18 diciembre 2018

¿Qué he leído? Una temporada salvaje de Joe R. Lansdale


OPINIÓN


Hacía mucho tiempo que no me encontraba con una novela negra tan interesante como Una temporada salvaje de Joe. R. Lansdale.
Con una trama sencilla, directa y sin subtramas, pero llena de argumentos y un ritmo que nos invita a leerla con atención. Lo importante es que el autor tiene muy claro hacia donde nos quiere llevar y lo hace con maestría.
Lo más que me gustó fue su estructura narrativa, contada en primera persona por su protagonista, Hap Collins, que nos permite vivir las peripecias de Hap de primera mano, como si estuviéramos junto a él, con diálogos directos, naturales y llenos de humor negro.
Una temporada salvaje es una novela para leerla en un fin de semana; sus doscientas páginas nos estimulan a ello, pero que su pequeño tamaño no te engañe, porque tiene su miga.

FICHA TÉCNICA


Formato: EPUB
Páginas: 200 págs.
Traducción: Traducido por: Miguel Ros
Editorial: Siruela. (2018) Colección: Nuevos Tiempos 406
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 978-84-17308-77-3

SINOPSIS


Hap Collins y su amigo Leonard Pine son dos buenos amigos. Hap es un exconvicto porque se negó a ir la guerra de Vietnam y su amigo Leonard, el personaje más cáustico y sarcástico, es un veterano de Vietnam. A Hap y Leonard les va más o menos bien en la vida, con sus altibajos, pero su amistad puede con todo, hasta que aparece una antigua novia de Hap, Trudy, y ahí comienzan los problemas.
Trudy regresa con un plan bajo brazo; recuperar unos miles de dólares escondidos cerca del río Sabine, pero el asunto se complica.
Fuente de las imágenes: Editorial Siruela 

17 diciembre 2018

El código del humor


Yo soy de los que piensa que el humor debería de tener los límites que considere la persona que lo práctica; ni más ni menos, porque si comenzamos a ponerle límites al humor, algo se está pudriendo en nuestra sociedad, porque el humor, en su multitud de facetas, es un signo de salud de una sociedad.
Traigo esto a colación por la que se ha montado con el humorista Dani Mateo, después de sonarse en una bandera española, en uno de sus múltiples «sketch» en el programa El Intermedio.
Está claro que a uno le puede gustar, más o menos, esa parodia, pero no nos podemos olvidar que es una parodia, que se enmarca en la ficción y, por tanto, nada tiene que ver con la realidad, ya que su estructura, desde su génesis, es ficticia.
Tampoco podemos olvidar el contexto, que no es otro que el programa El Intermedio, que es un programa de humor. Por tanto, todo lo que se produce en ese programa está relacionado con el humor y que hace una lectura cómica de la realidad que estamos viviendo en España y en el mundo.
Es por ello por lo que no debemos olvidar este detalle, que es muy importante, porque muchos hacen una lectura errónea de lo que ven o de lo que escuchan, sin tener en cuenta el contexto.
No es lo mismo que un presentador de un telenoticias nacional se suene en una bandera en la hora punta del informativo (nadie lo espera), que lo haga un presentador de un programa de humor como El Intermedio porque todo el mundo sabe que es posible que eso ocurra, porque el contexto nos enmarca en un código que todos conocemos y ese código nos pone en sintonía con lo que estamos viendo.
Lo que está pasando con Dani Mateo y su «sketch» es que muchos están rompiendo el código que nos da el contexto y lo transforman en un código de realidad que nada tiene que ver con el humor.
Y los que rompen ese código, saben que lo están rompiendo y convierten una parodia en una realidad, porque les interesa a nivel político y social.

