23 febrero 2014

Yo, jurado. A propósito del Concurso de Murgas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2014


Ayer terminé mi participación como jurado en el Concurso de Murgas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2014 y quiero empezar puntualizando que los miembros del jurado no cobramos ni un euro por las más de 26 horas que estuvimos valorando la actuación de las murgas ya que muchos piensan que cobramos por esa labor. Estuvimos allí porque nos gusta el carnaval y disfrutamos con él.
Dicho esto, decir que me llevé una grata impresión del trabajo que realizan las murgas durante todo el año y que nos lo trasladan durante unos días al escenario del Parque Santa Catalina.
Sé del esfuerzo personal que significa conjuntar a un grupo de voces (estuve cuatro años en la Coral Lírica de Las Palmas), de los días de ensayo y de las repeticiones hasta que la canción queda perfecta.
También sé de la voluntad de llevar un vestuario digno, a pesar de las dificultades que nos pone esta maldita crisis, de trabajar una puesta en escena atractiva y decente y de llevar unas letras que gusten al público.
La única crítica que hago en voz alta está relacionada con las letras de las canciones.
Yo entiendo el carnaval como la expresión máxima de la diversión y de olvidar, por unos días, todo aquello que nos atenaza y dar rienda suelta a nuestra imaginación y descaro.
El público que va al parque Santa Catalina a ver el concurso, va con la intención de reírse y pasarlo bien, que las murgas, con sus letras y puesta en escena, les saquen una sonrisa o una carcajada. No vienen a que les canten una retahíla de problemas y escándalos que ya conocemos y que vemos todos los días en los telediarios.
Las letras de muchas murgas eran eso, el cántico triste y cabreado de lo que todos sabemos que está pasando. No hace falta que nos lo recuerden y sí lo hacen, háganlo con gracia.
Entiendo que las letras de las murgas tienen que criticar, así ha sido siempre, pero con unas gotitas de humor, un chorrito de ironía y un poquito de socarronería.
Lo fácil es hacer una letra con un listado de críticas bien rimadas, lo complicado es hacer esa misma letra con algún giro de humor e ironía o alguna metáfora.
Sí, eché de menos eso, el humor y la ironía.
Creo que las murgas tienen que hacer una profunda reflexión sobre qué están haciendo y a dónde quieren llegar, porque si no cambian, en unos años, el público se terminará aburriendo.
Echen la vista atrás y verán a lo que me refiero o pregúntense por qué lleva ganando la murga Los Serenquenquenes tres años consecutivos. No es porque sean especiales ni porque tengan hermanos, tíos, primos y cuñados en el jurado ni porque tenga un varita mágica, ganan porque sus letras nos hacen reír; así de simple.
Espero que se tomen esto como una crítica constructiva de un espectador que disfruta de los carnavales.