19 octubre 2015

Presentación de la profesora Tina Alcántara sobre mi novela juvenil Salvar al lagarto Tamarán

Escribir novela juvenil es una tarea harto complicada aunque pueda parecer lo contrario. Si tuviéramos que redactar la receta perfecta para una novela juvenil, varios son los ingredientes que nunca deben faltar:

1. Una buena cantidad de empatía.


2. Unos protagonistas muy sabrosos con los que el joven lector se sienta identificado.
3. Una trama coherente.
4. La amistad aderezada de amor.
5. Condimento exótico (la canariedad)


Moisés ha sabido integrar estos ingredientes y de ello ha resultado una novela juvenil, un plato de una cocina de las más exquisitas. A continuación, describiré el sabor de boca que este plato me ha dejado. Estos sabores no son otra cosa que los valores que yo creo que la novela transmite a cualquier lector. No olvidemos que, además del aspecto lúdico, una novela juvenil no debe dejar de lado los valores pedagógicos.


1. La coherencia y la lucha por los ideales: 

La novela hace una crítica a la construcción masiva de centros comerciales a la que hemos asistido desde hace muchos años.
Sin embargo, Armiche, a pesar de su juventud, es un muchacho coherente, lucha por paralizar esta construcción para salvar a los lagartos. Es un muchacho justo, y coherente, pero también empático y llega decir: «Pensé en el sufrimiento del lagarto y que no comprendiera lo que estaba pasando. Creo que los animales piensan y sienten igual que nosotros, pero que lo hacen de otra manera que no llegamos a comprender»

2. La familia: 

Armiche, nuestro protagonista (perdona Moisés que lo haya hecho mío, pero es inevitable cuando lees una obra que te atrae no sentirte parte de ella), es el mayor de  tres hermanos. Su padre se encuentra sin empleo y su madre se ha convertido en la mantenedora de la familia. Pero lo más interesante de esta familia es el esfuerzo que hacen todos los días para «verse las caras” mientras comen. Esta costumbre ya está “en extinción» en la sociedad actual. Los jóvenes llegan a casa y encuentran un táper que deben descongelar y que comen mientras ven la tele en la soledad de una casa. A sus padres los verán, con suerte, por la noche, pero a estas horas es complicada una conversación. Debemos luchar por recuperar la conciliación familiar-laboral, como Armiche luchó por salvar a estos saurios.

3. La amistad: 

El protagonista de esta novela teje una relación con una muchacha llamada Margot basada en esa lucha de ideales que los mueve en común. Pero también lo hace estar más cercano de su profesor de Biología y de sus padres porque esta coherencia a la hora de actuar de la que hemos hablado le hace ser un joven reconocido, incluso, líder, que siguen hasta los mayores. Su padre, al final llega a reconocer su orgullo con estas palabras
«Estoy orgulloso de ti, Armiche. Has hecho lo que debías. En la vida hay que luchar por lo que uno cree, si no estás muerto. Mira toda esa gente. Han creído en ti y están aquí porque saben que esta es una causa justa»

6. La canariedad: 

El lagarto Tamarán se convierte en una obsesión para Armiche y logra transmitir ese amor por esta especie autóctona de nuestras islas a sus amigos y a toda una comunidad vecinal y educativa. Lo que nos hace diferente ya no está de moda, los canarios siempre hemos preferido mirar hacia fuera, sintiendo lo nuestro inferior. Sin embargo, Armiche sabe que en ningún lugar del mundo hay un lagarto como el nuestro y eso nos hace diferentes, por lo que hay que cuidarlo.
Esta novela, que yo invito a leer y a compartir, es un plato exquisito que compagina sabores-valores por los que debemos seguir educando: la lucha por los ideales, la conciencia medioambiental y la canariedad.