04 abril 2014

La llamé taxi



La llamé Taxi porque siempre me la encontraba en la parada. Nos mirábamos furtivamente, a veces, me sonreía y terminé enamorándome en silencio.
Un día dejé de verla sin saber porqué. 
Después de unos meses la encontré en la sala de espera de mi bufete.
Cuando la recibí, me preguntó:
—¿Nos conocemos?
Le sonreí y le dije que sí. 
Le recordé nuestros encuentros matutinos y volvió a sonreír. Sí, se acordaba de mí, me dijo.
Le pregunté cuál era el motivo de su visita. Me contestó que quería divorciarse.
Entonces pensé que el destino era muy caprichoso y sonreí.

También en:

https://steemit.com/spanish/@moises-moran/los-caprichos-del-destino