente de la Federación, Bernardo Salom, que muchos reconocemos la labor que han realizado, pero eso no quita para que no podamos opinar e, incluso, polemizar y estar en contra de alguna de sus actuaciones, faltaría más, porque todo no serán aplausos y, la crítica constructiva tiene que ser admitida y tener buena mandíbula para encajarla.

Los que estamos cuestionando el comienzo de la competición por la Covit-19, amamos a este deporte y llevamos años trabajando para y por la Vela Latina, porque, no se olvide, la Vela Latina lleva muchísimos años funcionando, y hemos llegado hasta aquí gracias al trabajo de mucha gente.

Por otro lado, también usted mencionó a que yo, Moisés Morán, organizó una entrega de trofeos sin contar con la autorización de la Federación ni con la autorización del Minerva.

Cierto es que no solicitamos la autorización a la Federación, porque pensábamos que, al estar en Fase III, no era necesario, ya que nos podíamos reunir hasta veinte personas y ese día no éramos más de quince.

Respecto a que no contábamos con la autorización de la Junta Directiva del Minerva, recordarle que no fue Moisés Morán el que organizó el Memorial Manuel Cabrera Virtual, fue el Minerva y, por tanto, la entrega la organizó el Minerva y, que dicha Junta Directiva, nos dio carta blanca para organizarnos como estimáramos conveniente y eso hicimos. Es más, en el comité organizador del memorial había cuatro miembros de la Junta Directiva del Minerva y dos miembros más del club, por tanto, contábamos con el respaldo del club para realizar esa entrega de trofeos cuando y donde estimásemos conveniente. Que algún miembro de la junta no estuviera al tanto del día a día, no era una cuestión que nosotros controlásemos y si había algún inconveniente, solo se tenía que haber planteado en tiempo y forma, pero eso no se hizo.

Y este tema, el del Minerva, es un asunto que el señor presidente saca a la luz porque sabe que es mi debilidad, y lo utiliza para atacarme a mí, pero se olvida que, al mismo tiempo, también ataca al club porque ese acto lo organizó el Minerva, no la República Independiente del Minerva.

Aclaradas estas cuestiones, vamos a lo que importa, que no es otra cosa que el Plan de contingencia que quieren implantar para poder comenzar la temporada 2020. Un protocolo que está muy bien para mantener el control sanitario dentro de las instalaciones, con unas medidas necesarias para evitar los contagios entre los tripulantes y las personas que están en ellas. Hasta ahí todo bien, pero parece que cuando los tripulantes bajan la escalera para subir a los botes, van a entrar en otra dimensión, en un mundo paralelo donde la Covit-19 no existe, porque todo el protocolo que se ha mantenido en la base náutica desaparece por completo porque ya no habrá distancia de seguridad ni será obligatorio llevar mascarillas.
Quién ha subido a un bote, sabe que el contacto entre tripulantes es constante y la distancia de seguridad es inexistente.

La normativa es clara en ese asunto, «Si por las características de la actividad no es posible mantener la distancia de seguridad ni el uso de mascarilla, por ejemplo, en deportes de equipo, se intentará evitar el contacto físico directo y se organizará la actividad para que los usuarios formen un grupo estable e identificado en todas las ocasiones (equipo) evitando su contacto con otros grupos» (Art.- 3.13. Punto 5-b. Resolución de 19 de junio de 2020 del Gobierno de Canarias.)

Los que conocemos este deporte, sabemos que en un bote no se podrá evitar el contacto físico directo, como dice la normativa y el contacto será directo durante más de una hora y media, sumando la llegada al túnel y el tiempo de la regata propiamente dicho.

Es más, en el Plan de contingencia para la prevención del contagio del covid-19 que plantea la Federación, no se habla de las medidas específicas a tomar dentro del bote, solo se dice esto: «En el caso concreto de la navegación en el bote y atendiendo al seguimiento del estado de salud de los deportistas que deben hacer los clubes el uso de la mascarilla no será obligatorio». Todo un protocolo para comentar solo esto de la seguridad dentro de un bote, ¿por qué? Porque no hay protocolo que sostenga la seguridad dentro de una embarcación de esas dimensiones, (6,55 m de eslora, 2,37 m de manga), ni de los tripulantes que van en él, 11 o 12 como media, donde se navega hombro con hombro durante más de dos horas.

Por otra parte, en mi opinión, el empecinamiento de la Federación, con su presidente a la cabeza, de comenzar la competición el día 1 de agosto tiene un fundamento económico que puede poner en peligro la viabilidad de la Federación en la actual temporada y quizás en la siguiente y no la idea romántica, que se dice, de mantener la tradición de la Vela Latina Canaria.

Ese es quid de la cuestión, no es otra, una cuestión presupuestaria, que se está poniendo por encima de la salud de los deportistas, por mucho que se quiera enmascarar con otras cuestiones.
Espero que los presidentes de los clubes sepan calibrar el peso de las cuestiones que se plantean, la cuestión económica y la cuestión de salud, ¿qué es más importante?

Yo lo tengo muy claro, la salud es lo más importante, la economía se puede resolver con mucha mano izquierda y con negociaciones al más alto nivel porque si decidimos no navegar, no es porque no queramos, es que hay un asunto muy preocupante de seguridad sanitaria.







