26 agosto 2019

A un paso


Fuente
Seguir caminando y atravesar el desierto de la esperanza,
dejar atrás lo conocido,
el patio familiar,
las calles de los amigos,
y las risas de las noches del abuelo.
Romper con los lazos,
y llevarte la vida atada a la espalda,
porque no puedes llevarte más,
solo el porcentaje de miseria que te tocó en la feria;
nada más.
Llevarte conmigo en busca de luz
que aún no se ve,
esa que cuentan que está más allá,
del millón de pasos en la soledad.
Seguir porque tu mirada es mi aliento,
tus caracolas que cantan el futuro,
tus manos cálidas que impulsan a dar un paso más.
Después llegar, ver el muro,
parparlo y sentir el frío;
hemos llegado,
un paso de no estar,
de que te arranquen de mis manos,
de perder tu mirada y tu calor,
y solo quedarme con tus lágrimas.
Luego soñar con la desesperación,
que se vertebra y se multiplica,
como un virus invisible,
que me termina ahogando hasta dejarme en el silencio.
Tú no lo entiendes; yo tampoco.
Manos, mordazas, luces, grilletes
y al final los barrotes de la incomprensión.
Luego volver con los escombros de la esperanza en la espalda,
levantar las rodillas ensangrentadas,
con las muñecas partidas,
y retomar el camino porque atrás ya no queda nada.