08 septiembre 2025

Dos propuestas para enriquecer la vela latina canaria de botes


No cabe duda de que la vela latina es tradición, historia y pasión marinera, pero también es competición. Y como todo deporte vivo, necesita adaptarse para seguir en la brecha, porque todos sabemos en qué punto estamos, en un punto de inflexión que determinará nuestro futuro como deporte. Hoy pongo sobre la mesa dos propuestas que, desde mi punto de vista, podrían mejorar tanto la igualdad como el espectáculo: la reducción del tamaño de las velas a 12 metros y la introducción de balizas intermedias en las regatas del campeonato.

La vela de 12 metros: igualdad, espectáculo y futuro

Esta propuesta ya se ha planteado en el pasado, como hizo en su momento Israel Cabrera, patrón del Minerva. En la actualidad, muchos botes navegan con velas de 12,50, 12,80, 13, 13,20 o 13,25 metros. En condiciones de viento fuerte, algunos botes, si cuentan con tripulaciones pesadas, pueden aguantar 13,20 e incluso 13,25 y después aprovechar la ventaja cuando el viento baja en la recta final, mientras sus contrincantes, con velas de menor tamaño, ya han cedido terreno. Esto rompe el equilibrio entre botes y distorsiona la competición.

Nuestro deporte resulta una excepción dentro del panorama de los deportes de equipo. Cuando entran en juego elementos externos al esfuerzo humano, casi todas las disciplinas tienden a la uniformidad en las medidas para evitar ventajas competitivas. Ahí están ejemplos claros: en la Fórmula1, todos los coches compiten bajo un mismo reglamento técnico que limita dimensiones, aerodinámica y potencia del motor; en el fútbol todos juegan con el mismo balón y con porterías de medidas idénticas; en el baloncesto, lo mismo con el tamaño del balón y la altura de los aros.

Y en la vela de otras modalidades ocurre igual: existen reglas muy estrictas que fijan las dimensiones de la vela, del casco o del aparejo, de manera que todos los barcos compiten bajo las mismas condiciones. La diferencia la marcan la estrategia de regata, la lectura del viento y la pericia de los tripulantes, no el material.

En cambio, en la vela latina canaria de botes, pese a contar con un reglamento estricto en muchos aspectos, que limitan las dimensiones del casco, de palos y palancas, etc., todavía no existe esa uniformidad en algo tan decisivo para la competición como el tamaño de la vela. Y eso, como mínimo, es una anomalía que conviene repensar y reconsiderar.

La propuesta de fijar velas de 12 metros traería consigo varios beneficios:

Igualdad en la competición: la ventaja competitiva ya no estaría en el tamaño de la vela, sino en la estrategia de regata del patrón, en la puesta a punto del bote y en la capacidad de la tripulación para ejecutar con precisión las maniobras a lo largo de la pega.

Competición más rica y espectacular: al eliminar la ventaja de las velas grandes, los botes se enfrentan en condiciones más igualitarias. Esto eleva la exigencia táctica, multiplica las posibilidades de lucha en el agua y mantiene la emoción hasta el final, lo que se traduce en un espectáculo mucho más atractivo.

Mayor control con viento fuerte y más continuidad en el calendario: los botes responden mejor en condiciones de viento duro y, gracias a ello, se reducirían los aplazamientos de las regatas. Con estas velas podrían soportar vientos de hasta 20 o 25 nudos, lo que aporta estabilidad a los aficionados, facilita la cobertura mediática y evita constantes reajustes en el calendario que tantas veces obligan a competir en domingos adicionales, con lo perjudicial que eso resulta para la conciliación familiar.

Navegación más equilibrada y mayor seguridad: menor escora y mayor estabilidad, lo que facilita repiquetes más rápidos y reduce la exigencia sobre el aparejo —alargando la vida del material—. Esto incrementa la competitividad, ya que los botes y sus tripulaciones estarían menos condicionados por el viento fuerte y podrían centrarse más en la táctica y la lucha directa. Además, con velas más pequeñas se reduciría el riesgo de trabucadas, con lo que ello implica en la seguridad de los tripulantes y en la prevención de accidentes.

Menor número de tripulantes y apertura a nuevos perfiles: en lugar de necesitar 11 o 12 tripulantes en vientos medios, bastaría con 9 o 10, lo que facilita la organización de los equipos. Hoy predominan fenotipos muy pesados, con regatistas que suelen estar entre los 80 y más de 100 kilos, necesarios para aguantar velas grandes. Con una vela más reducida, no sería imprescindible reunir tanto peso a bordo, lo que abriría la puerta a tripulaciones más variadas, menos condicionadas por la corpulencia y más centradas en la técnica, la agilidad y la coordinación. Este cambio podría dar entrada a nuevos tripulantes que hasta ahora no encajaban en ese modelo físico y, además, potenciar la cantera al facilitar la incorporación de jóvenes en formación.

Impulso a la integración femenina: la reducción del tamaño de la vela supondría una exigencia física menor y menos necesidad de peso a bordo, lo que facilitaría la incorporación de mujeres a las tripulaciones. Este cambio ampliaría la base de participación y garantizaría mayor continuidad a proyectos como el Tara del Mar, que este año se vio obligado a retirarse por falta de tripulantes.

Reducción de costes globales: una vela más pequeña no solo abarata su confección, también reduce el desgaste de palos, palancas y herrajes, así como el coste de mantenimiento. Al disminuir el riesgo de trabucadas, se evitarían roturas de velas, palos, palancas y estayes, con el consiguiente ahorro económico y mayor durabilidad del material. A esto se suma la reducción en la confección de sacos para el lastre y de plomos para el lastre fijo. Además, la menor superficie de vela conllevaría palos y palancas más pequeños, más fáciles de manejar y más baratos de fabricar y mantener. Todo ello haría más accesible la participación a clubes con menos recursos.

Mayor sostenibilidad deportiva: menos necesidad de fabricar aparejos sobredimensionados implica un menor consumo de materiales y un impacto ambiental más bajo, un punto cada vez más valorado en todos los deportes. Además, esta apuesta por la sostenibilidad podría atraer a nuevos patrocinadores, sensibles a vincular su imagen con prácticas más responsables y modernas..


2. Balizas intermedias: más emoción en el campeonato

Además del tamaño de vela, el campeonato de vela latina también podría enriquecerse con una modificación en su formato: la introducción de balizas intermedias en determinadas jornadas. Sé que se trata de una propuesta que rompe con lo que se ha hecho durante muchos años, pero en realidad lo que plantea es una combinación de dos fórmulas ya existentes: el Campeonato y los Concursos. En este caso concreto, sería una especie de mezcla entre el Campeonato Provincial de Botes de Vela Latina de Gran Canaria y la Copa del Cabildo de Gran Canaria, aprovechando lo mejor de cada uno para darle más emoción al formato.

