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Fuente de la imagen: Pixabay |
Cuando se fue dejó olvidadas sus gafas. Las cogí. Observé sus cristales envejecidos por el tiempo, la montura de pasta, color caoba de hacía más un siglo, la patilla derecha mordisqueada, de cuando le asaltaba una reflexión y el puente, mil veces reparado. Pensé en las muchas cosas que ella había visto, en los cientos de libros que ella había leído y que compartimos, en las calles que recorrimos, en las películas que vimos... toda una vida. «Cuánta vida tiene un objeto», pensé. Sabía que nunca llamaría para recuperarlas. Ahora solo me quedaban sus buenos recuerdos y sus viejas gafas.
También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-vida-de-los-objetos
Mi querido Moises: Entrañable y sereno tu relato.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Y un beso grande, grande.
Gracias, Rosario.
EliminarHola, Moisés. ¡Cuántas cosas puede trasmitir un objeto inanimado! Pero..., ¡Cuántas más nos transmiten los seres humanos que tenemos cerca, y cómo tras haberse ido nos refugiamos en viejos objetos! ¿Por qué no compartir mientras viven? ¿Por qué no decirles de vez en cuando cuánto los apreciamos...? Un abrazo. Adolfo García.
ResponderEliminarTienes mucha razón en lo que dices, Adolfo, no nos paramos a pensar en dar amor y cariño a todas las personas con las que nos relacionamos y cuando se nos van, de alguna u otra manera, es cuando los echamos de menos.
EliminarSí, Moisés. Y lo mejor es demostrarlo con hechos. Primer ejemplo: Rosario Valcárcel mostró su opinión. Aprovecho para decirle que siento admiración por su trabajo y de ahí surge el aprecio. ¿Qué fácil! Adolfo García.
EliminarDicho queda.
EliminarUn relato que a la vez habla de un objeto y también de las vivencias vividas, valga la redundancia. Me gustó mucho.
ResponderEliminarViva, vive para yo vivir en ti.
Un beso.
Sííí
EliminarQue lindo relato, pero que lindo deseo el de Irma que sea por siempre, saluditos
EliminarGracias, María.
EliminarGracias Adolfo García. Eres muy amable. Me ha sorprendido tu comentario. No sabía que conocías mi obra. Un beso grande, grande.
ResponderEliminarMuy bonito el relato. Me encantan los relatos cortos, originales y bien escritos, Estoy harta de esos "tochos" pesadísimos que no acaban nunca....
ResponderEliminarGracias.
EliminarTodo lo que tocamos, todo lo que durante años convive con nosotros guarda una parte de nuestros secretos, porque se adueña de nuestras energías.
ResponderEliminarMe ha encantado, Moi, sencillo, nostálgico y muy lindo escrito.
Un beso.
Gracias Malena.
EliminarPrecioso e intenso tu relato. Me gusta y me gusta más el deseo de Irmina. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Olga
EliminarAsí es Moisés, las cosas tienen un morral lleno de historias que contar, solo hace falta saber escuchar.
ResponderEliminarBuen post.
Saludos.
Gracias, Beatriz y sí, la vida está llena de cosas para ser contadas y ahí estamos nosotros para hacerlo.
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