23 abril 2011

Todo quedará atrás

Cuando se dio cuenta, estaba caminando por la circunvalación en dirección al inmenso puente que volaba sobre el barranco de Guiniguada. La decisión ya estaba tomada, ya no había vuelta atrás. Sus piernas iban ligeras, parecía que levitaba, queriendo acabar con aquello lo antes posible. Pero su cerebro buscaba razones para permanecer, para la supervivencia, suplicando que el asfalto se convirtiera en arenas movedizas y que le impidieran llegar al puente. Pero había que seguir adelante.

Lo había dejado todo escrito, todo ordenado, ¿cómo iba a dejarlo, si no? Ella que siempre fue así, como quería todo el mundo que fuera, una mujer de su casa, una perfecta esposa y una maravillosa madre. Un hermoso embalaje que envolvía a un ser que se estaba pudriendo por dentro. No, -pensó- no había otra salida. Y si la había, ella no quería tomarla.

Llegó al puente, sacó su reproductor mp3 con el que caminaba más de una hora todos los días, para olvidarse del mundo por unas horas y quemar el hastío y la tristeza que le salían por cada poro de su piel. Lo encendió y comenzó a escuchar Yesterday, sí, Yesterday, una canción perfecta para ella, para su final, para su muerte. Se subió al puente no sin dificultad. Los automovilistas tocaban la pita como creyendo que, su sonido estridente, era una red salvadora, pero no lo era, ella no los oía, solo escuchaba a Sinatra, a su voz cautivadora, a nadie más. Y saltó al vacío. Sintió el aire frío en su cara y como la fuerza de la gravedad la llevaba hasta el fondo del barranco, a romperse la cabeza en mil pedazos contra la piedras sin remedio. Cerró los ojos y pensó en sus hijos, en su madre, en su primer amor, en todos los que fueron, en todos los que no. Después solo oscuridad. Pero al llegar al final, una fuerza incontrolable la elevó hacia lo más alto del cielo. Estoy volando -se dijo- volando. Entonces, lo comprendió, estaba soñando, porque solo se volaba en sueños.

Al despertar se sentó en el borde de la cama y recordó que hacía muchos años que no soñaba con volar, desde que era un niña. Soñar con volar la hacía feliz. Buscó el significado para aquel sueño y lo encontró.

Vio amanecer y después se fue, dejando una pequeña nota a sus hijas y a su marido; tenía que volar.