La idea sería colocar una baliza en
Cardoso y otra en la Fuente Luminosa. Incluso podría añadirse una tercera en mitad del campo de regatas, aunque con esas dos ya se generarían novedades interesantes. Estas balizas se usarían solo en la mitad de las jornadas, sorteadas para mantener la justicia en la competición. Podría plantearse, además, una introducción experimental para la próxima temporada, con 3 o 4 jornadas en esta modalidad, a modo de prueba, para evaluar los resultados y la acogida entre patrones, tripulaciones y aficionados.

Ventajas de este formato:

La competición se acerca al público: con la introducción de balizas intermedias en tierra, los botes tendrían que acercarse mucho más a la costa para tomar esas referencias, tal y como ocurre en los concursos. Esto, de entrada, genera un mayor atractivo para el aficionado, que puede seguir la acción desde la avenida o el muelle sin necesidad de prismáticos ni embarcaciones de apoyo.

Además, acerca la vela latina a un escenario urbano y cotidiano: el público que pasea por la zona se topa con la competición de manera directa, lo que facilita que personas ajenas al deporte puedan descubrirlo y engancharse. El hecho de ver de cerca las maniobras, las viradas y las tensiones en torno a la baliza convierte la regata en un espectáculo mucho más comprensible y emocionante para cualquier espectador.

No es solo cuestión de visibilidad: acercar los botes a tierra también refuerza el vínculo entre el deporte y la ciudad, poniendo en valor que la vela latina es parte de la identidad cultural de Las Palmas de Gran Canaria. Así, el campeonato no se vive únicamente en el mar, sino que se siente también desde la costa, integrando a la comunidad alrededor del deporte.

Aumenta la estrategia de los patrones: la inclusión de balizas intermedias introduce dos nuevos puntos de incertidumbre en la regata. Cada patrón tendría que decidir no solo cómo salir o cómo defender la posición inicial, sino también qué recorrido trazar hasta la baliza, en qué momento arriesgar y cuándo protegerse del rival. Esto abre un abanico de posibilidades tácticas: marcar de cerca al contrario, forzarlo a un error en la toma de la baliza, o buscar un ángulo distinto para aprovechar mejor el viento.

Con estas variables, la regata deja de ser lineal y predecible para convertirse en una partida de ajedrez sobre el mar, donde cada movimiento cuenta. La ventaja de salir delante ya no sería tan determinante: un mal cálculo en la aproximación o una maniobra tardía en la baliza podría dar al rival la oportunidad de ponerse por delante. En definitiva, el protagonismo pasaría más al talento del patrón y su capacidad de leer el campo de regata, lo que haría que cada jornada fuese distinta y con emoción hasta el final.

Crece la emoción del espectáculo: con la introducción de balizas intermedias, salir delante deja de ser tan determinante. Hasta ahora, el bote que sale delante cuenta con una ventaja clara, limitando las opciones de su rival. Con este nuevo formato, esa superioridad inicial se relativiza: cada baliza se convierte en un punto de inflexión donde la precisión de la maniobra y la lectura del viento pueden cambiar el orden de la regata.

Esto significa que ya no basta con salir delante. Los botes que partan desde atrás tienen más oportunidades de remontar, porque pueden aprovechar un fallo en la toma de baliza del rival o una mejor elección de ángulo. El espectáculo crece precisamente por eso: el desenlace no está escrito desde la salida, sino que se construye hasta el último momento, manteniendo la emoción viva en el agua y en tierra.

Se da más peso a la táctica y a la maniobra, no solo a la fuerza física de la tripulación. En el formato actual, la capacidad de aguantar velas grandes depende en buena medida del peso y la fuerza de la tripulación. Eso provoca que muchas veces la ventaja venga marcada por la corpulencia de los tripulantes más que por la destreza en el manejo del bote. Con la reducción del tamaño de la vela y la introducción de balizas intermedias, esa relación se equilibra: el éxito ya no dependería tanto de contar con once o doce tripulantes pesados, sino de la calidad de las decisiones tácticas del patrón y de la precisión técnica de quienes ejecutan las maniobras.

Este cambio da valor a aspectos como la rapidez en las viradas, la coordinación en las maniobras y la lectura del campo de regata, que pasan a ser factores decisivos para alcanzar la victoria. En un escenario así, un bote con menos peso pero con una tripulación bien entrenada y disciplinada puede competir de tú a tú con otro que antes lo superaba en otros aspectos. Se premia la inteligencia en el agua y la preparación en los entrenamientos, lo que eleva el nivel deportivo del campeonato y genera un espectáculo más justo y atractivo para todos.

Las regatas se vuelven más atractivas para el espectador nuevo, con referencias claras y momentos clave fáciles de seguir. Uno de los grandes retos de la vela latina es que, para quien no está familiarizado, puede resultar difícil entender qué está pasando en el agua. Al no haber balizas intermedias, la pega se reduce a un duelo de dos botes que avanzan mar adentro y regresan, lo que para el ojo no entrenado puede parecer monótono o poco claro. Con la introducción de balizas en tierra y puntos intermedios, la regata gana dinamismo y referencias visuales que cualquiera puede identificar desde la costa: se ve con claridad cuándo un bote entra mejor a la baliza, cuándo falla en la maniobra o cuándo aprovecha un cambio de viento.

De esta manera, cada baliza se convierte en un momento clave que marca la narrativa de la competición, casi como los “puntos calientes” de otros deportes: un penalti en el fútbol, un saque decisivo en el tenis o una curva complicada en la Fórmula 1. Eso facilita que el público nuevo entienda la emoción y se enganche al desarrollo de la regata, porque puede anticipar qué está en juego en cada maniobra. Al hacerlo más accesible, se amplía la base de aficionados y se fortalece la proyección de la vela latina como espectáculo deportivo

Se abre la posibilidad de reorganizar los concursos: la introducción de balizas intermedias en el campeonato también permitiría replantear el calendario general de la vela latina. Al contar con jornadas con un formato más dinámico y atractivo, se podría reducir el número de concursos oficiales, evitando la saturación del calendario y concentrando esfuerzos en pruebas con mayor repercusión y calidad deportiva.

Al mismo tiempo, los concursos que quedaran fuera del formato oficial podrían integrarse dentro de las propias jornadas del campeonato bajo nuevas denominaciones, lo que aportaría variedad y frescura al desarrollo de la temporada. Esto no significaría restar espacio a los concursos tradicionales, sino darles un nuevo marco en el que convivieran con el campeonato, modernizando la competición y haciéndola más atractiva tanto para los participantes como para el público.

