14 noviembre 2018

Nudo corredizo


Llegó a su casa temprano y bajó al garaje. Cogió la cuerda que había comprado el día anterior. La tomó por un extremo y le hizo un nudo corredizo. Comprobó que funcionaba. Luego pilló la banqueta, se subió con la cuerda y la ató a la viga central que cruzaba el garaje de lado a lado. Probó la fortaleza del nudo dando tres tirones seguidos. Después se agarró del nudo corredizo con ambas manos y tiró la banqueta. Se quedó colgado durante unos instantes hasta que se soltó.
Miró la cuerda durante unos segundos y dejó la mente en blanco. Se giró. Fue hacia un rincón del garaje donde estaba el saco de boxeo que había comprado de segunda mano, lo agarró y, con mucho esfuerzo, lo enganchó en el nudo corredizo. Miró hacia el saco y sonrió. Pensó que ya era hora de retomar los entrenamientos de boxeo.
Fuente de las imágenes: Pixabay