20 mayo 2007

El viento, racheado y rolon, fue el protagonista y alguna que otra sopresa inicial.


El viento fue sin duda el protagonista de la cuarta jornada, que sopló durante todo el recorrido, racheado y en el primer tramo de regata muy rolón, si bien, la mar, acompaño con poquita ola.

Con estas condiciones de viento y de mar, abrió esta cuarta jornada la pega entre el San Cristóbal y el Portuarios, una pega que era una de las más importantes de la jornada y así lo fue, ya que estuvo muy reñida, y no se resolvió, claramente, hasta las inmediaciones del Muelle Deportivo. Ambos botes salieron con velocidad y serenos, con alternancia, en casi todo el recorrido, de la posición de barlovento. Los Chacalotes intentaban por todos los medios mantener su posición de salida, pero el Portuarios siempre tuvo a tiro de piedra a los Chacalotes, y a medida que avanzaba la pega, le iba recortando distancia y se metía mas a barlovento, hasta llegar a la altura de Muelle de Las Palmas, donde definitivamente se le mete a barlovento, teniendo perfectamente cuadrado a los de San Cristóbal y cruza en primer lugar la línea de llegada.

En la pega que enfrentó al Archipiélago y al San José, la patrona del Archipiélago, desde el mismo instante que se dio la salida, escenificó en el mar, que quería ganar esa regata, ya que salió muy pegada al San José, esta vez, con Pancho a la caña. En estos primeros instantes, los dos botes lucharon por ganar el barlovento, ganando claramente esta posición de fuerza, los de las siete islas. Con el barlovento ganado, el Archipiélago solo tenía que mantener esta posición para tener muchas posibilidades de ganar la pega, mientras Pacho, desde sotavento, intentaba darle camino a su bote para compensar, con velocidad, el barlovento que habían ganado sus rivales. Pero esta vez poco pudieron hacer los de San José, ya que el Archipiélago, en el transcurso de los minutos, le iba sacando más barlovento y más ventaja y llegó con claridad en primer puesto.

Ya lo había dicho, que Antonio El Seiko saliendo delante es un duro rival, y no se lo puso nada fácil al Risco, en la pega que los enfrentaba, ya que cuando se dio la salida el Roque Nublo, cerró por completo la puerta de barlovento al Risco, dejándolo por unos instantes mas secos como una mojama. Pero supieron solventar esta circunstancia con rapidez, dándole camino por sotavento. Mientras, los de San Cristóbal, se quedaron apotalaos, en la misma salida, viendo con rabia, como el Risco les pasaba por sotavento y posteriormente los cruzaban, colocándose delante y barlovento. Cuando el Roque Nublo pudo arrancar su bote, ya era demasiado tarde, y solo un contratiempo, podía evitar que el Risco ganara los tres puntos en liza. Quizás, y solo quizás, se hubiera visto otra regata, si el amigo Seiko, hubiera podido darle camino a su bote, pero esa, es otra historia.

La pega entre el Minerva y el Agüimes, fue también otra de las pegas mas reñidas de la jornada, que se vino a resolver, como otras tantas, en el mismo Muelle de Las Palmas. Ambos botes salieron bien del túnel, con un Agüimes con un poco mas de velocidad y bolina, que se colocaba a barlovento desde los instantes iniciales y que no perdía en ningún momento la estela de La Escoba. El Minerva intentaba zafarse, como podía, de la presión que le estaba metiendo los Lagartos, que minuto a minuto, le iba recortando distancia y ya notaba su aliento en su popa. Tanto es así que, a la altura misma del Muelle Deportivo, y en ese punto, el Agüimes ya era claro ganador de pega, pero como dicen los entendidos, las regatas se ganan al final, y una fuerte racha de viento que dio primero a La Escoba, hizo que estos cogieran media bucha y que resolvieron con mucha profesionalidad, pero esta misma racha, dio de igual forma al Agüimes, que vieron venir, como el que ve amanecer, pero no supieron resolver esta circunstancia con agilidad y prontitud, y se le llenó el bote de agua. Aquí se terminó una regata, que en ese mismo momento Los Lagartos, ganaban con claridad. Al final el Minerva se llevó los tres puntos en juego mientras que al Agüimes le embargaba la impotencia, la rabia y la desilusión pero también con el ánimo y la entereza de haber hecho un buen trabajo, sabiendo que tienen bote y tripulación para tutear a los mejores. Mi enhorabuena.

Dicen que no hay enemigo chico, y en Vela Latina, ese adagio, en algunas ocasiones, se pone de manifiesto. Y la ocasión fue la pega entre el Guanche y el Catalina. Una pega, que desde el principio el Catalina controló poniéndose a barlovento y abriendo tanta calle, que todos los aficionados no se lo podían creer, y en todos los tramos de la regata, en Cardoso, en el Castillo y en la Lady Harimaguada, el Catalina iba por delante claramente. Pero el Guanche, con Yeye a la caña, se la jugó a una carta, y esa carta era la velocidad de su bote, y desde los primeros instantes empezó a abrir válvulas, y poco a poco se fue yendo hacia delante siempre a sotavento, hasta que a la altura del Muelle de Las Palmas, el Guanche vira hacia tierra, cruzando por la proa, con mucha distancia, al Catalina, para colocarse delante y barlovento. A partir de aquí, los del Barranquillo, respiraron, ya que la mayor parte de la regata, estuvieron conteniendo la respiración y al final se llevaron unos tres puntos muy importantes para seguir optando al campeonato.

La pega entre el Polivela y el Porteño, fue también una regata reñida, ya el Polivela, no se lo puso nada fácil al Loro. En los primeros instantes del la pega el Polivela controló a su rival desde barlovento, pero el Porteño, con David a la caña, a medida que corría el reloj, se iba hacia delante por sotavento, dándole camino a su bote. Y fruto de este buen andar, se fue yendo poco a poco hacia delante y poco a poco cruzando, hasta que logró colocarse a barlovento de sus rivales. A partir de ese momento el Loro solo tenía que controlar a Polivela y así lo hizo, llevándose unos puntos muy importantes después de una regata muy trabajada.

El Tara tenía un duro rival la cuarta jornada, y no era otro que el Arenales, que ya desde los primeros instantes puso los cimientos para ganar esa regata, ya que se colocó claramente a barlovento y no abandonó hasta que cruzó la línea de llegada. Comentar que vimos un Tara mas sosegado, con un buen caminar y que sigue afianzado la corta experiencia de sus todos sus tripulantes.

El Morales se las vio y se las deseó para vencer al Guerra del Rio, ya que si no es, por la trabucada del Bardino, a la altura del Muelle de Las Palmas, hubiera puesto en un serio aprieto a los de San José. Comenzó la pega con el Guerra controlando la posición de Barlovento y el Morales intentando cerrar la calle que le había abierto el Bardino, pero estos seguían controlando esta posición con claridad. Ya avanzada la pega, a la altura del Muelle de Las Palmas, la mala suerte se cebó de lleno con el Guerra, ya que después de una fuerte racha de viento, no pudieron hacer nada para que se bote se fuera a pasear al Patio de los Cangrejos. Pero emulando la gallardía, la valentía y el pundonor del Can que tienen como emblema en su proa, levantaron el bote y terminaron su regata, cuando perfectamente podían haberse retirado. Estos gestos, y no otros, son los que engrandecen a nuestro deporte.

La pega entre el Sestiba y el Castillo, tuvo poca historia, ya que desde los mismos inicios se vio con claridad manifiesta, que los de San Cristóbal tenían poco que hacer frente a los del Puerto que fueron durante toda la regata muy superiores a su rival.