Un futuro más justo y atractivo

La vela latina está en un momento en el que necesita reflexionar sobre su futuro. La vela de 12 metros podría aportar igualdad real, más seguridad y un acceso más amplio a tripulaciones diversas, mientras que las balizas intermedias abrirían el juego táctico y multiplicarían el espectáculo.

No se trata de romper con la tradición, sino de adaptarla para que siga viva y con proyección. La cuestión está en cómo queremos que evolucione nuestro deporte: ¿seguir apostando por un modelo donde las diferencias las marque el tamaño de la vela y la salida inicial, o dar el paso hacia una competición más táctica, igualada y atractiva para todos?

La vela latina canaria merece este debate. El mar, el viento y la pericia de quienes navegan deberían ser los verdaderos protagonistas. Quizás ha llegado el momento de decidir si estas propuestas pueden ser el camino para lograrlo.

 

 





22 agosto 2025

Aniquilar el mañana: la estrategia criminal contra la infancia palestina

Photograph: Anadolu/Getty Images

Un niño no debería ser un objetivo militar. No debería serlo nunca, en ninguna parte del mundo. Y, sin embargo, en Gaza, los niños son la primera línea del exterminio. Cada día sus nombres engrosan listas que ya desbordan cualquier capacidad de memoria: bebés, escolares, adolescentes que jamás llegarán a adultos. No son daños colaterales; son el plan para anaquilar el futuro en Gaza.

Hoy, el régimen mortífero se ha sofisticado: no solo lanza proyectiles contra la infancia, ahora también utiliza el hambre como arma. La ONU ha confirmado lo que ya veíamos, lo que ya dolía en cada mirada hambrienta: hambruna oficial en Gaza, afectando a más de medio millón de personas—y sin una tregua, esa cifra podría superar los 640 000 a finales de septiembre. 

No es una tragedia accidental. Es una brutal estrategia de borrado: se destruyen cultivos, molinos y hornos; se bloquea la ayuda y se estrangula el acceso a lo más básico. Todo para quebrar no solo vidas, sino la posibilidad de que esas vidas prosperen, se concreten en familias, en pueblo.

Incluso los propios datos del gobierno israelí, filtrados a la prensa internacional, lo confirman: más del 83 % de los muertos en Gaza son civiles. Entre ellos, una mayoría aplastante son mujeres y niños. ¿Casualidad? ¿Error de cálculo? No. Es una estrategia deliberada y macabra. Al eliminar a los más pequeños y a las madres, se arranca de raíz la posibilidad misma de un futuro palestino. Se intenta borrar no solo la vida presente, sino la que aún estaba por nacer.

En términos de víctimas civiles y de un asedio que destruye las condiciones mínimas de supervivencia, la magnitud ya es equiparable a crímenes masivos reconocidos: en Srebrenica (1995) fueron asesinados más de 8.000 varones bosniacos en apenas unos días; en Gaza, a 6 de agosto de 2025, se registran 61.158 palestinos muertos, incluidos 18.430 niños y 9.735 mujeres, en una campaña prolongada que combina bombardeos y hambre como arma. La estructura temporal es distinta (días frente a meses), pero el resultado sobre la población civil es de una brutalidad que ya no admite eufemismos

Esta política del gobierno de Netanyahu, impulsada por la lógica del colono, recuerda demasiado a las páginas más oscuras del siglo XX. Las similitudes con lo que hicieron los nazis con los judíos —su propio pueblo— son escalofriantes. El cerco, la persecución sistemática y la aniquilación planificada de una comunidad entera. Es como si, en un acto de perverso espejo histórico, quisieran repetir la misma historia a menor escala, aplicando contra los palestinos aquello que una vez condenaron al sufrimiento de su propia gente.

Frente a esta evidencia brutal, la respuesta internacional resulta casi insultante. Reconocer al Estado palestino, como han hecho España, Irlanda u otros países, es un gesto digno, sí, pero insuficiente. Las palabras no detienen bombas. Las declaraciones no alimentan estómagos vacíos. Mientras Europa, Inglaterra y Canadá se limitan a gestos diplomáticos, la hambruna avanza, la barbarie avanza, y el genocidio continúa a plena luz del día. Nadie hace nada. 

El tiempo de los gestos simbólicos se ha agotado. Lo que se necesita es un embargo económico completo, un aislamiento político y militar de Israel hasta que cese la matanza y la hambruna. Y, sobre todo, que se abra paso libre e inmediato a toda ayuda humanitaria, sin filtros ni burocracias que prolongan el sufrimiento.

12 agosto 2025

Vela Latina Canaria de Botes: reflexiones en un momento decisivo


Lo que está ocurriendo en la vela latina de botes no es un problema puntual, sino la suma de varios factores que venimos arrastrando desde hace tiempo. Y si no empezamos a afrontarlos con decisión, este deporte corre el riesgo de desaparecer y no, no es un mensaje alarmista.

El primero de esos factores es la falta de marineros que se sumen a la vela latina canaria. Se han hecho esfuerzos, es verdad: campañas de promoción, actividades en colegios e institutos, charlas y demostraciones en el muelle. Sin embargo, el salto de la actividad escolar a la competición real no se ha dado, salvo en contadas ocasiones. Y no se da porque este deporte exige un compromiso que, hoy por hoy, resulta poco atractivo para muchos. Un sábado entero en el muelle y en el agua, de marzo a septiembre, con jornadas que empiezan por la mañana y acaban al anochecer, no es fácil de vender frente a la oferta de ocio actual. Si a eso sumamos que, en ocasiones, los domingos también se emplean para reajustes o regatas aplazadas, la exigencia de tiempo se multiplica y compite directamente con otros planes más flexibles y menos sacrificados.

Además, el esfuerzo físico y la preparación técnica que requiere la vela latina pueden intimidar a los recién llegados. No se trata solo de “subirse al bote y a navegar”: hay que conocer la ejecución técnica de las maniobras, trabajar en equipo y soportar condiciones que no siempre son cómodas. Para quien no ha crecido en este ambiente o no tiene un vínculo previo con el mar, puede parecer una inversión de tiempo y energía demasiado alta. Esa percepción, unida a la falta de una estrategia de captación más adaptada a los intereses de las nuevas generaciones, explica por qué cuesta tanto incorporar savia nueva a nuestro deporte.

