19 febrero 2019

Tajinaste blanco

Fuente: propia
No estamos en primavera, ya lo sé, estamos en los comienzos del invierno, pero las Islas Canarias son muy agradecidas y desde que cae un poquito de lluvia y sale un pizco el sol (el sol siempre sale en estas tierras) el campo florece en todo su esplendor y las flores no esperan a la primavera para mostrarnos su hermosura.
Entonces los campos, los barrancos y cualquier lugar en el que haya un cachito de tierra, la vegetación no pierde la oportunidad y se llenan de verdor.
Cierto es que la temperatura ayuda porque en pleno invierno rara vez tenemos temperaturas bajo cero, si acaso en las cumbres se llega a los cero grados, pero en las islas la temperatura oscila entre los 15 y 24 grados.
Así que las plantas tienen primavera también en invierno y florecen cuando las condiciones se lo permiten, como es el caso de los tajinastes blancos, que, en muchos casos, están floreciendo, como este que me encontré junto con otros en el barranco de Tamaraceite.
 Fuente: propia
El tajinaste (Echium decaisnei) es un arbusto endémico de las Islas Canarias, los hay de varios tipos y se puede encontrar en todas las islas y su máxima floración es en primavera, pero, como es el caso, puede florecer en invierno.
En este barranco hay muchísimos tajinastes blancos y todos estaban florecidos o comenzando a florecer; un espectáculo digo de ser fotografiado.

18 febrero 2019

Loosening

Photograph taken with Acer Liquid Z630 mobile phone
Any time is a good time to relax. Stop the daily activity, stop and breathe.
This dove has it very clear, as the rest of the animals, that live the moment, without worrying neither for the past nor for the future, taking to the practice the so brought and taken "carpe diem", and that only worry about the present.
Many problems would be avoided if we were like that pigeon or at least tried because many of our setbacks arise from there, from our excessive concern for the past and, particularly, for the future, creating an unnecessary anxiety that takes us nowhere because the future will be what it has to be.
For that reason we have to be like this dove, look for a moment of the day to close our eyes, relax, worry only about breathing and see life pass by.

17 febrero 2019

La Gran Canaria Big Band y Paquito D’Rivera


El mes pasado fui al teatro Cuyás a disfrutar de la música. En esta ocasión no fue teatro, sino música y es que no podía perderme los diez años de la Gran Canaria Big Band y a la leyenda del Jazz, Paquito D’Rivera.
Fuente

La Gran Canaria Big Band

Lo primero hablar de la Gran Canaria Big Band, que estuvo a un gran nivel, perfectamente conjuntados y con todos sus músicos dispuestos a ofrecernos un concierto inolvidable y lo consiguieron, de eso no cabe ninguna duda.
Desde los primeros compases se metieron en el bolsillo al público que abarrotaba al Cuyás, en el que no cabía ni un alma, tanto, que habían agotado todo el papel.
Todos sus componentes eran perfectamente conscientes de que esa noche era una noche importante y lo dieron todo, estando a la altura de un maestro como Paquito D'Rivera. En definitiva, un éxito de música y público.
Me gustaría destacar al pianista Pepe Rivero que nos deleitó con unas piezas memorables y puso sobre el escenario su destreza y su arte tocando el piano, haciendo gala de la maestría que lleva dentro.

Paquito D'Rivera

Lo de Paquito D’Rivera fue espectacular desde principio a fin, con una profesionalidad y, al mismo tiempo, con una sencillez que dice mucho de su personalidad como ser humano y como músico extraordinario.
Fuente
Su virtuosismo con el clarinete y con el saxofón no tiene límites y nos hizo disfrutar de su arte poniéndolo en bandeja. Nosotros solo teníamos que cogerlo y disfrutarlo. Y no cabe duda de que lo hicimos.
Está claro que su larguísima carrera lo avala, los catorce GRAMMYS son prueba de ello, pero en el escenario, D’Rivera se mueve como pez en el agua y demuestra por qué es una leyenda en el gran firmamento del Jazz.
Sí, salí del Cuyás feliz, sabiendo que había asistido a un concierto memorable, de esos que sabes que te acordarás toda la vida, porque pocas veces uno tiene la oportunidad de disfrutar de la buena música y del arte musical de un virtuoso como Paquito D’Rivera y de la Gran Canaria Big Band.

Miembros la Gran Canaria Big Band

Saxofones: Esteban Ponce, Neftali Robaina, Claudio Marrero, Néstor Ramírez y Diego Frugoni.
Trompetas: Sebastián Gil, Juan Ramón Martín, Marcos Pulido y José Vicente Araña.
Trombones: Juan Bosco Arencibia, Obed García, Javier Navarro y Erick Guerra.
Batería: Javier Montero.
Piano: Rayco León.
Contrabajo: Carlos Meneses.
Guitarra: Yul Ballesteros.
Percusión: Osvaldo Hernández.
Fuente de los vídeos: Yotube.

