17 agosto 2009

Nunca te he escrito

Nunca te he escrito, lo reconozco, pero siempre has estado ahí, presente. Muchas veces me he preguntado cuando fue el primer día en el que noté tu presencia. No lo recuerdo. Te manifiestas cuando te da la puta gana y luego desapareces, así, sin más. Me estoy armando de buenas artes, meditación, respiración abdominal, buenos pensamientos, positivismo, etc, para que con el tiempo, desaparezcas de mi vida porque te moriste por inanición, porque tú te alimentas de mí, maldita carroñera, de mis entrañas, de mi sonrisa, de mi buen humor, de mi pasión y de mi felicidad. Muchas veces tengo ganas de meterme la mano tan dentro, hasta donde pueda, para sacarte los ojos, la lengua, las vísceras, el corazón y enterrarte bajo siete metros de tierra. Sí, siete, porque dicen que es un número mágico, que ahuyenta los malos espíritus, y tu eres un jodido mal espíritu.