No basta con buscar nuevos tripulantes en los mismos sitios de siempre. Hay que explorar nichos de público con potencial para engancharse a la Vela Latina Canaria

Una idea concreta que propongo, por ejemplo, sería firmar convenios con los gimnasios de Las Palmas de Gran Canaria y ofrecer a sus clientes, de forma gratuita, un día completo de navegación en botes de escuela. La experiencia incluiría la salida al mar, con el acompañamiento de instructores experimentados, la práctica técnica de los roles de cada puesto y rematar con una comida todos juntos en el muelle. Para esta actividad se puede buscar financiación pública y privada, implicando a instituciones, patrocinadores y empresas locales que quieran vincular su imagen a un deporte tradicional y representativo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y de la isla de Gran Canaria.

Además, podría planificarse como campaña anual con varias jornadas; después, ofrecer a quienes participen repetir la experiencia y tramitar una ficha libre para integrarse en un bote y probar alguna regata oficial.

Para hacerlo más atractivo, se podrían documentar estas jornadas con fotos y vídeos, y difundirlas en redes sociales y medios locales, destacando la experiencia y el buen ambiente. Esto no solo motivaría a los participantes, sino que generaría un efecto llamada en otras personas interesadas en el deporte y en el mar.

Este tipo de actividad podría atraer a personas de entre 18 y 30 años, un perfil que encaja bien: gente físicamente activa, con interés por actividades dinámicas y con capacidad de comprometerse si se enganchan al ambiente del bote. La condición sería que la experiencia se viva con la misma configuración que la vela latina real, para que conozcan desde el primer momento la esencia de la modalidad.

Otro elemento de esta ecuación es la escasa preparación técnica de parte de las tripulaciones. Esta práctica deportiva es muy exigente: no basta navegar con calma chicha y mar llana. Hay que saber reaccionar a cambios bruscos de viento, virar con rapidez y sin contratiempos, coordinar a la tripulación y tomar decisiones rápidas. Y eso solo se aprende con entrenamiento constante en el mar y, hay que decirlo, se entrena a principio de temporada, luego se va dejando y se limita a salir a dar una vuelta para ver cómo está colocada la vela y poco más. Si no hay un hábito de práctica y mejora, cualquier cambio en las condiciones mete en apuros a más de uno.

El problema no es solo la falta de horas en el agua, sino la ausencia de una planificación de entrenamientos realmente adaptada a las exigencias de las regatas. No se trata de “navegar por navegar”, sino de diseñar sesiones que reproduzcan situaciones reales de competición. Esto implica, por ejemplo, prácticas en el túnel con el apoyo náutico de la federación, trabajo específico de viradas —maniobra esencial en nuestro deporte—, rotación de roles dentro de la tripulación para que todos conozcan la ejecución técnica de los distintos puestos, y entrenamientos que contemplen la gestión de incidencias técnicas: desde resolver una trabucada, hasta reaccionar si un tripulante cae al agua o se pierde la palanca en plena maniobra.

Todos debemos hacer una reflexión sobre esto: dónde estamos, dónde queremos ir y qué estamos dispuestos a hacer para llegar allí. Esa es la verdadera línea de salida.

El ejemplo más reciente lo vimos en el Concurso Belén María.  Muchos botes trabucaron porque llevaban velas grandes para vientos medios como marcaba la predicción, pero el viento subió de forma inesperada. Solo dos botes aguantaron, no sin dificultades, hasta que se anuló la prueba. 

La pregunta es inevitable: ¿estamos preparados para navegar, con seguridad, en todas las condiciones que establecen las instrucciones de regata? En mi opinión, no. Y no por dos razones que antes hemos visto, la falta de tripulación, algunos van al túnel con lo justo, y la otra, la falta de preparación para regatear en esas condiciones. Como dicen los entendidos, no hay marinería experimentada. Entonces, ¿Qué podemos hacer mientras solucionamos esas dos cuestiones? Quizás es momento de introducir medidas claras, como, por ejemplo, disminuir el tamaño de la vela a una medida que se pueda manejar con seguridad cuando haya previsión de vientos fuertes y que estén en el rango superior de lo que establece las instrucciones de regata. ¿Qué rango? ¿Qué medida de vela? Eso se podrá discutir con los expertos que tenemos en nuestro deporte.

¿Por qué disminuir el tamaño de la vela?

En los botes de vela latina la superficie de vela es variable. Con poco viento, llevar más trapo es una ventaja competitiva. Pero cuando el viento sube, esa misma superficie se convierte en un riesgo: más escora, más carga sobre el palo y la palanca y las maniobras se vuelven más complicadas.

Por eso, reducir el tamaño de la vela en condiciones duras ofrece beneficios claros:

1. Seguridad para los tripulantes: menos riesgo de caídas, golpes, trabucadas o roturas; más estabilidad y control del bote.

2. Igualdad: si todos reducen, gana quien mejor prepare el bote, vela y aparejos, quien mejor realice las maniobras y quien mejor plantee su estrategia de regata.

3. Calendario más estable: menos regatas aplazadas por viento fuerte; más pruebas disputadas en la fecha prevista.

4. Aprendizaje real: Competir con una superficie de vela más pequeña permite a las tripulaciones en desarrollo aprender en condiciones exigentes, pero sin poner en riesgo su seguridad o la del bote. Con menos superficie vélica, el control del bote se vuelve más accesible y se reducen los errores graves, lo que da margen para practicar maniobras con mayor precisión. Esto ayuda a afianzar la técnica, entender mejor la respuesta del bote al viento y ganar confianza antes de afrontar condiciones más duras con velas de mayor tamaño.

Se trata de establecer un criterio consensuado que permita adaptar nuestra vela a las condiciones actuales y así garantizar la seguridad, la igualdad y la continuidad de la competición.

La duración de la temporada

La temporada de marzo a septiembre se hace larga, sobre todo para quien combina trabajo, familia y competición. No es solo cuestión de calendario, sino de energía, motivación y logística. Mantener la tensión competitiva durante siete meses implica semanas enteras condicionadas por los entrenamientos, desplazamientos, preparación del bote y regata. A eso se suman los reajustes por aplazamientos, que caen en domingos y rompen el descanso familiar o laboral.

Las vacaciones de verano, los compromisos laborales y otros proyectos fuera del deporte provocan que algunos marineros no puedan mantener el ritmo durante toda la temporada. Esta rotación obliga a buscar sustitutos en pleno campeonato, lo que afecta a la coordinación, al rendimiento en regata y, en algunos casos, a la continuidad del bote en la competición. Todos conocemos los problemas que han tenido algunos clubes en completar sus tripulaciones a lo largo de la temporada y alguno se ha tenido que retirar por no tener tripulación para garantizar la competición.

Por todo ello, reducir el campeonato a un calendario concentrado —de abril a julio y siempre en sábados— se hace necesario para garantizar la continuidad de la competición y todo lo que esta representa en cuanto a tradición, identidad y arraigo en la ciudad. Un formato más compacto facilita la participación de tripulaciones completas, mejora la organización y permite que el público y los patrocinadores mantengan el interés a lo largo de toda la temporada.

