Bicho gafoso de mierda. Estas, fueron las últimas palabras que oí después de recibir el golpe y perder el conocimiento. Todavía tenía el conocido sabor a sangre en mi boca, cuando recobré el sentido. Estaba tirado sobre la mesa, y sus palabras retumbaban en mi diminuto cerebro. Pero que equivocado estaba, volví a levantarme. Sin dudarlo, me dirigí hacia él, buscando su cuello, porque el olor a sangre me llamaba. Me acerqué sigilosamente, y le volví a chupar la sangre, porque a que nosotros, los mosquitos tigre, siempre nos gustó la sangre, aunque perdamos la vida en ello.19 diciembre 2009
Siempre nos gustó la sangre
Bicho gafoso de mierda. Estas, fueron las últimas palabras que oí después de recibir el golpe y perder el conocimiento. Todavía tenía el conocido sabor a sangre en mi boca, cuando recobré el sentido. Estaba tirado sobre la mesa, y sus palabras retumbaban en mi diminuto cerebro. Pero que equivocado estaba, volví a levantarme. Sin dudarlo, me dirigí hacia él, buscando su cuello, porque el olor a sangre me llamaba. Me acerqué sigilosamente, y le volví a chupar la sangre, porque a que nosotros, los mosquitos tigre, siempre nos gustó la sangre, aunque perdamos la vida en ello.
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