08 mayo 2019

La espera, desespera.

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Historias de ayer. La bala


Fuente
Hubo una época en que estuvo muy de moda usar las balas para confeccionar colgantes. No recuerdo cómo, pero una bala cayó en mis manos y pensé que podía hacer un colgante con ella. La bala era pequeña, no recuerdo el calibre porque tampoco me interesaba. Estuve algún tiempo buscando la forma de hacer el colgante; en aquella época no había tutoriales de Youtube.
Intenté quitar el casquillo con unas tenazas, pero no pude, así que pensé que poniéndola al fuego, sería más fácil hacerlo. Con que me puse a la tarea de hacer una hoguera en el descampado que había detrás de mi calle. Yo pensé que la bala no tenía pólvora, así que cogí una verguilla y amarré la bala. Cuando el fuego estaba en su mayor apogeo, coloqué la bala en él y esperé.
Al poco, sentí una explosión que me dejó paralizado y los restos de la hoguera salieron volando por todos lados y yo con el mayor susto de mi corta vida.
Sí, la bala estaba cargada de pólvora. Gracias a que la había colocado con la punta hacia abajo, porque si la hubiera puesto hacia arriba, no sé qué hubiera pasado.
Después del susto inicial y de quitar las brasas que quedaban, encontré el casquillo atado a la verguilla, pero no había rastro de la bala. No desistí y seguí buscando hasta que la encontré. Volví a hacer la hoguera, até la bala a la verguilla y la puse al fuego, con la seguridad de que esta vez no detonaría.
El fuego derritió el plomo que había en la bala y, con mucho cuidado, le puse un trozo de alambre. Al final tuve mi colgante y una experiencia que nunca olvidaré.