Fuente de las imágenes: La sexta.com

16 diciembre 2018

Stop

You will have time to stop,
to observe and try the impossible.
There are her moldy cracks,
her gnawed woods.
Lie down!
Crawl on the floor,
there you can feel the humidity
that pierce her healed walls,
but you will never hear their voices,
are buried in the backyards,
in the land of lime and paint,
in the echoes of the groans of surrender,
in the rubble of oblivion,
on the old tiles of the red roofs.
You will only find her stony silence,
a silence turned into oblivion,
in angel that passed a thousand times,
in ghost who came to drink coffee,
in an eternal loop that goes in and out.
Then you can leave and remember what it was.
Image source: Photograph taken with an Acer Liquid Z630

15 diciembre 2018

Proa al viento


Escultura Oscar Tusquets situada en la playa de Las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria
Los vientos en la playa de Las Canteras suelen ser de norte o noreste y la posición de esta escultura está proa al viento.
Si te detienes a observarla con detenimiento, parece el casco de un espartano, de aquellos que lucharon en la batalla de las Termópilas, pero después de una atenta observación de percatas de que es la proa de un barco que se dirige hacia el norte.
Los dos turistas que están sentados a estribor, parecen que esperan para subir a bordo, mientras toman el magnífico sol de otoño en una de las mejores playas urbanas del mundo.
No quiero dejar de destacar el juego de luces y sombras que regala el sol con en su juego con esta escultura.
Fuente de las imágenes: Fotografía sacada con un Acer Liquid Z630

14 diciembre 2018

Escaleras


Escultura Oscar Tusquets situada en la playa de Las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria
Las escaleras me recuerdan a la vida, porque desde el momento en que nacemos no dejamos de subir escalones, uno tras otro, hasta completar nuestro ciclo vital.
También las asimilo con las metas, con aquello de subir el primer escalón, ese que si no lo subimos, jamás llegaremos a alcanzar la meta que nos hemos propuesto, siendo cada escalón los objetivos que tenemos que completar hasta llegar al final.
Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de que, en esa subida, podemos descansar, tomarnos un respiro porque si no lo hacemos puede ocurrir que nos quedemos en el camino o que abandonemos nuestra meta para siempre. No podemos olvidar eso que dicen: «Despacito y con buena letra».

Fuente de las imágenes: Fotografía sacada con un Acer Liquid Z630

13 diciembre 2018

The female bullet


Everyone knew it was a woman bullet, going from hand to hand like the fake coin, as the song said. But he didn't care. He had fallen in love with his primal innocence, running after his "she, he, we, and they", playing with his "my mother pampers me" and his eternal "you will always be my friend" after that tender kiss on the cheek that he gave her at recess at the age of just seven.
He saw her grow so fast that he lost track of her. With time, and after many years, he found her again in the streets of his city made a woman, but lost in the infernal loop of drugs. He went to look for her to rescue her and tell her: "you are still my little friend", but she didn't recognize him. She looked at him and with a demonized look shouted at him to leave her alone.
He didn't give up and kept going every night to try to get her out of the abyss in which she was lost, but he didn't make it.
In one of those visits, he found her lying among blackened, pissed and dirty cartons, like a broken and helpless doll that had been thrown into the dump.
He sat down, put her on his lap and called the emergency services who, when they arrived, certified her death. He accompanied her in the ambulance trying to control a heartbroken cry. From the emergency room, she called her family. No one wanted to take care of her. She had what she wanted, her relatives told her. He sat next to her, took her hand and said: I'm still here, little friend.
 

Image source: Pixabay 

12 diciembre 2018

Subir

Subir hasta encontrarte,
soltar los lastres que me atan a la tierra,
romper sus cadenas y respirar.
Verte al final de la escalera, inalcanzable quimera,
que se desvanece como el canto del mirlo al amanecer,
gritarte y subir el primer escalón
con las rodillas en carne viva.
Quedarme ahí, esperando el maná de tu caricia,
que llega, tarde como siempre,
y volver a recitar el canto del desconsuelo,
hasta que descanse de tu insultante mentira.
Lanzo las cuerdas del esfuerzo para seguir escalando.
Llegar a la cima, después de dejar la sangre
en las laderas grises del éxito,
que me vomita los años de negro sobre blanco
que recojo con la luz de la tristeza.
Ya no necesitas mis cantos ni sus ecos.
Al final me rindo porque me despierto del sueño.
Vuelvo a la tierra de los mediocres,
a caminar por los caminos de los mortales,
a disfrutar de mi reconocimiento ante el espejo,
alzando la mirada hacia tus cimas,
pero esta vez respiro y la cordura vuelve a mi cabeza