12 agosto 2025

Vela Latina Canaria de Botes: reflexiones en un momento decisivo


Lo que está ocurriendo en la vela latina de botes no es un problema puntual, sino la suma de varios factores que venimos arrastrando desde hace tiempo. Y si no empezamos a afrontarlos con decisión, este deporte corre el riesgo de desaparecer y no, no es un mensaje alarmista.

El primero de esos factores es la falta de marineros que se sumen a la vela latina canaria. Se han hecho esfuerzos, es verdad: campañas de promoción, actividades en colegios e institutos, charlas y demostraciones en el muelle. Sin embargo, el salto de la actividad escolar a la competición real no se ha dado, salvo en contadas ocasiones. Y no se da porque este deporte exige un compromiso que, hoy por hoy, resulta poco atractivo para muchos. Un sábado entero en el muelle y en el agua, de marzo a septiembre, con jornadas que empiezan por la mañana y acaban al anochecer, no es fácil de vender frente a la oferta de ocio actual. Si a eso sumamos que, en ocasiones, los domingos también se emplean para reajustes o regatas aplazadas, la exigencia de tiempo se multiplica y compite directamente con otros planes más flexibles y menos sacrificados.

Además, el esfuerzo físico y la preparación técnica que requiere la vela latina pueden intimidar a los recién llegados. No se trata solo de “subirse al bote y a navegar”: hay que conocer la ejecución técnica de las maniobras, trabajar en equipo y soportar condiciones que no siempre son cómodas. Para quien no ha crecido en este ambiente o no tiene un vínculo previo con el mar, puede parecer una inversión de tiempo y energía demasiado alta. Esa percepción, unida a la falta de una estrategia de captación más adaptada a los intereses de las nuevas generaciones, explica por qué cuesta tanto incorporar savia nueva a nuestro deporte.

No basta con buscar nuevos tripulantes en los mismos sitios de siempre. Hay que explorar nichos de público con potencial para engancharse a la Vela Latina Canaria

Una idea concreta que propongo, por ejemplo, sería firmar convenios con los gimnasios de Las Palmas de Gran Canaria y ofrecer a sus clientes, de forma gratuita, un día completo de navegación en botes de escuela. La experiencia incluiría la salida al mar, con el acompañamiento de instructores experimentados, la práctica técnica de los roles de cada puesto y rematar con una comida todos juntos en el muelle. Para esta actividad se puede buscar financiación pública y privada, implicando a instituciones, patrocinadores y empresas locales que quieran vincular su imagen a un deporte tradicional y representativo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y de la isla de Gran Canaria.

Además, podría planificarse como campaña anual con varias jornadas; después, ofrecer a quienes participen repetir la experiencia y tramitar una ficha libre para integrarse en un bote y probar alguna regata oficial.

Para hacerlo más atractivo, se podrían documentar estas jornadas con fotos y vídeos, y difundirlas en redes sociales y medios locales, destacando la experiencia y el buen ambiente. Esto no solo motivaría a los participantes, sino que generaría un efecto llamada en otras personas interesadas en el deporte y en el mar.

Este tipo de actividad podría atraer a personas de entre 18 y 30 años, un perfil que encaja bien: gente físicamente activa, con interés por actividades dinámicas y con capacidad de comprometerse si se enganchan al ambiente del bote. La condición sería que la experiencia se viva con la misma configuración que la vela latina real, para que conozcan desde el primer momento la esencia de la modalidad.

Otro elemento de esta ecuación es la escasa preparación técnica de parte de las tripulaciones. Esta práctica deportiva es muy exigente: no basta navegar con calma chicha y mar llana. Hay que saber reaccionar a cambios bruscos de viento, virar con rapidez y sin contratiempos, coordinar a la tripulación y tomar decisiones rápidas. Y eso solo se aprende con entrenamiento constante en el mar y, hay que decirlo, se entrena a principio de temporada, luego se va dejando y se limita a salir a dar una vuelta para ver cómo está colocada la vela y poco más. Si no hay un hábito de práctica y mejora, cualquier cambio en las condiciones mete en apuros a más de uno.

