03 julio 2018

The enemy? At home. The madness of guns in the United States

revolver
The permissiveness of carrying firearms in the United States has left 17 dead after a 19-year-old boy indiscriminately shot his classmates in the Stoneman Douglas High School in Parkland, Florida.
A statistic that continues to rise year after year and that adds to the already tragic massacre of Las Vegas that left 58 dead in October 2017, not to mention the massacres that have occurred in previous years.
These terrible events put in the spotlight an issue which, year in and year out, also calls into question the regulation of the carrying of arms in the United States, which, under the second amendment, leaves on the table the chilling figure of more than 33,000 deaths per year from firearms, 93 deaths per day due to this cause, not to mention the number of collateral victims.
image.png
A figure of deaths that should make any medium-civilized country reflect and I am beginning to have my serious doubts that the United States is. A civilized country should have, as a fundamental pillar, the protection of its citizens' lives and the second amendment to its constitution goes against that fundamental pillar.
We are witnessing how the United States is spending millions of dollars on combating foreign terrorism, putting obstacles in the way of immigrants from supposedly terrorist countries, Libya, Somalia, Syria, Iran, Sudan, Yemen and Iraq, without realizing that terrorists are in their own homes.
Can you imagine that foreign terrorism will kill 33,000 people every year in the United States?
It would be the most serious national problem of all time and every effort would be made to put an end to that tragedy. However, the dead at home from guns are on the streets every day and no one does anything. They just shield themselves in the second amendment and look the other way.
The September 11 attacks, the bloodiest in the United States, left 2,992 dead. I have not made the calculation, but I am sure that in 2001 the number of deaths from firearms in the United States would multiply by five.
By this I mean that the dead are dead, wherever they come from, victims, after all, of the senseless, madness of violence that leaves many families without their loved ones.
Perhaps if they were to do the same as they are doing to combat international terrorism, to regulate and control firearms, that scandalous number of deaths would be considerably reduced. I'm more than sure of that.
I am fortunate to live in a country, Spain, where the possession of arms is very controlled, so much so that in order to have a gun licence, you have to go through very exhaustive controls and, in many cases, they deny it to you.
The fact is that the US has a very serious problem with firearms and it is they, its people, who have to solve it.
What are you waiting for? Another massacre of hundreds of innocent dead?
Sources of information: El País y BBC
Image source: El País y Pixabay

02 julio 2018

¿El enemigo? En casa. La locura de las armas en Estados Unidos

La permisividad de la portación de armas de fuego en los Estados Unidos ha dejado 17 víctimas mortales más, después de que un joven de 19 años disparara, indiscriminadamente, contra sus compañeros de la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland de Florida.
Una estadística que no deja de subir año tras año y que se suma a la ya trágica matanza de las Vegas que dejó 58 muertos en octubre de 2017, por no contar con las matanzas que han ocurrido en años anteriores.
Estos acontecimientos terribles ponen en el candelero una cuestión que, año sí, año también, cuestionan la regulación de la portación de armas en los Estados Unidos, que, amparada en la segunda enmienda, deja sobre la mesa la escalofriante cifra de más de 33.000 muertos al año por armas de fuego, 93 muertos diarios por esta causa, sin contar en número de heridos colaterales.
muertos
Una cifra de muertos que debería hacer reflexionar a cualquier país medianamente civilizado y ya comienzo a tener mis serias dudas de que los Estados Unidos lo sea. Un país civilizado debería tener, como pilar fundamental, la protección de las vidas de sus ciudadanos y la segunda enmienda de su constitución va contra ese pilar fundamental.
Asistimos como los Estados Unidos se gastan millones de dólares en combatir el terrorismo extranjero, poniendo trabas a los inmigrantes de países supuestamente terroristas, Libia, Somalia, Siria, Irán, Sudán, Yemen e Irak, sin percatarse de que los terroristas están en su propia casa.
¿Se imaginan ustedes que el terrorismo extranjero matase a 33.000 personas cada año en los EEUU?
Sería el problema nacional más grave de todos los tiempos y se pondrían todos los medios disponibles para acabar con esa tragedia. Sin embargo, los muertos de casa por las armas de fuego están sobre las calles cada año y nadie hace nada. Solo se escudan en la segunda enmienda y miran hacia otro lado.
Los atentados del 11 de septiembre, el más sangriento ocurrido en los EEUU, dejó 2.992 muertos. No he hecho el cálculo, pero estoy seguro que en el año 2001 la cifra de muertos por armas de fuego en los EEUU se multiplicaría por cinco.
Con esto quiero decir que los muertos son muertos, vengan de donde vengan, víctimas, al fin y al cabo, de la sinrazón, de la locura de la violencia que deja a muchas familias sin sus seres queridos.
Quizás si pusieran el mismo empeño que ponen para combatir el terrorismo internacional, lo pusieran para regular y controlar las armas de fuego, esa cifra escandalosa de muertes se reduciría de forma considerable. De eso estoy más que seguro.
Tengo la suerte de vivir en un país, España, en que la posesión de armas está muy controlada, tanto, que para tener una licencia de armas, tienes que pasar unos controles muy exhaustivos y, en muchos, casos te la deniegan.
Lo cierto es que los EEUU tiene un problema muy serio con las armas de fuego y son ellos, sus gentes, las que tienen que resolverlo.
¿A qué están esperando? ¿A otra matanza de cientos de muertos inocentes?
Fuentes de información: El País y BBC
Fuente de la imagen: El País y Pixabay