Beneficios de reducir la temporada de abril a julio

1. A nivel económico

Menor gasto en manutención: actualmente, entre almuerzos de tripulación y picoteo posterior a cada regata, un bote puede gastar en torno a 5.000 € por temporada. Reducir jornadas implica menos desembolso directo.

Optimización de recursos: menos competiciones significan menos consumo de combustible para embarcaciones auxiliares y menor desgaste de materiales, velas, palancas, palos, maniobras, etc.

Mayor capacidad de reinversión: el dinero ahorrado en manutención y logística podría destinarse a mantenimiento del bote y mejora del material.

Atracción de patrocinadores: Un calendario más compacto permite concentrar la visibilidad y justificar mejor las inversiones publicitarias. Sin embargo, la reducción de meses de competición podría interpretarse como una menor exposición para las marcas. Para compensar este posible inconveniente, la federación podría implicar de forma activa a los patrocinadores en actividades vinculadas a la vela latina, más allá de las jornadas oficiales de regata. Por ejemplo, se podrían organizar jornadas exclusivas para los trabajadores y trabajadoras de las empresas patrocinadoras, con navegación en botes de escuela, acompañamiento de instructores y actividades en el muelle, finalizando con una comida o almuerzo de convivencia. Esto no solo refuerza el vínculo entre la empresa y el deporte, sino que también genera una experiencia positiva y directa para su plantilla, aumentando la identificación y fidelidad hacia el patrocinio.

2. A nivel deportivo

Más descanso y recuperación: menos jornadas implican que las tripulaciones tengan más tiempo para recuperarse física y mentalmente, lo que se traduce en un mejor rendimiento.

Mayor intensidad y motivación: un campeonato más corto mantiene viva la tensión competitiva, evitando que se diluya el interés a mitad de temporada.

Reducción de bajas por compromisos personales: al concentrar la competición, es más fácil que los tripulantes mantengan su compromiso hasta el final, favoreciendo además la conciliación con la vida familiar y laboral, reforzando la percepción de que no se pierden fines de semana enteros en el muelle.

Posible aumento de participantes: un calendario menos exigente en tiempo puede animar a nuevos patrones y tripulaciones a unirse, sabiendo que el esfuerzo logístico y personal será más llevadero.


Aquí es donde entran las propuestas:

Calendario – Vela Latina de Botes (Abril a Julio 2026)

A continuación, se presenta una primera propuesta de calendario para el Campeonato Aguas de Teror en el formato clásico, propuesta de, el Torneo Eliminatorio y la Copa Gran Canaria, presentando el Torneo Eliminatorio en tres fases (clasificatoria, semifinales y final) y la Copa Gran Canaria en solo cuatro concursos.

Como opción para dotar de mayor identidad y atractivo al calendario, algunas jornadas del Campeonato o del Torneo Eliminatorio se podrían renombrar con el título de los concursos más emblemáticos, por ejemplo, “Memorial Vela Latina Canaria, reforzando así la tradición y el vínculo histórico con la afición y los patrocinadores.

La segunda propuesta, basada en dividir el Campeonato Aguas de Teror en dos grupos, no cuenta con gran aceptación entre muchos participantes de la vela latina, ya que rompe con la tradición de que todos los botes se enfrenten entre sí. Sin embargo, es la alternativa que más se acerca al objetivo de reducir de forma efectiva la duración de la competición. Aunque a todos los boteros nos gusta medirnos contra todos los rivales, esta podría ser una opción a considerar si la primera propuesta, en caso de aplicarse, no diera los resultados esperados.

Propuesta 1 – Formato actual 

Sáb 21/mar – Copa Gran Canaria – Concurso 1

Sáb 28/mar – Campeonato Aguas de Teror Jornada 1

Sáb 04/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 2

Dom 05/abr – Reajuste

Sáb 11/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 3

Sáb 18/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 4

Dom 19/abr – Reajuste

Sáb 25/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 5

Sáb 02/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 6

Sáb 09/may – Torneo Eliminatorio – Clasificatoria (todos al túnel, pasan 7)

Dom 10/may – Reajuste

Sáb 16/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 7

Sáb 23/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 8

Dom 24/may – Reajuste

Sáb 30/may – Copa Gran Canaria – Concurso 2

Sáb 06/jun – Torneo Eliminatorio – Semifinales (pasan 3)

Dom 07/jun – Reajuste

Sáb 13/jun – Campeonato Aguas de Teror Jornada 9

Sáb 20/jun – Copa Gran Canaria – Concurso 3

Sáb 27/jun – Campeonato Aguas de Teror Jornada 10

Dom 28/jun – Reajuste

Sáb 04/jul – Torneo Eliminatorio – Final (3 botes)

Dom 12/jul – Reajuste

Sáb 11/jul – Campeonato Aguas de Teror Jornada 11

Sáb 18/jul – Copa Gran Canaria – Concurso 4

Sáb 25/jul – Desempates

Propuesta 2 – Dos grupos

• Sábado 4 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 1

• Sábado 11 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 2

Domingo 26 de abril: Reajuste

• Sábado 18 de abril: Copa Gran Canaria – Concurso 1

• Sábado 25 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 3

• Domingo 26 de abril: Reajuste

• Sábado 2 de mayo: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 4

• Sábado 9 de mayo: Torneo Eliminatorio – Clasificatoria (todos al túnel, pasan 7)

Domingo 10 de mayo: Reajuste

• Sábado 16 de mayo: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 5

•  Sábado 23 de mayo: Torneo Eliminatorio – Semifinales (7 → 3)

Domingo 24 de mayo: Reajuste

• Sábado 30 de mayo: Copa Gran Canaria – Concurso 2

• Sábado 6 de junio: Campeonato Aguas de Teror – Semifinales (1.º y 2.º de cada grupo, cruces)

• Domingo 7 de junio: Reajuste

• Sábado 13 de junio: Torneo Eliminatorio – Final (3 botes)

• Sábado 20 de junio: Copa Gran Canaria – Concurso 3

Domingo 21 de junio: Reajuste

• Sábado 27 de junio: Campeonato Aguas de Teror – Final

• Sábado 4 de julio: Copa Gran Canaria – Concurso 4

• Domingo 5 de julio: Reajuste

• Sábado 11 de julio: Trofeo Federación

En definitiva, todo lo expuesto no pretende sentar cátedra ni imponer una visión única. Son, simplemente, reflexionese en voz alta y propuestas surgidas de la observación y el cariño hacia este deporte, con la intención de abrir un debate constructivo sobre la situación actual de la vela latina canaria de botes.

