19 septiembre 2009

Fuimos lo que fuimos

Hubo un día que fuimos lo que fuimos, tú me diste y yo te di, me entregué y te entregaste. Pero un día llegó el viento del cansancio, ese que entra como una brisa marina, suave y sugerente, que con el tiempo se va instalando en los corazones y como un incipiente huracán, se alimenta de las miradas no encontradas, de los besos esquivos, de las caricias forzadas, del amor cangrenado y que con el paso del tiempo, se convierte en un huracán devastador que acaba con todo, sin dejar, si quiera, la sonrisa de aquella entrañable amistad.