14 enero 2019

El ojo de pez



Suelo sacar fotos de los grafitis que me encuentro porque me parecen un arte urbano que, en muchas ocasiones, es de una calidad indiscutible y nada tienen que envidiar al arte normalizado.
En este caso, este es uno de ellos. Desconozco si las manos amarillas formaban parte de él; creo que no, que las manos amarillas aparecieron con posterioridad. Lo bueno, es que respetaron el grafiti. No es la primera vez que me encuentro con algunos grafitis garabateados por otros que solo buscan destrozar este arte urbano.
Si nos detenemos a observar el grafiti nos percatamos de que el ojo se convierte, por momentos, en un gran pez que nos observa, con sus dos aletas, dorsal y caudal, que nos animan a dejarnos llevar por nuestra mirada, a navegar por los mares que nos ofrecen nuestros ojos, porque ellos son como los peces que buscan nuevos rumbos. Solo tenemos que dejarnos llevar por nuestros ojos y por nuestra mirada, buscar no solo en lo que tenemos delante, sino ir más allá y mirar lo que muchos ven, sin detenerse a disfrutar lo que el mundo les ofrece.
Fuente de las imágenes: Fotografía sacada con un Acer Liquid Z630