No se trata de dogmas ni de verdades absolutas, sino de ideas que pueden servir de punto de partida para que, entre todos, encontremos las mejores soluciones. Porque este patrimonio deportivo y cultural solo podrá seguir vivo si somos capaces de escucharnos, aportar y remar en la misma dirección.


19 junio 2025

Una noticia triste para la vela latina: los barquillos se van del muelle

Fuente: Barquillo Cambullonero 103

Ayer me enteré de una noticia que, sinceramente, me entristeció. La Federación Insular de Barquillos de Gran Canaria ha decidido abandonar las instalaciones náuticas de Fernando Roque, y lo hace porque las dificultades para entrenar y desarrollar su actividad en el muelle se han vuelto insostenibles. Limitaciones, trabas y obstáculos constantes, según fuentes de la propia Federación de Barquillos de Vela Latina de Gran Canaria, que han hecho imposible continuar con normalidad. 

La Federación Insular de Barquillos, en su comunicado, lo decía con claridad:

“Durante años hemos convivido sin mayores problemas con otros usuarios y con el personal de las instalaciones. Pero las restricciones han ido en aumento, hasta el punto de impedirnos entrenar o reparar. No hemos sentido el apoyo institucional que necesita un deporte autóctono para crecer.”

Y en mi opinión, esto no solo es una mala noticia, sino también una oportunidad perdida.

Estamos hablando de dos modalidades hermanas, nacidas de la misma raíz; la vela latina, que deberían caminar juntas en el desarrollo y difusión de nuestra cultura náutica tradicional. 

Tener a los barquillos en la base náutica Fernando Roque no es un hándicap, al contrario: es una oportunidad para ambas modalidades deportivas. No podemos vernos en ningún caso como rivales, sino como hermanos que comparten un mismo objetivo: fomentar la cultura náutica de la vela latina canaria.

Entiendo que compartir instalaciones siempre requiere cierta coordinación y puede generar algún conflicto,  pero me cuesta creer que estemos ante problemas insalvables. Muchas de esas dificultades se podrían solucionar con voluntad, diálogo y gestión. Por ejemplo, adaptar parte del recinto para acoger adecuadamente a los barquillos o incluso retirar del muelle aquellas embarcaciones que llevan años sin uso, que ya no compiten ni tienen perspectivas de volver al mar. El Ayuntamiento dispone de espacios alternativos, como La Favorita, donde esos botes en desuso podrían almacenarse, liberando así sitio para quienes sí están activos.

No olvidemos que la mayoría de los tripulantes de barquillos también navegan en nuestros botes y forman parte de nuestra familia.

No podemos construir el futuro de la vela latina desde la confrontación, sino desde el respeto, la cooperación, la solidaridad y la responsabilidad. Por desgracia, no es la primera vez que ocurre algo así. En el pasado ya hubo roces y dificultades similares, y sin embargo se lograron superar. Por eso me cuesta entender que ahora, en lugar de aprender del pasado, estemos volviendo a dividirnos.

De verdad lo digo: no podemos permitirnos desaprovechar este espacio de cultura compartida, de aprendizaje, de historia y de convivencia. Tenemos que estar por encima de las dificultades. La vela latina canaria es una gran familia, con distintas ramas, sí, pero con una historia y un presente que compartimos.

Tenemos unas instalaciones deportivas que son inmejorables, y tenemos que aprovecharlas para que la vela latina, en sus dos modalidades, se desarrolle de forma paralela y complementaria. Como ya dije, la presencia de los barquillos en nuestra base no es un problema, es una gran oportunidad. No solo porque compartimos espacio con otra modalidad que muchos conocen y practican, sino también porque convivir con ella nos enriquece a todos. Por eso, ahora más que nunca, tenemos que ser flexibles y generosos.

Ojalá volvamos a encontrarnos en el mismo muelle. Y ojalá, esta vez, con más generosidad, más solidaridad, más diálogo y más visión de futuro.


09 junio 2025

El barco secuestrado por Israel y la vergüenza de los gobiernos occidentales


La madrugada del domingo 8 de junio, el barco humanitario Madleen, con destino a Gaza, fue abordado en aguas internacionales por la Marina israelí. No era un buque militar. No transportaba armas. Llevaba ayuda humanitaria —como leche infantil, medicinas y prótesis—, y a bordo viajaban 12 activistas de distintas nacionalidades, entre ellos nombres como Greta Thunberg, la eurodiputada Rima Hassan, el actor irlandés Liam Cunningham y el activista español Sergio Toribio.

La operación israelí fue un secuestro en toda regla. Así lo han denunciado los propios activistas, que relataron cómo drones interrumpieron las comunicaciones y rociaron sustancias irritantes antes de que las fuerzas israelíes tomaran el control del barco a más de 100 millas náuticas de la costa. Esto no fue un incidente. Fue un acto de piratería de Estado, una violación flagrante del derecho internacional.

Pero lo más escandaloso no es solo el comportamiento del gobierno de Netanyahu —acostumbrado ya a operar fuera de todo marco legal—, sino el silencio cómplice de los gobiernos occidentales. Nadie condena con firmeza. Nadie se atreve a actuar. Mientras el pueblo palestino es masacrado, son las organizaciones civiles, los colectivos privados y los ciudadanos valientes quienes asumen la responsabilidad moral que los Estados han abandonado.

Lo que ocurre en Gaza no es una guerra. Es un genocidio. Es la destrucción sistemática de un pueblo al que se le niega la vida, el refugio, el alimento y el futuro. Y Occidente, mientras tanto, se limita a emitir notas de prensa tibias, o directamente a justificar lo injustificable.

No podemos callar. No podemos permitir que la impunidad siga siendo la norma. No es posible que Netanyahu, un criminal de guerra, siga actuando con total libertad, burlándose del derecho internacional y de cualquier noción básica de humanidad.

Hoy más que nunca debemos alzar la voz. Porque callar es ser cómplice. Y la historia no perdonará a quienes miraron hacia otro lado mientras se asesinaba a un pueblo.

03 junio 2025

Gaza: ¿la nueva "solución final"?



Foto: AFP Photo/Marco Longari

En las últimas semanas, se han intensificado los signos de lo que muchos ya no dudan en calificar como limpieza étnica en Gaza. No se trata solo de una guerra más, ni de una operación militar desproporcionada: lo que está ocurriendo sobre el terreno tiene todos los elementos de una expulsión sistemática, planificada y brutal de una población entera.

Hay ministros del gobierno israelí que ya no se ocultan al hablar de una “solución” definitiva para Gaza. Palabras como “traslado forzoso”, “reubicación de la población” o incluso “desarabización” han sido empleadas en discursos oficiales y filtraciones. La maquinaria mediática lo minimiza, pero la realidad se impone: hay una narrativa institucional que aboga por vaciar Gaza de palestinos, destruir su infraestructura, y convertir el territorio en una zona inhabitable.

