19 diciembre 2009

Siempre nos gustó la sangre

Bicho gafoso de mierda. Estas, fueron las últimas palabras que oí después de recibir el golpe y perder el conocimiento. Todavía tenía el conocido sabor a sangre en mi boca, cuando recobré el sentido. Estaba tirado sobre la mesa, y sus palabras retumbaban en mi diminuto cerebro. Pero que equivocado estaba, volví a levantarme. Sin dudarlo, me dirigí hacia él, buscando su cuello, porque el olor a sangre me llamaba. Me acerqué sigilosamente, y le volví a chupar la sangre, porque a que nosotros, los mosquitos tigre, siempre nos gustó la sangre, aunque perdamos la vida en ello.