16 febrero 2019

Moment and perspective

The important thing is to catch the moment, but it is also fundamental to have the capacity to see it, because if you don't have that capacity, you will never be able to take that photograph. Be prepared because you don't know where you'll find something that asks you to be photographed.
I have already commented that I am a dilettante photographer, whose only intention is to photograph what strikes me about the reality in which I live and I know that I have my limitations as a photographer. I also know that mobile cameras have their restrictions, but they are very useful for immortalizing moments that are important to us and that's what I do. I don't pretend any more.
This time I was waiting for the beginning of a course I had enrolled in. I approached the window, pulled out the curtains so that a little light could enter because the room was in darkness and I found this image. The first thing that caught my attention was the backlight of that moment, produced by the incipient sunset that was already beginning to appear. Then I stopped looking at the frame fixed by the limits of the window, which was transformed into a wedge, thanks to the magic of perspective. I loved it. And as a colophon the boat anchored to the bottom of the image that only waited to be photographed and that was what I did.
 Image source: Photograph taken with an Acer Liquid Z630.

15 febrero 2019

Vinca de Madagascar

Fuente: propia
Ayer les comenté que mis hermanas, mi hijo y yo hicimos una visita al Charco Azul y por en camino me encontré con algunas flores, pero sobre todas me llamó la atención esta flor blanca con el centro rosado. ¿A que es hermosa? 
Sí, no cabe duda de que lo es; ese color blanco impoluto que contrasta con el rosado que se encuentra en su centro, como si el rosado, por un proceso mágico, se fuera transformando en el blanco de sus pétalos.
Pues por esas razones, no dude en sacarle una fotografía. Como les dije ayer el día acompañaba, el cielo despejado sin una nube, la temperatura ideal para caminar y, porque no, para sacar mi teléfono móvil e inmortalizar a algunas flores. El cielo despajado contribuyó a que la luz no fuera un problema, sino un colaborador necesario para que la fotografía saliera bien.
Lo bueno es que esta preciosa flor, la Vinca de Madagascar (Catharanthus roseus), se encontraba en un lugar a la sombra, por lo que no le llegaba la luz directa y me permitió sacar un primer plano con la luz necesaria para este menester.

14 febrero 2019

The knots

You know that. The knots tie.
Like the first kiss.
The one that went all over your body,
and it stayed with you forever,
like a fossil waiting to be found.

The knots untie.
Like the first contempt,
The one who stayed in the air,
so thick you could frame it.

The knots tie.
Like the first caress.
The one that made you close your eyes.
Not knowing where you were.
You just felt and let yourself go.

The knots untie.
As with the first border.
That invisible one that rose without hardly knowing it,
with the silences, with the lies and with the absences.

Knots tie.
Like the first I love you.
Who disarmed you. You let yourself go
and you wondered if you could come back.

The knots untie.
As with the first scream.
The one that pierced your heart,
the one who pulled out the shovel
to dig the grave.

The knots are tied and untied.

Source Photograph taken with an Acer Liquid Z630

13 febrero 2019

Caminata al Charco Azul

Hoy salimos a eso de las 9.15 con destino al Charco Azul, un paraje que había oído de su existencia, pero que nunca había visitado. Fue una visita familiar, ya que fuimos mis dos hermanas, la mayor y la menor, y mi hijo. 
El Charco Azul está cerca del Risco, un poblado que pertenece al municipio de Agaete y que te encontrarás con él de camino al pueblo de la Aldea de San Nicolás. 
Nosotros llegamos al Risco antes de las once de la mañana. El día acompañaba porque estaba soleado, no hacía viento y la temperatura era de unos veinte grados. Perfecto para realizar una caminata sin complicación y muy fácil de realizar, aunque, con tiempo de lluvia, hay que ser precavidos y dejarla para otro día porque cuando llueve, esos barrancos llevan mucha fuerza y pueden ser peligrosos.
Atravesamos el barrio del Risco y, siguiendo las indicaciones de los amables vecinos y de la cartelería, llegamos al sendero que nos conduciría hasta nuestro destino. Lo primero que nos sorprendió fue el verde de la vegetación y la floración de algunas plantas y es que nuestra tierra es agradecida; recordé que en el pasado mes de noviembre llovió con ganas en Gran Canaria y su resultado fue la explosión de la naturaleza a la que estábamos asistiendo.
Cuando llegamos a la base del barranco ya comenzamos a oír el sonido del agua y pudimos ver los riachuelos de agua cristalina que corrían barranco abajo fruto de las lluvias pasadas.
Fuente: propia
Continuamos subiendo barranco arriba, siguiendo el sendero y con nuestro destino siempre a la vista, porque lo teníamos localizado, en forma de risco blanco que se divisaba en el fondo. 
A medio camino nos sentamos a disfrutar del sonido del agua que corrían por los riachuelos, que no es muy común en nuestras islas, y del canto los pájaros, sobre todo del canto del Canario del Monte que era maravilloso.
Después continuamos, siempre acompañados por los pequeños riachuelos de agua cristalina, luego pasamos la zona de más dificultad y, por fin, llegamos al Charco Azul que estaba en al base de un gran risco que se denomina Tamadaba.
El Charco Azul estaba lleno y rebosando porque seguía cayendo agua proveniente de las cumbres. Pensábamos darnos un baño, pero tocamos el agua y estaba muy fría, así que lo dejamos estar. Allí permanecimos durante un rato para reponer fuerzas, beber agua, comer algunos frutos secos y disfrutar del increíble paisaje que nos brindaba la naturaleza.
Fuente: propia
Al terminar de disfrutar del premio a nuestra caminata mañanera, decidimos regresar y seguir nuestro camino hacia la Aldea de San Nicolás.