El problema no es solo la falta de horas en el agua, sino la ausencia de una planificación de entrenamientos realmente adaptada a las exigencias de las regatas. No se trata de “navegar por navegar”, sino de diseñar sesiones que reproduzcan situaciones reales de competición. Esto implica, por ejemplo, prácticas en el túnel con el apoyo náutico de la federación, trabajo específico de viradas —maniobra esencial en nuestro deporte—, rotación de roles dentro de la tripulación para que todos conozcan la ejecución técnica de los distintos puestos, y entrenamientos que contemplen la gestión de incidencias técnicas: desde resolver una trabucada, hasta reaccionar si un tripulante cae al agua o se pierde la palanca en plena maniobra.

Todos debemos hacer una reflexión sobre esto: dónde estamos, dónde queremos ir y qué estamos dispuestos a hacer para llegar allí. Esa es la verdadera línea de salida.

El ejemplo más reciente lo vimos en el Concurso Belén María.  Muchos botes trabucaron porque llevaban velas grandes para vientos medios como marcaba la predicción, pero el viento subió de forma inesperada. Solo dos botes aguantaron, no sin dificultades, hasta que se anuló la prueba. 

La pregunta es inevitable: ¿estamos preparados para navegar, con seguridad, en todas las condiciones que establecen las instrucciones de regata? En mi opinión, no. Y no por dos razones que antes hemos visto, la falta de tripulación, algunos van al túnel con lo justo, y la otra, la falta de preparación para regatear en esas condiciones. Como dicen los entendidos, no hay marinería experimentada. Entonces, ¿Qué podemos hacer mientras solucionamos esas dos cuestiones? Quizás es momento de introducir medidas claras, como, por ejemplo, disminuir el tamaño de la vela a una medida que se pueda manejar con seguridad cuando haya previsión de vientos fuertes y que estén en el rango superior de lo que establece las instrucciones de regata. ¿Qué rango? ¿Qué medida de vela? Eso se podrá discutir con los expertos que tenemos en nuestro deporte.

¿Por qué disminuir el tamaño de la vela?

En los botes de vela latina la superficie de vela es variable. Con poco viento, llevar más trapo es una ventaja competitiva. Pero cuando el viento sube, esa misma superficie se convierte en un riesgo: más escora, más carga sobre el palo y la palanca y las maniobras se vuelven más complicadas.

Por eso, reducir el tamaño de la vela en condiciones duras ofrece beneficios claros:

1. Seguridad para los tripulantes: menos riesgo de caídas, golpes, trabucadas o roturas; más estabilidad y control del bote.

2. Igualdad: si todos reducen, gana quien mejor prepare el bote, vela y aparejos, quien mejor realice las maniobras y quien mejor plantee su estrategia de regata.

3. Calendario más estable: menos regatas aplazadas por viento fuerte; más pruebas disputadas en la fecha prevista.

4. Aprendizaje real: Competir con una superficie de vela más pequeña permite a las tripulaciones en desarrollo aprender en condiciones exigentes, pero sin poner en riesgo su seguridad o la del bote. Con menos superficie vélica, el control del bote se vuelve más accesible y se reducen los errores graves, lo que da margen para practicar maniobras con mayor precisión. Esto ayuda a afianzar la técnica, entender mejor la respuesta del bote al viento y ganar confianza antes de afrontar condiciones más duras con velas de mayor tamaño.

Se trata de establecer un criterio consensuado que permita adaptar nuestra vela a las condiciones actuales y así garantizar la seguridad, la igualdad y la continuidad de la competición.

La duración de la temporada

La temporada de marzo a septiembre se hace larga, sobre todo para quien combina trabajo, familia y competición. No es solo cuestión de calendario, sino de energía, motivación y logística. Mantener la tensión competitiva durante siete meses implica semanas enteras condicionadas por los entrenamientos, desplazamientos, preparación del bote y regata. A eso se suman los reajustes por aplazamientos, que caen en domingos y rompen el descanso familiar o laboral.