La felicidad de los pequeños momentos



El amor le llegó de forma inesperada, cuando solo esperaba pasar sus días con su perra Molly y vivir con los retazos de felicidad que le entregaba su vida anodina. Sin embargo, la vida le mostró que ahí seguía, cuando se la encontró sentada en un banco del parque leyendo. El corazón le palpitó y sintió un escalofrío al sentarse junto a ella. Él no le dijo nada. A la mañana siguiente volvió y se sentó a su lado sin decir nada. Así pasaron muchos años, en silencio, porque, a veces, la felicidad está en los pequeños momentos.

04 julio 2020

Una Vela Latina Canaria democrática

Tripulación del bote Porteño. Años treinta del siglo pasado.


Siempre he creído que debatir no perjudica a nadie; el debate tiene muchos aspectos positivos y es uno de los pilares de la democracia, que nos aleja de los postulados autoritarios que algunos se empeñan en seguir llevando a la práctica, teniendo por bandera el pensamiento único que tiene muchísimas aristas peligrosas.

Comienzo con esta reflexión porque hace unos días, un grupo de presidentes de los clubes, que pertenecen a la Federación de Vela Latina Canaria de Botes, presentaron un escrito para incluir un punto en el orden de la asamblea, que se celebrará el próximo 16 de julio, en el que se debatiera, en primer lugar, la celebración o suspensión de las competiciones de la temporada 2020.

Un escrito de una lógica aplastante, porque en esa asamblea se debatirá y aprobará la competición del 2020 y los protocolos para que se pueda realizar.

Ese escrito lo que hace es ordenar el debate, antes de ponernos a discutir qué tipo de competición queremos, primero vamos a debatir si tiene que haber o no competición en las condiciones actuales. Si los asamblearios deciden que sí, pues seguimos con los siguientes puntos en el orden del día, si se vota que no, pues todos para casa y a trabajar por la temporada del 2021.

Un punto que, en mi opinión, la Federación debería de haber aceptado democráticamente, porque es de una lógica aplastante; decidir si hay o no competición, pero, por desgracia, la Federación tenía una hoja de ruta en el que no estaba incluido debatir ese punto, porque para los federativos habrá competición sí o sí.

Es más, la Federación es la que tenía que haber planteado ese punto de oficio, no esperar a que los clubes movieran ficha porque es el ente federativo quién tiene que velar por que se discutan todos los asuntos, aunque vayan en contra de sus planes. Eso es la democracia.

Sin embargo, desde el momento en que la Federación se entera de que se ha presentado ese escrito, mueve Roma con Santiago para que se retire, pone su maquinaria de presión en marcha y comienza a realizar llamadas para forzar a los proponentes a retirar su petición.

Y sí, lo consiguieron, su estrategia surte efecto y los postulantes deciden retirar el escrito que presentaron el miércoles 1 de julio, dejando expedito el camino para que la Federación siga con su estrategia de comenzar la temporada el 1 de agosto del mes que viene, quitándole a la asamblea su principal función, debatir con total libertad, sin coacciones, si comenzar la temporada o no. Un punto crucial en las circunstancias en las que estamos, con un virus que todavía sigue activo en estas islas, que no nos ha abandonado y con un tema tan importante como la salud como centro del debate.

Por desgracia, la Federación ha decidido obviar ese debate, el de la salud, una discusión necesaria para conocer todos y cada uno de los datos, para saber si debemos o no comenzar la temporada el mes que viene y dar los pasos necesarios con los datos en la mano.

Sin embargo, eso no ocurrirá, la Federación se salió con la suya y su presidente, también, que es su máximo responsable que se ha convertido en el abanderado de esta controversia, sin pararse a pensar en las posibles consecuencias de sus actos.

Nadie duda que este asunto ha supuesto un cisma en el seno de nuestro deporte, un punto de inflexión que ha puesto a cada uno en su sitio, se han retratado con un marco que, a mí, no me gusta nada y enturbian los avances que se habían hecho hasta la fecha, porque impedir que la asamblea tome la palabra en un tema tan importante, es como cortarle la cabeza a la democracia.

El tiempo quita y da razones, y solo espero que las autoridades competentes, las deportivas y las sanitarias, pongan los asuntos en su sitio y examinen con detenimiento nuestra práctica deportiva, que por mucho que nos duela, no puede comenzar en estas circunstancias porque, hoy por hoy, la salud está por encima de cualquier presupuesto.

Nuestra Vela Latina se inició hace 144 años y desde ahí se ha ido transformando hasta ser lo que hoy es, sufriendo fuertes batacazos, el primero en la guerra civil y luego a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, pero volvió a resurgir porque nuestro deporte está en los genes de algunas generaciones y eso no va a cambiar porque nuestros botes se queden varados una temporada.

Quizás la Federación, con su presidente a la cabeza, debería de pararse a reflexionar y buscar recomponer esta situación, que es lo que le toca porque, de otra manera, este será el comienzo de un capítulo que no tendrá un buen final.






02 julio 2020

El veneno del miedo




Cuando me desperté ahí estaba, justo a mi lado y me abrazó sin decirme nada. Solo esperando a que no me levantara, pero, una mañana más, me levanté, me duché, me vestí y desayuné. Cogí mi maleta, pero no pude levantarla, como si estuviera pegada al suelo. Luego intenté abrir la puerta, pero tampoco pude, así que me desvestí, me puse el pijama, fui a mi habitación y observé mi cama; ahí seguía el miedo. Una vez más había logrado vencer. Sabía que a la mañana siguiente volvería a inocularme el veneno del miedo y yo volvería a intentar vencerlo.