¿Nos suena? Debería. En 1942, los jerarcas nazis se reunieron en la Conferencia de Wannsee para coordinar lo que llamaron la "Solución Final a la cuestión judía": la eliminación sistemática del pueblo judío en Europa. Lo hicieron a través de deportaciones masivas, guetos, campos de concentración y exterminio. Hoy, en Gaza, los ingredientes se repiten con una alarmante similitud: encierro forzoso de una población civil, hambre como arma de guerra, destrucción de hospitales, escuelas y viviendas, asesinatos selectivos y bombardeos indiscriminados. Todo documentado. Todo a la vista del mundo.

Pero la comunidad internacional mira hacia otro lado. O peor: otorga impunidad a quienes ejecutan estos crímenes. La ayuda humanitaria llega con cuentagotas, los vetos en Naciones Unidas protegen a los agresores, y las potencias occidentales siguen proporcionando armas y justificaciones.

Miles de palestinos han sido asesinados mientras hacían cola para conseguir comida. Bulldozers arrasan barrios enteros sin dejar piedra sobre piedra. Los pocos que sobreviven lo hacen entre los escombros, sin agua, sin refugio, sin esperanza. ¿Qué nombre merece esta barbarie? ¿Hasta cuándo se va a tolerar?

La limpieza étnica, tal como la define el Derecho Internacional, es "la expulsión forzada y sistemática de una población étnica o religiosa de un territorio determinado mediante la violencia, la intimidación o la destrucción de sus medios de vida". Lo que está ocurriendo en Gaza encaja perfectamente en esa definición.

Y sí, la comparación con la "Solución Final" del régimen nazi no es gratuita ni exagerada. No porque sean los mismos métodos exactos —aunque algunos lo rozan peligrosamente—, sino porque el objetivo es similar: hacer desaparecer a un pueblo de su tierra. Que no queden testigos. Que nadie vuelva. Que nadie reclame.

En este contexto, guardar silencio es ser cómplice. Los que sobrevivieron al Holocausto juraron que nunca más. ¿Qué sentido tiene ese "nunca más" si no se aplica también a Gaza? La deshumanización de los palestinos, la lógica de exterminio y el desprecio por el derecho internacional recuerdan demasiado a aquel pasado que juramos no repetir.

El mundo debe despertar antes de que sea demasiado tarde. Gaza se está desangrando. Y quienes la están ejecutando ni siquiera se esconden.


30 mayo 2025

El odio está entre nosotros



Cada día lo veo más claro: el odio ha dejado de esconderse. Ya no susurra, grita. Ya no se avergüenza, se exhibe. La xenofobia, que durante años se disfrazó de preocupación o de “opinión respetable”, hoy camina impune por nuestras calles, se sienta en los platós de televisión, manda desde despachos públicos y se reproduce sin freno en las redes sociales.

Y parece que hasta se ha puesto de moda ser así. Ser malo. Ser insensible. Ser fascista. No mostrar compasión, despreciar al débil, burlarse del que sufre. Es como si la empatía hubiera pasado de moda y ahora lo valiente fuera escupir odio con total impunidad. Lo más paradójico es que muchos de los que lo hacen se dicen cristianos. Repiten palabras como "Dios", "familia", "valores", mientras le dan la espalda a todo lo que el cristianismo predica: la compasión, la hospitalidad, la ayuda al prójimo, el amor al que sufre. ¿En qué momento ser cruel se volvió una virtud?

Cuando los referentes que se elevan son figuras como Trump, Le Pen, Orbán, Musk, Abascal… no debería sorprendernos el resultado. Lo que crece es la mala hierba del fascismo. La de siempre. La que empieza señalando al extranjero y termina por arrancarnos la humanidad a todos. Lo vemos en los comentarios de noticias, en redes sociales, en bares y tertulias. Ya no se discute cómo ayudar, sino cómo deshacerse del que molesta. Del que no es "de aquí". Del que vino buscando refugio y se convirtió en diana del odio.

Y no, no es una exageración. Así empezó Hitler. Señalando al diferente, convirtiendo al otro en enemigo. Y todos sabemos cómo acabó aquello. Solo que ahora, el desprecio al migrante, al pobre, al distinto, se nos presenta en forma de memes virales, discursos populistas y leyes insensibles. Y la historia parece repetirse, pero esta vez con emojis y trending topics.

Yo no quiero un mundo así. No quiero una sociedad en la que ser compasivo sea motivo de burla. No quiero vivir entre gente que celebra la muerte de niños en una playa o que llama “invasores” a los que huyen de la miseria. Este mundo es de todos, y lo es para ayudarnos. Para tender la mano, no para cerrarla en un puño.

Por eso hay que dar un paso al frente. Poner el pie firme. Frenar esta deriva en la medida en que podamos. En la calle, en el trabajo, en las redes, donde sea. Porque quedarse callado es colaborar. Porque cada gesto cuenta. Porque si no lo hacemos, lo perderemos todo.

Yo no me resigno. No quiero formar parte de una sociedad que ha olvidado lo que significa ser humano. Aún estamos a tiempo. Pero hay que hablar, actuar, resistir.

Porque si no nos ayudamos los unos a los otros, si no defendemos lo más básico —la vida, la dignidad, la compasión—, este mundo dejará de tener sentido. Y será un mundo en el que yo, sinceramente, ya no quiero vivir.

29 mayo 2025

La playa de Las Canteras necesita más atención

Atardecer en Las Canteras

Voy casi todos los días a la playa de Las Canteras. Camino, me baño, observo… y cada vez me preocupa más el deterioro progresivo que estoy notando. No es una exageración. Hablo desde el afecto y el compromiso que tengo con este espacio único. Las Canteras no es solo una playa urbana, es el corazón de nuestra ciudad, un pulmón natural y un punto de encuentro para vecinos y visitantes. Y, sinceramente, no se está cuidando como merece.

Antes, todas las mañanas veíamos pasar la máquina con el gran rastrillo, ese tractor que dejaba la arena limpia y aireada, eliminando colillas, plásticos, palillos y otros residuos que mucha gente, por desgracia, sigue dejando. Pero desde hace un tiempo, esa máquina ha desaparecido. Hoy mismo hablé con un operario de limpieza que me confirmó lo que ya intuía: la máquina no pasa todos los días. Depende, me dijo, de la voluntad de la empresa o de la Concejalía de Ciudad de Mar. ¿Cómo puede ser que algo tan básico como la limpieza de la playa no esté garantizado cada día?

