Hoy es un día perfecto para publicar y eso he hecho, he publicado Jinámar Connection en papel con CreateSpace, este es el enlace: https://www.createspace.com/4728117. El que quiera adquirirlo en papel solo tiene que solicitarlo y en 10 días te lo ponen en tu casa. Mañana saldrá la versión digital en Amazon y en los próximos días en Smashwords y Google Play. En mayo sacaré la edición de NACE que se llamará Conexión Jinámar.
23 abril 2014
20 abril 2014
¿Qué he leído? Otro uno, desconsuelo de los poetas Aquiles García Brito y Adolfo García
En estos días terminé de leer Otro uno, desconsuelo de los poetas Aquiles García Brito y Adolfo García, dos poemarios distintos y llenos de la pasión por la poesía. Aquiles juega con lo cotidiano, con el pasado, con el hoy y con el mañana y te sumerge en un poesía cercana e intimista que no te deja indiferente.
Adolfo experimenta con la palabra, con el verso, con la rima, en fin, con la poesía y se arriesga e inventa, a sabiendas de que el riesgo es un ser incomprendido.
No dejen de leerlos, les sorprenderá.
16 abril 2014
Primavera
Llegó la primavera y recibió la llamada. Montó el cinturón de explosivos. Después se fue a la estación de Atocha. Sentía el peso de la dinamita en su pecho. Miró su reloj. Las diez y diez era la hora prevista. Se sentó en el centro de la estación. Se le acercó una niña de apenas tres años, le cogió la mano y le sonrió. Le recordó a su hija Zaya. Ya no recordaba su sonrisa. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que la asesinaron? Se levantó, salió y pensó que la hora de la venganza había pasado.
12 abril 2014
¿Qué he leído? El mundo a mis pies de Nisa Arce
Ayer terminé de leerme El mundo a mis pies de Nisa Arce, un libro infantil que me gustó mucho. Muy bien escrito y lleno de realidad y de ficción, en el que la autora te lleva por la realidad cruda de un niño y, al mismo tiempo, por su mundo de fantasías e ilusiones.
Ficha técnica:
Editorial: Ediciones Babylon
Páginas: 150
09 abril 2014
¿Qué he leído? El abuelo de Benito Pérez Galdós
Mi paisano no deja de sorprenderme con el arte que tenía al escribir. Ayer termine El abuelo de Benito Pérez Galdós y es toda una lección de cómo una novela se puede hilvanar, en el sentido más amplio del género, solo con diálogos, donde los personajes toman la palabra y son ellos los que cuentan su historia, dejando al narrador en un rincón oscuro. Me encantó.
Ficha técnica:
Editorial: Alianza editorial
Páginas: 256
04 abril 2014
La llamé taxi
La llamé Taxi porque siempre me la encontraba en la parada. Nos mirábamos furtivamente, a veces, me sonreía y terminé enamorándome en silencio.
Un día dejé de verla sin saber porqué.
Después de unos meses la encontré en la sala de espera de mi bufete.
Cuando la recibí, me preguntó:
—¿Nos conocemos?
Le sonreí y le dije que sí.
Le recordé nuestros encuentros matutinos y volvió a sonreír. Sí, se acordaba de mí, me dijo.
Le recordé nuestros encuentros matutinos y volvió a sonreír. Sí, se acordaba de mí, me dijo.
Le pregunté cuál era el motivo de su visita. Me contestó que quería divorciarse.
Entonces pensé que el destino era muy caprichoso y sonreí.
También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/los-caprichos-del-destino
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https://steemit.com/spanish/@moises-moran/los-caprichos-del-destino
01 abril 2014
Se jubiló sin despedirse.

Me lo encontré en el supermercado, después de casi dos meses de su jubilación. Lo observé desde lejos, mientras metía en el carro de la compra, algunos productos que cogía de la estantería. Recordé que se había ido sin despedirse. Se jubiló, adiós y muy buenas. Siempre tuvo un carácter difícil, retraído, solitario y había tenido, sus más y sus menos, con la mayoría de los compañeros, incluso conmigo, que soy un ángel del cielo.
Decidí acercarme y saludarlo.
— Casimiro! —le grité desde el otro lado del pasillo.
Pareció no haberme oído. Reflexioné unos instantes si seguir insistiendo o seguir mi camino. Pero volví a la carga, impostando la voz como hacía en mis perdidos tiempos de tenor.
—¡Casimiro!
Entonces, giró la cabeza, se quitó las gafas de cerca y se puso las de lejos. Levantó el brazo y me saludó. Yo aproveché el momento y me acerqué, luchando con las ruedas delanteras del carro, que se dirigían, sin remedio, hacia las estanterías, atraídas por fuerzas inescrutables.
—¿Qué tal te va después de la jubilación? —le pregunté con una sonrisa y tendiéndole la mano para saludarlo.
—Ahh, pues bien, tranquilo. Perdona, ¿Cómo era tu nombre?
Yo me quedé desconcertado durante unos segundos. ¡No se acordaba de mi nombre! Y mi nombre no es precisamente de esos que se olvidan con facilidad.
—Tancredo —le contesté con un mohín de enfado.
—Ohhh, perdona, sí, ahora lo recuerdo. ¿Y cómo va todo por el trabajo?
—Igual. Sabes que en la empresa todo va bien, el dinero siempre hace falta hasta para morirse.
—Sí, sí, eso es verdad —me dijo como queriendo huir de aquella situación.
—Me sorprendió que te fueras sin despedirte. No sé, podíamos haber hecho algo, un pequeño convite.
—Ah... ¿Sí? —preguntó incrédulo— No se me ocurrió. Quizás un día vaya y les lleve una caja de bombones. No soy amigo de eventos sociales. Soy muy antisocial.
—Como quieras. Veo que estás muy ocupado con tu compra. Pues nada, que todo te vaya bien después de tu jubilación.
—Siempre hay cosas que hacer. A lo mejor nos vemos otro día por algunos de estos pasillos.
—A lo mejor.
Lo vi alejarse, hasta que se perdió en el pasillo de los lácteos.
El lunes siguiente, un mensajero trajo una caja de bombones de chocolate, con una pequeña tarjeta firmada por Casimiro. Yo sonreí, pensé que en el fondo tenía buen corazón, que había reflexionado y que los había mandado como para disculparse por no haberse despedido.
Todos dimos buena cuenta de tan dulce regalo. No quedó ninguno.
No pasaron más de treinta minutos en que todos, sin excepción, tuvimos que salir corriendo hacia los servicios, cagándonos por la patas «pa' bajo».
No pasaron más de treinta minutos en que todos, sin excepción, tuvimos que salir corriendo hacia los servicios, cagándonos por la patas «pa' bajo».
Sentado en el retrete, con unos retortijones que me llegaban hasta el alma, me maldije por habérmelo encontrado en el supermercado y pensando, que al final, la cabra, siempre tira «pal' monte».
También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/se-jubilo-sin-despedirse
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