![]() |
Tripulación del bote Porteño. Años treinta del siglo pasado. |
Siempre he creído que debatir no perjudica a nadie; el debate tiene muchos aspectos positivos y es uno de los pilares de la democracia, que nos aleja de los postulados autoritarios que algunos se empeñan en seguir llevando a la práctica, teniendo por bandera el pensamiento único que tiene muchísimas aristas peligrosas.
Comienzo con esta reflexión porque hace unos días, un grupo
de presidentes de los clubes, que pertenecen a la Federación de Vela Latina
Canaria de Botes, presentaron un escrito para incluir un punto en el orden de
la asamblea, que se celebrará el próximo 16 de julio, en el que se debatiera,
en primer lugar, la celebración o suspensión de las competiciones de la
temporada 2020.
Un escrito de una lógica aplastante, porque en esa asamblea
se debatirá y aprobará la competición del 2020 y los protocolos para que se
pueda realizar.
Ese escrito lo que hace es ordenar el debate, antes de
ponernos a discutir qué tipo de competición queremos, primero vamos a debatir
si tiene que haber o no competición en las condiciones actuales. Si los
asamblearios deciden que sí, pues seguimos con los siguientes puntos en el
orden del día, si se vota que no, pues todos para casa y a trabajar por la
temporada del 2021.
Un punto que, en mi opinión, la Federación debería de haber
aceptado democráticamente, porque es de una lógica aplastante; decidir si hay o
no competición, pero, por desgracia, la Federación tenía una hoja de ruta en el
que no estaba incluido debatir ese punto, porque para los federativos habrá
competición sí o sí.
Es más, la Federación es la que tenía que haber planteado
ese punto de oficio, no esperar a que los clubes movieran ficha porque es el
ente federativo quién tiene que velar por que se discutan todos los asuntos,
aunque vayan en contra de sus planes. Eso es la democracia.
Sin embargo, desde el momento en que la Federación se entera
de que se ha presentado ese escrito, mueve Roma con Santiago para que se retire,
pone su maquinaria de presión en marcha y comienza a realizar llamadas para forzar
a los proponentes a retirar su petición.
Y sí, lo consiguieron, su estrategia surte efecto y los postulantes
deciden retirar el escrito que presentaron el miércoles 1 de julio, dejando
expedito el camino para que la Federación siga con su estrategia de comenzar la
temporada el 1 de agosto del mes que viene, quitándole a la asamblea su
principal función, debatir con total libertad, sin coacciones, si comenzar la
temporada o no. Un punto crucial en las circunstancias en las que estamos, con un
virus que todavía sigue activo en estas islas, que no nos ha abandonado y con
un tema tan importante como la salud como centro del debate.
Por desgracia, la Federación ha decidido obviar ese debate,
el de la salud, una discusión necesaria para conocer todos y cada uno de los
datos, para saber si debemos o no comenzar la temporada el mes que viene y dar
los pasos necesarios con los datos en la mano.
Sin embargo, eso no ocurrirá, la Federación se salió con la
suya y su presidente, también, que es su máximo responsable que se ha
convertido en el abanderado de esta controversia, sin pararse a pensar en las
posibles consecuencias de sus actos.
Nadie duda que este asunto ha supuesto un cisma en el seno
de nuestro deporte, un punto de inflexión que ha puesto a cada uno en su sitio,
se han retratado con un marco que, a mí, no me gusta nada y enturbian los
avances que se habían hecho hasta la fecha, porque impedir que la asamblea tome
la palabra en un tema tan importante, es como cortarle la cabeza a la
democracia.
El tiempo quita y da razones, y solo espero que las autoridades
competentes, las deportivas y las sanitarias, pongan los asuntos en su sitio y
examinen con detenimiento nuestra práctica deportiva, que por mucho que nos duela,
no puede comenzar en estas circunstancias porque, hoy por hoy, la salud está
por encima de cualquier presupuesto.
Nuestra Vela Latina se inició hace 144 años y desde ahí se
ha ido transformando hasta ser lo que hoy es, sufriendo fuertes batacazos, el
primero en la guerra civil y luego a mediados de los años cuarenta del siglo
pasado, pero volvió a resurgir porque nuestro deporte está en los genes de
algunas generaciones y eso no va a cambiar porque nuestros botes se queden
varados una temporada.
Quizás la Federación, con su presidente a la cabeza, debería
de pararse a reflexionar y buscar recomponer esta situación, que es lo que le
toca porque, de otra manera, este será el comienzo de un capítulo que no tendrá
un buen final.