Las vacaciones de verano, los compromisos laborales y otros proyectos fuera del deporte provocan que algunos marineros no puedan mantener el ritmo durante toda la temporada. Esta rotación obliga a buscar sustitutos en pleno campeonato, lo que afecta a la coordinación, al rendimiento en regata y, en algunos casos, a la continuidad del bote en la competición. Todos conocemos los problemas que han tenido algunos clubes en completar sus tripulaciones a lo largo de la temporada y alguno se ha tenido que retirar por no tener tripulación para garantizar la competición.

Por todo ello, reducir el campeonato a un calendario concentrado —de abril a julio y siempre en sábados— se hace necesario para garantizar la continuidad de la competición y todo lo que esta representa en cuanto a tradición, identidad y arraigo en la ciudad. Un formato más compacto facilita la participación de tripulaciones completas, mejora la organización y permite que el público y los patrocinadores mantengan el interés a lo largo de toda la temporada.

Beneficios de reducir la temporada de abril a julio

1. A nivel económico

Menor gasto en manutención: actualmente, entre almuerzos de tripulación y picoteo posterior a cada regata, un bote puede gastar en torno a 5.000 € por temporada. Reducir jornadas implica menos desembolso directo.

Optimización de recursos: menos competiciones significan menos consumo de combustible para embarcaciones auxiliares y menor desgaste de materiales, velas, palancas, palos, maniobras, etc.

Mayor capacidad de reinversión: el dinero ahorrado en manutención y logística podría destinarse a mantenimiento del bote y mejora del material.

Atracción de patrocinadores: Un calendario más compacto permite concentrar la visibilidad y justificar mejor las inversiones publicitarias. Sin embargo, la reducción de meses de competición podría interpretarse como una menor exposición para las marcas. Para compensar este posible inconveniente, la federación podría implicar de forma activa a los patrocinadores en actividades vinculadas a la vela latina, más allá de las jornadas oficiales de regata. Por ejemplo, se podrían organizar jornadas exclusivas para los trabajadores y trabajadoras de las empresas patrocinadoras, con navegación en botes de escuela, acompañamiento de instructores y actividades en el muelle, finalizando con una comida o almuerzo de convivencia. Esto no solo refuerza el vínculo entre la empresa y el deporte, sino que también genera una experiencia positiva y directa para su plantilla, aumentando la identificación y fidelidad hacia el patrocinio.

2. A nivel deportivo

Más descanso y recuperación: menos jornadas implican que las tripulaciones tengan más tiempo para recuperarse física y mentalmente, lo que se traduce en un mejor rendimiento.

Mayor intensidad y motivación: un campeonato más corto mantiene viva la tensión competitiva, evitando que se diluya el interés a mitad de temporada.

Reducción de bajas por compromisos personales: al concentrar la competición, es más fácil que los tripulantes mantengan su compromiso hasta el final, favoreciendo además la conciliación con la vida familiar y laboral, reforzando la percepción de que no se pierden fines de semana enteros en el muelle.

Posible aumento de participantes: un calendario menos exigente en tiempo puede animar a nuevos patrones y tripulaciones a unirse, sabiendo que el esfuerzo logístico y personal será más llevadero.


Aquí es donde entran las propuestas:

Calendario – Vela Latina de Botes (Abril a Julio 2026)

A continuación, se presenta una primera propuesta de calendario para el Campeonato Aguas de Teror en el formato clásico, propuesta de, el Torneo Eliminatorio y la Copa Gran Canaria, presentando el Torneo Eliminatorio en tres fases (clasificatoria, semifinales y final) y la Copa Gran Canaria en solo cuatro concursos.

Como opción para dotar de mayor identidad y atractivo al calendario, algunas jornadas del Campeonato o del Torneo Eliminatorio se podrían renombrar con el título de los concursos más emblemáticos, por ejemplo, “Memorial Vela Latina Canaria, reforzando así la tradición y el vínculo histórico con la afición y los patrocinadores.

