Nadie discute que las Ferias de los
Libros son escaparates perfectos para los libreros, editores y escritores. Un
encuentro del mundo de los libros con la ciudadanía que participa de su
desarrollo.
Desde siempre las ferias se han
celebrado en espacios abiertos, en el centro de las ciudades, para acercarlas
de una forma efectiva al público en general, convirtiéndose en el evento
cultural más importante durante las semanas de su celebración.
Porque en las ferias de los libros,
no solo se compran libros, también se hace cultura, porque al tiempo que se
venden libros, se realizan presentaciones de novelas, se leen cuentos, se
recita poesía, se hace teatro, se toca música, se hace radio, se hacen talleres
para niños y adultos, se realizan conferencias y cursos y se debate sobre el
pasado, presente y futuro del libro. En definitiva, se crea cultura.
Nos cuenta el blog «El Escobillón» que el director general de Cooperación y Patrimonio Cultural del
Gobierno de Canarias, Aurelio González González, les ha comunicado
a las asociaciones de libreros, que las Ferias del Libro de ambas capitales
canarias, se trasladan a los recintos feriales de esas dos ciudades, porque no
hay dinero para mantenerlas en su ubicación natural, el Parque San Telmo, en
Las Palmas de Gran Canaria y en el Parque García Sanabria, en Santa Cruz de
Tenerife.
Si al final se confirma este traslado, será la puntilla que aniquile para
siempre la celebración de las Ferias del Libro en Canarias, porque ahí solo nos
vamos a ver las caras los fervientes amantes de la literatura, nadie más. El
cordial encuentro del mundo de libros con los ciudadanos se extinguirá para
siempre.
El Gobierno de Canarias nos quiere dar otra «puñalada» al mundo de las
letras —ya lo hizo con la eliminación de la Dirección General
del Libro y la eliminación de los programas de fomento de la lectura— con la
excusa de que no hay dinero. Dinero hay, el problema es que se destinan a otras
partidas «políticamente más rentables», olvidando que estas ferias se
convierten en un polo de atracción cultural, tanto en Parque San Telmo como en
el Parque García Sanabria, en los que se transpira cultura en los días en se
desarrollan.
Las Ferias de los Libros tienen que celebrarse en recintos abiertos, en
las plazas y parques, como siempre se ha hecho, que son lugares de encuentro y
de paso naturales, y no enclaustrándolos en recintos cerrados que son una
barrera insalvable para la ciudadanía.
Espero que los responsables del Gobierno de Canarias entren en razón y
mantengan la celebración de la Feria del Libro en su ubicación natural.
Inadmisible. Por cierto: por Triana había un cochecito flamante de la llamada Policía Canaria, y varios agentes charlando animadamente con otros de la Policía Nacional. Para esa caca sí hay dinero, para los médicos, los profesores y la cultura nada. Llevar la feria a Infecar, en efecto, es darle la puntilla Inadmisible
ResponderEliminarA mí me sorprende la idea del cambio. No sé si son motivos economicistas o políticos. De cualquier manera a eso se le solía llamar "alcaldada". Quizá cuando cierra calles, aceras y hasta partes de playa para conseguir que alguien venda más bicicletas o para hacerse campañas populistas, entonces a eso lo llaman amor por el deporte, por los espacios abiertos, por entregar la calle y las zonas comunes al pueblo. Pero..., la cultura es otra cosa para ellos. Seguro que ni mirando el significado de esa palabra en un diccionario conseguirán entenderlo. Gracias a Luis León Barreto por implicarse en estas cuestiones. Gracias, Moisés. Adolfo García.
ResponderEliminarTriste, bastante triste.
ResponderEliminarEspero y deseo que las autoridades competentes reflexionen y que la Feria del Libro se convierta en un encuentro festivo, casi mágico, que es lo que debe ser. Pero ubicada donde siempre, en San Telmo, en Mesa López o en Triana, en un lugar de fácil acceso para todos.