04 septiembre 2018

Ni contigo ni sin ti

No puedes estar sin él. Lo tienes claro. Tuviste una oportunidad cuando te atropellaron y estuviste en coma inducido durante treinta y tres días. Sin embargo, cuando despertaste, no podías quitártelo de la cabeza. 
Y eso que él fue el culpable de que te atropellaran. Bueno, siendo justos, él no la tuvo; la culpa fue por tu maldita obsesión de estar siempre pendiente de él.
Lo hablamos en muchas ocasiones, ¿lo recuerdas? Que tenías que ponerte en tratamiento psicológico para deshacerte de su influencia, pero no atendías a razones. Todavía recuerdo tus palabras: 
es mi vida y no puedo estar sin él.
¿Tu vida? No lo entiendo. Muchas veces he pensado en tomar medidas más drásticas, como hacerlo desaparecer, borrarlo del mapa para siempre, pero sé que eso no sería la solución porque eres tú el que tiene que tomar esa decisión. Yo solo te puedo aconsejar.
Quizás la solución esté en desintoxicarte, poco a poco, plantear un plan de choque, hasta que consigas tener una relación sana, no esa relación tóxica y obsesiva que tienes con tu Smartphone. 
Recuerda que es una máquina, una herramienta para hacerte la vida más fácil, no un instrumento que te controle de la manera que lo hace. Recuerda que tuviste mucha suerte con el atropello y que no eres un puto gato.

 Fuente de la imagen: Pixabay