La segunda propuesta, basada en dividir el Campeonato Aguas de Teror en dos grupos, no cuenta con gran aceptación entre muchos participantes de la vela latina, ya que rompe con la tradición de que todos los botes se enfrenten entre sí. Sin embargo, es la alternativa que más se acerca al objetivo de reducir de forma efectiva la duración de la competición. Aunque a todos los boteros nos gusta medirnos contra todos los rivales, esta podría ser una opción a considerar si la primera propuesta, en caso de aplicarse, no diera los resultados esperados.

Propuesta 1 – Formato actual 

Sáb 21/mar – Copa Gran Canaria – Concurso 1

Sáb 28/mar – Campeonato Aguas de Teror Jornada 1

Sáb 04/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 2

Dom 05/abr – Reajuste

Sáb 11/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 3

Sáb 18/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 4

Dom 19/abr – Reajuste

Sáb 25/abr – Campeonato Aguas de Teror Jornada 5

Sáb 02/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 6

Sáb 09/may – Torneo Eliminatorio – Clasificatoria (todos al túnel, pasan 7)

Dom 10/may – Reajuste

Sáb 16/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 7

Sáb 23/may – Campeonato Aguas de Teror Jornada 8

Dom 24/may – Reajuste

Sáb 30/may – Copa Gran Canaria – Concurso 2

Sáb 06/jun – Torneo Eliminatorio – Semifinales (pasan 3)

Dom 07/jun – Reajuste

Sáb 13/jun – Campeonato Aguas de Teror Jornada 9

Sáb 20/jun – Copa Gran Canaria – Concurso 3

Sáb 27/jun – Campeonato Aguas de Teror Jornada 10

Dom 28/jun – Reajuste

Sáb 04/jul – Torneo Eliminatorio – Final (3 botes)

Dom 12/jul – Reajuste

Sáb 11/jul – Campeonato Aguas de Teror Jornada 11

Sáb 18/jul – Copa Gran Canaria – Concurso 4

Sáb 25/jul – Desempates

Propuesta 2 – Dos grupos

• Sábado 4 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 1

• Sábado 11 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 2

Domingo 26 de abril: Reajuste

• Sábado 18 de abril: Copa Gran Canaria – Concurso 1

• Sábado 25 de abril: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 3

• Domingo 26 de abril: Reajuste

• Sábado 2 de mayo: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 4

• Sábado 9 de mayo: Torneo Eliminatorio – Clasificatoria (todos al túnel, pasan 7)

Domingo 10 de mayo: Reajuste

• Sábado 16 de mayo: Campeonato Aguas de Teror (Grupos) – Jornada 5

•  Sábado 23 de mayo: Torneo Eliminatorio – Semifinales (7 → 3)

Domingo 24 de mayo: Reajuste

• Sábado 30 de mayo: Copa Gran Canaria – Concurso 2

• Sábado 6 de junio: Campeonato Aguas de Teror – Semifinales (1.º y 2.º de cada grupo, cruces)

• Domingo 7 de junio: Reajuste

• Sábado 13 de junio: Torneo Eliminatorio – Final (3 botes)

• Sábado 20 de junio: Copa Gran Canaria – Concurso 3

Domingo 21 de junio: Reajuste

• Sábado 27 de junio: Campeonato Aguas de Teror – Final

• Sábado 4 de julio: Copa Gran Canaria – Concurso 4

• Domingo 5 de julio: Reajuste

• Sábado 11 de julio: Trofeo Federación

En definitiva, todo lo expuesto no pretende sentar cátedra ni imponer una visión única. Son, simplemente, reflexionese en voz alta y propuestas surgidas de la observación y el cariño hacia este deporte, con la intención de abrir un debate constructivo sobre la situación actual de la vela latina canaria de botes.

No se trata de dogmas ni de verdades absolutas, sino de ideas que pueden servir de punto de partida para que, entre todos, encontremos las mejores soluciones. Porque este patrimonio deportivo y cultural solo podrá seguir vivo si somos capaces de escucharnos, aportar y remar en la misma dirección.