26 octubre 2009

El cuarto oscuro


Ariel buscó el papel donde tenía anotado la dirección. Se puso sus gafas de cerca y se arrimó a una farola para ver con claridad el lugar exacto del pub «Encuentros». Después de caminar unos minutos, encontró la calle y buscó el número 33. Desde lejos pudo ver el Pub que estaba franqueado por un gran cartel luminoso y una gran bandera multicolor. En un primer acercamiento, pasó de largo mirando con el rabillo del ojo el ambiente que había en la puerta, en la que había, tres o cuatro chicos que hablaban y se reían abiertamente. Al llegar a la esquina de la calle, giró sobre si mismo y volvió a pasar por delante del pub. Unos de los chicos, que lo venía observando desde hacia unos minutos, le dijo:
-¡Guapo! ¡Qué no mordemos!
Justo en ese momento, Ariel se detuvo, se giró, miró al chico y sonrió. Volvió sobre sus pasos decidido a entrar en el pub. Cuando estaba en la puerta, el chico al que le había sonreído, le dijo:
-Guau, guau ¿Si quieres puedo ser tu perrito?
Él le volvió a sonreír, al tiempo que bajaba las escaleras. Al entrar, tuvo que esperar unos minutos hasta que sus ojos se fueran adaptando a la semioscuridad del local Gay. Cuando se habían acostumbrado a la penumbra, pudo ver todo el ambiente que crecía a sus alrededores, con cantidad de parejas abrazadas que se besaban y se acariciaban. En un primer instante, los nervios y el pudor de los años de silencio, lo atenazaron. Pidió un Whisky con dos piedras de hielo. Siguió observando todo ese mundo que estaba descubriendo, las miradas cómplices, los besos lejanos, las sonrisas intencionadas y las caricias furtivas.
Cuando el tercer Whisky estaba sobre la barra, el joven que había visto en la entrada se le acercó y el dijo:
-¿Qué? ¿Más tranquilo? ¿Es la primera vez?
-Sí, digamos que soy virgen en todos los sentidos -dijo, llevado en volandas por los efluvios del alcohol y el deseo.
-¿Virgen? ¡Madre del Amor Hermoso!
- ¿Hay cuarto oscuro?
-Sí, pillin, sí hay.
-Pues llévame.
-Sígueme, Santa Virgen del Armario .
Ariel lo siguió, atravesando todo la sala, observado por casi todos los presentes que sonrían a su paso. Llegaron a la entrada y el chico le dijo:
- Relájate y déjate llevar por los sentidos. Sobre todo no hagas nada que no quieras hacer. Sé tu mismo.
El chico se le acercó lo suficiente para ver el intenso azul de sus ojos y sin esperarlo, le dió un pico en los labios. En ese instante su cuerpo se estremeció como nunca lo había hecho y, sin pensarlo más, entró en el cuarto oscuro.
No veía nada, estaba en la oscuridad más absoluta. Su corazón empezó a palpitarle como un caballo desbocado, hasta que sintió el cálido roce de unos labios, la húmeda caricia de una lengua que buscaba la suya, una mano que jugaba con su cara y otras que le tocaban cada centímetro de su cuerpo. Dejó en libertad los deseos ocultos y se dejó llevar por aquel nuevo ser que llevaba dentro y que, por primera vez, veía la luz, una luz tan clara como el día.


También en:

https://steemit.com/spanish/@moises-moran/el-cuarto-oscuro

16 octubre 2009

La vecina del décimo noveno

Me acerqué a sus labios carnosos, los besé con pasión desesperada, mientras mis manos arrancaban su sujetador negro en busca de sus pezones tiernos, bajé hacia ellos y los acaricié. Ella, me miró, cogió mi cabeza y se la llevó a sus pechos, yo, como un sediento, los mordí, los besé, mientras gemía y me decía cosas en francés. Me arrodillé, levanté su minifalda y ella abrió lentamente sus piernas, invitándome a mojarme en los efluvios del placer. Acerqué mi boca, tanto, que pude sentir el calor del volcán que ardía entre sus piernas. Mis dedos, cual maestros de danza, bailaban al son de los movimientos de su cadera y mi lengua, no pudo resistirse a perderse en el rojo pasión de su entrepierna hasta que gritó de placer justo en el momento en que oímos un sonido inconfundible: habíamos llegado al decimonoveno piso en nuestro ascensor.

También en:

https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-vecina-del-decimo-noveno

15 octubre 2009

Portada de mi libro de relatos que verá próximamente la luz.


Esta es la portada de mi libro, que en próximas fechas verá la luz. Tengo previsto presentarlo en noviembre. Ya les comentaré la fecha.

07 octubre 2009

El olvido

Pasan los días como pasa la vida, y yo, aquí, sentado en el banco del olvido, veo pasar las caras de aquellos que ya no recuerdo, me saludan, pero no los reconozco, ya los he olvidado, se les pasó el tiempo mirándose en el espejo del ombligo. Todos se fueron, una mañana, y dejaron de ser, se convirtieron en las sombras de sus recuerdos que están impresas en las fotografías de la carcoma y en las cartas del ayer.

06 octubre 2009

La culpa

No quiero ser más el trovador de mi culpa, se me seca la garganta, la lengua se me cuartea como la tierra seca y el alma se me congela solo con pensarlo. Mi culpa nace después de la tormenta del descontrol que irrumpe, de no sé donde, y rompe en mil pedazos los cristales la paciencia. Atarme las manos y arrancarme la lengua para no ver los riachuelos cristalinos que nacen de tus ojos. Pero siempre llega la culpa y el arrepentimiento, de ese escorpión que llevo dentro, a quién quisiera seccionarle para siempre, el aguijón de su carácter.

04 octubre 2009

A Mercedes Sosa

Ya se perdió tu sonrisa en los mares, tu presencia en las tierras de este mundo, pero siempre nos quedará tu voz eterna.