01 julio 2018

Atis Tirma

Este es un conjunto escultórico realizado en piedra y bronce, una alegoría de los aborígenes canarios Tasarte y Bentejui que prefirieron tirarse desde un risco para no entregarse a los conquistadores en 1479. La obra es del escultor Manuel Bethencourt.
This is a sculptural ensemble made of stone and bronze, an allegory of the Canarian aborigines Tasarte and Bentejui who preferred to throw themselves from a cliff so as not to surrender themselves to the conquistadors in 1479. The work is by the sculptor Manuel Bethencourt.

30 junio 2018

Atrapar el momento

live

Cuando la vi entrar, yo viajaba entre los versos de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, levanté la cabeza y nuestras miradas se cruzaron en un instante. Me volví a sumergir en los cálidos poemas de Neruda, teniendo, ya, grabado el verde de sus ojos en mi alma. Se acercó hasta mí, me miró y me preguntó:
—¿Me puedo sentar a tu lado?
Yo no supe qué contestar. Solo pude encogerme de hombros, gesticular una media sonrisa como única respuesta afirmativa.
Cuando se sentó, me llegó el leve aroma de su perfume, como si la primavera hubiera pasado llena de las flores silvestres.
Volví a meter la cabeza en los versos de Neftalí, sin quitarme de la cabeza la hermosura de aquella mujer que estaba sentada a mi lado y que se recolocaba su traje de lino blanco casi transparente.
—Hola.
No pude contestarle porque no sabía qué decirle.
Volvió a insistir y luego me preguntó:
—¿Qué estás leyendo?
Me mantuve en silencio unos segundos interminables, hasta que por fin te contesté:
—A Neruda. Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
—Guauuu!! Ese poemario me gustó mucho, aunque yo me quedo conResidencia en la tierra. ¿Lo has leído?
—No, pero lo anotaré. ¿Es un poemario?
—Sí, claro. Lo escribió algunos años después de veinte poemas.
Cogí mi block de notas y escribí el título.
—¿Te gusta la poesía?
—Sí, leerla y escribirla.
—¿Escribes poesías? —me preguntó con asombro—. Los chicos de tu edad no escriben poesía.
—Pues yo sí; gané un premio en el instituto —le dije orgulloso.
—Eso está muy bien. La poesía es un género muy complicado. No es fácil escribirla. Se necesita mucha dedicación.
—Sí, lo sé. A mí me cuesta mucho y les dedico mucho tiempo. Los escribo, luego los releo y los corrijo. Algunos no valen para nada y los tiro a la basura.
—¿Qué edad tienes? No debes tener más de diecinueve.
—Has acertado de pleno. ¿Qué edad tienes tú?
—Algunos más que tú. Podría ser tu hermana mayor y sí me apuras un poco, casi tu madre, pero prefiero quedarme en tu hermana mayor.
—Yo también lo prefiero. Aunque no tengo hermanas mayores. Hermanos, sí.
—¿Hacia dónde vas ahora?
Me quedé pensando en su interés por mí. No sabía a qué se debía.
—Voy a ensayar.
—¿Estás en un grupo de música? ¿Rock? ¿Pop?
—Noooo!!! Estoy en un coro de ópera.
—¿Ópera?
—A que suena extraño que un chico de dieciocho años se interese por la ópera. Es que soy un tipo raro.
—Soy más del Rock y Pop.
—Pues deberías oír alguna ópera, por ejemplo, Rigoletto o Aída.
—Las apunto —me dijo con una sonrisa y llevándose el dedo índice de la mano derecha a la frente.
Permanecimos un minuto en silencio. Yo volví a los versos del chileno y ella sonreía quitarme la mirada de encima, hasta que me dijo:
—Te invito a mi casa. ¿Te vienes? Está cerca de la última parada. En el barrio antiguo. Tengo un buen vino y soy una excelente cocinera. Me has caído muy bien y me gustaría pasar la noche contigo.
