19 septiembre 2014

Hay que regresar, si se puede

Se levantó convencido de que tenía que regresar. Se vistió con su mejor traje, con sus mejores zapatos, con la corbata para las grandes ocasiones y se puso unas gotas del carísimo perfume. Se miró en el espejo y entonces comprendió que no valía la pena. Los muertos, muertos están.