Ya nada será lo mismo

Ya nada será lo mismo, después de aquella mirada en estampida, después de aquel roce furtivo, después de aquel beso imaginado y deseado, no, ya nada será lo mismo, ni tus ropajes trasnochados con olor a ausencia, ni tus tacones acompasados con tus caderas, ni tus silencios tras el buche de tu último vodka con limón, no, ellos no podrán salvarte, solo quieren atravesarte y salir huyendo, tampoco lo hará la noche y sus muertos, ¿no lo entiendes? no, nada será lo mismo, porque se rompió la membrana virgen de tu crisálida, esa que te mantenía a un palmo de mi boca, esa que te impedía sentir el aliento de sus almas, ¡ahora!, ¡ahora!, ¡ahora!, y después también ¡ahora!, porque tu ayer no me interesa, es un muerto sin esquela, tampoco tu futuro, porque es el puto invento de los infelices, ¡ahora! sí, ¡ahora! quiero el ahora, porque después nada será lo mismo, tú lo sabes y yo lo sé, eso es lo suficiente, es lo único que importa. Dedicada a una mirada perdida.

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