12 julio 2011

Fusilamiento

Tú eres la muerte, esa que se ríe, oculta tras los oscuros cañones de los rifles de la intolerancia. Tú, que te pavoneas, como una meretriz, en la corte de los cobardes. A ti, ahora, cuando el filo frío del cuchillo me presiona la garganta y las balas del odio me amenazan con derramar mis sesos en el barro, te digo que no te tengo miedo ni a tus garras ni a tus dentelladas.

¡Acaba conmigo! Moriré de pie, mirándote a los ojos, sin derramar una lágrima de desesperación, esperándote porque nunca los tuyos lograron ponerme de rodillas.