09 julio 2020

Puntualizaciones al presidente de la Vela Latina Canaria y protocolo de seguridad.



En el día de ayer, el presidente de la Federación de Vela Latina Canaria de Botes estuvo en el programa Bolineando que presenta Tino Cebral y nos intentó convencer de las bondades de su gestión, y de lo seguro que es navegar con el protocolo que se ha propuesto para comenzar la competición el día 1 de agosto de 2020.

Para comenzar, decirle al señor presidente de la Federación, Bernardo Salom, que muchos reconocemos la labor que han realizado, pero eso no quita para que no podamos opinar e, incluso, polemizar y estar en contra de alguna de sus actuaciones, faltaría más, porque todo no serán aplausos y, la crítica constructiva tiene que ser admitida y tener buena mandíbula para encajarla.

Los que estamos cuestionando el comienzo de la competición por la Covit-19, amamos a este deporte y llevamos años trabajando para y por la Vela Latina, porque, no se olvide, la Vela Latina lleva muchísimos años funcionando, y hemos llegado hasta aquí gracias al trabajo de mucha gente.

Por otro lado, también usted mencionó a que yo, Moisés Morán, organizó una entrega de trofeos sin contar con la autorización de la Federación ni con la autorización del Minerva.

Cierto es que no solicitamos la autorización a la Federación, porque pensábamos que, al estar en Fase III, no era necesario, ya que nos podíamos reunir hasta veinte personas y ese día no éramos más de quince.

Respecto a que no contábamos con la autorización de la Junta Directiva del Minerva, recordarle que no fue Moisés Morán el que organizó el Memorial Manuel Cabrera Virtual, fue el Minerva y, por tanto, la entrega la organizó el Minerva y, que dicha Junta Directiva, nos dio carta blanca para organizarnos como estimáramos conveniente y eso hicimos. Es más, en el comité organizador del memorial había cuatro miembros de la Junta Directiva del Minerva y dos miembros más del club, por tanto, contábamos con el respaldo del club para realizar esa entrega de trofeos cuando y donde estimásemos conveniente. Que algún miembro de la junta no estuviera al tanto del día a día, no era una cuestión que nosotros controlásemos y si había algún inconveniente, solo se tenía que haber planteado en tiempo y forma, pero eso no se hizo.

Y este tema, el del Minerva, es un asunto que el señor presidente saca a la luz porque sabe que es mi debilidad, y lo utiliza para atacarme a mí, pero se olvida que, al mismo tiempo, también ataca al club porque ese acto lo organizó el Minerva, no la República Independiente del Minerva.

Aclaradas estas cuestiones, vamos a lo que importa, que no es otra cosa que el Plan de contingencia que quieren implantar para poder comenzar la temporada 2020. Un protocolo que está muy bien para mantener el control sanitario dentro de las instalaciones, con unas medidas necesarias para evitar los contagios entre los tripulantes y las personas que están en ellas. Hasta ahí todo bien, pero parece que cuando los tripulantes bajan la escalera para subir a los botes, van a entrar en otra dimensión, en un mundo paralelo donde la Covit-19 no existe, porque todo el protocolo que se ha mantenido en la base náutica desaparece por completo porque ya no habrá distancia de seguridad ni será obligatorio llevar mascarillas.
Quién ha subido a un bote, sabe que el contacto entre tripulantes es constante y la distancia de seguridad es inexistente.

La normativa es clara en ese asunto, «Si por las características de la actividad no es posible mantener la distancia de seguridad ni el uso de mascarilla, por ejemplo, en deportes de equipo, se intentará evitar el contacto físico directo y se organizará la actividad para que los usuarios formen un grupo estable e identificado en todas las ocasiones (equipo) evitando su contacto con otros grupos» (Art.- 3.13. Punto 5-b. Resolución de 19 de junio de 2020 del Gobierno de Canarias.)

Los que conocemos este deporte, sabemos que en un bote no se podrá evitar el contacto físico directo, como dice la normativa y el contacto será directo durante más de una hora y media, sumando la llegada al túnel y el tiempo de la regata propiamente dicho.

Es más, en el Plan de contingencia para la prevención del contagio del covid-19 que plantea la Federación, no se habla de las medidas específicas a tomar dentro del bote, solo se dice esto: «En el caso concreto de la navegación en el bote y atendiendo al seguimiento del estado de salud de los deportistas que deben hacer los clubes el uso de la mascarilla no será obligatorio». Todo un protocolo para comentar solo esto de la seguridad dentro de un bote, ¿por qué? Porque no hay protocolo que sostenga la seguridad dentro de una embarcación de esas dimensiones, (6,55 m de eslora, 2,37 m de manga), ni de los tripulantes que van en él, 11 o 12 como media, donde se navega hombro con hombro durante más de dos horas.

Por otra parte, en mi opinión, el empecinamiento de la Federación, con su presidente a la cabeza, de comenzar la competición el día 1 de agosto tiene un fundamento económico que puede poner en peligro la viabilidad de la Federación en la actual temporada y quizás en la siguiente y no la idea romántica, que se dice, de mantener la tradición de la Vela Latina Canaria.

Ese es quid de la cuestión, no es otra, una cuestión presupuestaria, que se está poniendo por encima de la salud de los deportistas, por mucho que se quiera enmascarar con otras cuestiones.
Espero que los presidentes de los clubes sepan calibrar el peso de las cuestiones que se plantean, la cuestión económica y la cuestión de salud, ¿qué es más importante?

Yo lo tengo muy claro, la salud es lo más importante, la economía se puede resolver con mucha mano izquierda y con negociaciones al más alto nivel porque si decidimos no navegar, no es porque no queramos, es que hay un asunto muy preocupante de seguridad sanitaria.







La felicidad de los pequeños momentos



El amor le llegó de forma inesperada, cuando solo esperaba pasar sus días con su perra Molly y vivir con los retazos de felicidad que le entregaba su vida anodina. Sin embargo, la vida le mostró que ahí seguía, cuando se la encontró sentada en un banco del parque leyendo. El corazón le palpitó y sintió un escalofrío al sentarse junto a ella. Él no le dijo nada. A la mañana siguiente volvió y se sentó a su lado sin decir nada. Así pasaron muchos años, en silencio, porque, a veces, la felicidad está en los pequeños momentos.