Levanté la cabeza y la miré. Me quedé unos instantes mirándola, perdido en el verde intenso de sus ojos y sin perder de vista sus labios carnosos que se mordía con delicadeza. No supe que decir y me resultaba una propuesta muy extraña, pero al mismo tiempo muy atrayente. Mi corazón latía con fuerza y mi corazón de adolescente me decía que aceptara la propuesta. Sin embargo, me levanté y le contesté mintiendo:
—No puedo faltar a este ensayo. Estamos montado la parte final del coro.
Toqué el timbre para bajarme en la siguiente parada.
Ella me sonrío y me preguntó:
—¿Cómo te llamas?
—Ernesto.
—Yo me llamo Elena, pero todos me llaman Lena.
Se levantó, se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Sentí el fresco de sus labios en los mios, porque al besarme entreabrió su boca y me acarició con su lengua.
—Cuídate mucho, Ernesto, y no olvides que la vida es esto; momentos que pasan sin esperarlos y hay que intentar vivirlos.
El frenazo de la guagua me sacó de mi ensoñación y salí casi corriendo sin entender muy bien qué había pasado.
Los días siguientes de ensayo pensé que me la volvería a encontrar, pero no la volvía a ver jamás. Lena se había desaparecido para siempre. Incluso, años después, pensé que había sido un bonito y entrañable sueño de un adolescente con una imaginación muy calenturienta.
Años después escribí estos versos:
Momentos de primavera,
que vienen y te besan,
con la mirada verde de lo transparente,
que te invita a lo desconocido,
a la libar el futuro,
agarrando el presente que vivimos,
momentos de perfume de todas las flores,
que son instantes,
y se te escapan como mariposas salvajes,
momentos de residencia en un instante,
de versos de capitanes y de amor blanco y transparente,
momentos de lo que pudo haber sido y no fue,
de la propuesta carnosa de unos labios enloquecidos,
momentos del miedo a la vida, al Carpe Diem de una mirada verde,
y al abrazo del abismo de presente.
Hoy, casi con sesenta años, todavía pienso en ella, en volver a encontrármela por la calle mayor del barrio antiguo y en qué hubiera pasado si yo, aquella noche, me hubiera ido con ella a tomar unos vinos, a perderme en su perfume de flores de primavera y comer de sus labios de madreselva.
Fuente de la imagen: Pixabay

29 junio 2018

Atardecer de invierno en la playa de Las Canteras

Los atardeceres de la playa de Las Canteras siempre son espectaculares y más con esos juego de colores.

28 junio 2018

La playa de Las Canteras

La playa de Las Canteras, posiblemente, una de las mejores playas urbanas del mundo.
Las Canteras beach, possibly one of the best urban beaches in the world.

27 junio 2018

500 grams

drugs
He was his third son, the youngest, the one who barely survives, the one who spent more than ten minutes between life and death, more than two months in an incubator sipping breath of life and earning him, day after day, a few grams of life.
When he handed him the package, he looked at it, his hand shook when he gave it to him, he remained silent as he left the bakery and smiled when he returned before closing.
She knew that one day he would not come back and she would know that he had been killed, like a dog, in any corner of the neighborhood, to steal the five hundred grams of farlope that was in the package.
That's the way business was and the bills have to be paid. You don't live to bake bread, my dear.
Her second husband told her when she lost her first child. He still had two of his children left on the list.
Image source: Pixabay