Y esto no es lo único preocupante. Las terrazas ocupan cada vez más espacio público. Algunas se han adueñado del paseo de forma descarada. A veces cuesta caminar con tranquilidad, sobre todo si vas con un carrito o necesitas una silla de ruedas. No estoy en contra del comercio ni de la hostelería, pero sí pido equilibrio. Lo público debe seguir siendo público. Además, las servilletas de papel que utilizan muchas de estas terrazas terminan volando hacia la arena con el viento, convirtiéndose en basura que contamina nuestro entorno . Sería beneficioso que se implementaran medidas como la instalación de papeleras en las mesas, tal como se ha propuesto en otras ciudades .

Otro tema que me inquieta es la seguridad. Aunque no he presenciado peleas ni grandes altercados, echo en falta presencia policial. Apenas se ven agentes y, cuando los hay, su presencia es testimonial. Una playa como Las Canteras, que recibe a miles de personas al día, necesita un control mínimo y visible para disuadir conductas incívicas y dar tranquilidad a quienes paseamos o nos bañamos.

Y luego está lo del tabaco. Está prohibido fumar en la playa. Se puso en marcha una campaña seria, con carteles, locuciones por megafonía y mensajes claros. Hoy, ni carteles, ni locuciones, ni control. La gente fuma con total impunidad, tirando la colilla a la arena como si nada. Las colillas no solo afean la playa, también contaminan. Una sola colilla puede llegar a contaminar hasta 500 litros de agua. Además, contienen sustancias tóxicas como arsénico, plomo y nicotina que dañan la fauna marina y el ecosistema costero. ¿De qué sirve tener normas si nadie las recuerda ni las hace cumplir?

Por último, el tema de las algas. Es cierto que son parte del ecosistema marino y no se trata de eliminarlas indiscriminadamente, pero cuando se acumulan durante días sin que se recojan, producen mal olor y dan un aspecto de abandono. No es difícil mantener un equilibrio: respetar el medioambiente y, a la vez, conservar la playa en condiciones óptimas. Recientemente, una marea de sebas ha invadido la playa, afectando especialmente a zonas como Peña La Vieja y La Puntilla . Aunque estas algas cumplen funciones ecológicas importantes, su acumulación excesiva puede producir malos olores y atraer insectos.

Y algo que no se comenta lo suficiente: el fondo marino. Hay zonas, especialmente en la parte de La Puntilla, donde se ha acumulado basura durante años. Hay restos de boyas, rejas, cabos, plásticos y objetos diversos que se ven claramente cuando el agua está clara. En el próximo concurso público de limpieza, se debería incluir la limpieza del fondo marino como parte del servicio. No podemos seguir ignorando esa parte esencial de la playa. De hecho, algunos ciudadanos ya se han organizado para realizar limpiezas periódicas del fondo marino, evidenciando la necesidad de una acción más estructurada y constante .

Yo no escribo esto por quejarme sin más. Lo escribo porque quiero una playa mejor. Porque Las Canteras es de todos y merece que la cuidemos. Al Ayuntamiento le toca actuar. A nosotros, exigirlo.

28 mayo 2025

No quiero mirar hacia otro lado


Estoy harto de mirar hacia otro lado.

Harto de las excusas, del silencio cómplice, de los titulares asépticos que esconden la masacre tras palabras frías.

Hablo de Gaza. Hablo de Palestina. Hablo de un pueblo que está siendo exterminado, masacrado a manos del Estado de Israel con total impunidad. Y mientras tanto, el mundo calla.

Ya van más de 35.000 personas asesinadas desde que comenzó esta ofensiva desmedida. Más de 14.000 eran niños y niñas. Lo escribo y me cuesta creerlo. Catorce mil vidas infantiles, truncadas, aplastadas bajo escombros, quemadas por bombas, desaparecidas sin ni siquiera una tumba. ¿Qué clase de humanidad permite esto?

Lo que está ocurriendo en Palestina tiene un nombre: genocidio.

Y lo más terrible es que no es un error, no es un exceso, es un plan. Un patrón. Me cuesta no recordar lo que hicieron los nazis en Alemania. Lo digo con todo el peso de la historia. La estrategia de exterminio, de segregación, de destrucción sistemática, se está repitiendo. A otra escala, sí. Pero con la misma lógica del odio.

Y en el centro de esta barbarie está Benjamin Netanyahu, acusado formalmente como criminal de guerra por la Corte Penal Internacional. Lo puedes comprobar. Y no es para menos: está empeñado en llevar a cabo una limpieza étnica contra el pueblo palestino. Netanyahu siempre fue un miserable, pero con los años se ha vuelto aún más radical, más cínico, más cruel. Se ha rodeado de los sicarios más monstruosos, ministros y aliados que justifican el odio y la masacre con un lenguaje que hiela la sangre. No buscan seguridad. Buscan tierra vacía de palestinos. Y lo están logrando a base de sangre y fuego.

Cada vez que veo la imagen de un niño palestino cubierto de polvo y sangre, cada vez que oigo los gritos de una madre, cada vez que escucho el silencio de quienes deberían alzar la voz, siento vergüenza.

No puedo, no quiero, mirar hacia otro lado.

Si tienes un mínimo de conciencia, de empatía, de dignidad, no te calles.

Esto no es un conflicto. Esto es una masacre.

Y si no decimos nada, si no hacemos nada, somos parte del problema.

20 abril 2025

Peti la musaraña: un cuento de amistad, valentía y naturaleza

 



¿Buscas un cuento infantil lleno de ternura, aventura y valores?

Te presento mi nuevo libro: Peti la musaraña, una historia para primeros lectores que te llevará al corazón del bosque, donde los más pequeños pueden aprender que la confianza, la empatía y la amistad pueden surgir en los lugares más inesperados.

📖 ¿De qué trata?

Peti es una musaraña diminuta pero valiente que vive en un bosque lleno de vida… y también de peligros. Un día se cruza con Durm, un gato callejero que la acecha, pero con el tiempo se convertirá en un inesperado aliado. También conocerá a Rox, un ratón prudente; a Olaf, un escarabajo que se cree rey; y a Zuuu, una temida serpiente que guarda más de un secreto.

Cada encuentro será una lección sobre la importancia de confiar, ayudar y convivir pese a las diferencias.

🌳 Ideal para…

  • Niños y niñas entre 6 y 10 años

  • Leer en familia o en el aula

  • Actividades escolares sobre valores, convivencia y naturaleza

  • Fomentar el amor por la lectura con personajes entrañables y aventuras suaves

🎨 Además…

Incluye un cuadernillo de actividades con propuestas de comprensión lectora, juegos, creación de personajes y más.

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