08 noviembre 2015

¿Qué he visto? Nada entre la luna y yo de Victoria Oramas


Ayer fui al teatro a ver la obra teatral Nada entre la luna y yo de Victoria Oramas con la que la autora ganó XV edición del Premio Internacional de Teatro Domingo Pérez Minik, una obra producida por la compañía canaria de repertorio 2RC Teatro y dirigida por Romina R. Medina.

LA PUESTA EN ESCENA

Como siempre, me acerco al teatro sin haber leído nada sobre la obra, me gusta acercarme así, desnudo, para intentar captar, al máximo, qué me quiere contar la obra en su conjunto.
Lo primero que me llamó la atención fue la sobriedad de la puesta en escena, con un escenario con dos sillas, una mesa con bebidas y el escenario cubierto de hojas secas, un mensaje simbólico para el espectador, diciéndole que ahí lo más importante sería la historia que iba a ser representada. Y así fue. Un escenario que se transformaba, sutilmente, solo por los juegos de luces y los efectos multimedia.

LAS ACTRICES

Blanca Rodríguez da vida a Vera y  Nati Vera encarna a Lilia. Las dos actrices estuvieron sublimes en sus interpretaciones, transmitiendo, en todo momento, la fuerza y el conflicto que se desprende del texto de Victoria Oramas. Blanca se trasmuta y se mete de lleno en el papel de una mujer al que le quedan muy pocas horas de vida y Nati interpreta, a la perfección, a una joven enamorada que no quiere perder, por nada del mundo, el amor de Vera.

LA DIRECCIÓN

Me imagino que dirigir un texto como el de Victoria Oramas debe ser una gozada y al mismo tiempo un reto. Una gozada porque es un texto con los pies en la tierra, con un conflicto que no es simbólico, sino real como la vida misma y un reto porque hay que caminar con pies de plomo para escenificar lo estrictamente necesario, que la obra no se te vaya de las manos y se pierda en un drama sensiblero que no tenga fin.
En este caso, Romina R. Medina, supo equilibrar esos dos puntos antedichos, tener los pies en el suelo y transmitir lo que dice el texto de la dramaturga.

EL TEXTO

Nada entre la luna y yo de Victoria Oramas es un texto de los que me gustan, esos que no se andan con rodeos simbólicos y que nos cuentan la vida tal cual es, a pesar de la dureza del tema que trata. 
En esta obra, Victoria trata dos temas universales; el amor y la muerte. Los sube al escenario y los enfrenta, creando un conflicto que solo tendrá una solución, que muchas veces no es el que uno espera. El amor y la muerte se respiran encima del escenario, se sienten y se transmiten por las dos actrices. 


SINOPSIS

Nada entre la luna y yo habla del deseo y de lo que hay que dejar marchar, de la vida, de la muerte, del amor tremendo, de la resignación, de lo divino y de las almas que se reconocen sin tiempo y sin medida, desde la Italia de los Medici, donde Miguel Ángel trazaba a carboncillo el cuerpo de Tomasso, hasta el salón de una casa, de cualquier casa, donde dos personas se trazan la una a la otra, buscando su medida y su tiempo. Para mí ya no existe el tiempo, sólo existe el dolor, dice Victoria Oramas en boca de una de sus protagonistas, que nos presenta una temática todavía tabú en la mayoría de países: la eutanasia. Una enfermedad terminal y una relación de amor, la muerte cuando alguien entiende el sufrimiento de la persona a quien ama.


FICHA ARTÍSTICA

Intérpretes: Nati Vera (Lilia ) y Blanca Rodríguez (Vera)

FICHA TÉCNICA

Directora: Romina R. Medina
Escenografía: Lourdes Rojas
Iluminación: Rafa Morán
Audiovisuales: Amaury Santana
Producción ejecutiva: Alexis Corujo
Producción: Cristina Hernández
Fotografía: Gustavo Martín
Compañía de Repertorio 2RC: Rafa Rodríguez