27 octubre 2011

La cultura subvencionada

Tengo que reconocer, que soy un absoluto ignorante en lo referente al mundo de las subvenciones en el ámbito cultura.
Se me escapan qué empresas están están subvencionadas y cuáles viven sin recibir un euro de las administraciones y montan sus espectáculos con mayor o menor éxito.
Dicho esto, cierto es, que el tajo a la cultura es de los buenos, de esos que dejan una buena cicatriz y que te pierdes contando los puntos. La cultura es la primera que se lleva el primer martillazo.
Sin embargo, también es cierto, que la cultura subvencionada, se termina apoltronando y las visitas palaciegas a los políticos de turno, en busca de una subvención para este o aquel espectáculo, para este o aquel libro, para esta o aquella película, para esta o aquella obra de teatro, terminan convirtiéndose en procesión.
Se va perdiendo la esencia intrínseca que tiene la actividad cultural, que no es otra que el riesgo, porque desde que empiezas a crear, sabes que tu creación puede ser un éxito o terminar en un cajón oscuro cogiendo el polvo del olvido.
Quizás, en estas tierras, hemos perdido esa esencia, la del riesgo por llevar un proyecto cultural adelante, sin una subvención, sin tener que tocar a ninguna puerta y si no gusta, pues me voy para mi casa, y si es un éxito, nos llenaremos los zapatos de “mierda”.
Comparto muchos de los aspectos que se exponen en el manifiesto contra el recorte del 65% en cultura. Pero se olvidan que las empresas, muchas de ellas afectadas por el recorte y muchas en la plataforma, como tales, son entidades privadas que se crean con ánimo de lucro, o sea, para ganar dinero mediante la realización de su actividad empresarial y las actividades empresariales, desde mi punto de vista, no deben de ser subvencionables.
No se puede crear una empresa cultural con el objetivo que sea “subvencionable” y aquí estamos muy acostumbrados a la cultura de “si no obtengo subvención no muevo un dedo”.
Los empresarios, de la índole que sean, no pueden depender de una subvención para llevar a cabo sus proyectos empresariales, tienen que buscar fórmulas imaginativas para que sus productos sean vendibles y ganar el dinero suficiente para seguir creciendo. La cultura no tiene por qué ser diferente.
Si tu proyecto cultural no vende, no llena teatros, no llena salas de cine, por algo será, tendrás que reflexionar para mejorar y buscar un producto cultural que guste y termine dándote el merecido fruto por tu trabajo.
Por otra parte, existen otros colectivos, sin ánimo de lucro, que también crean cultura y que están ahí, haciendo teatro, películas, poesía, narrativa, danza, y a esos no se les ve en ningún listado de subvenciones, porque sencillamente no les hace falta.
Quizás sea a estos, a los que sí haya que subvencionar, porque su fin no es ganar dinero, sino generar cultura que traspasan a la sociedad sin recibir nada a cambio, solo su reconocimiento.
Hay que cambiar de modelo cultural, por uno más imaginativo, más atrevido, más atractivo, más independiente que termine cautivando a la sociedad; de otra forma, la cultura estará perdida para siempre.
Termino con una frase del grupo Abubukaka: si con 25 años de subvenciones los datos oficiales arrojan una media de 40 espectadores por sala, está claro que esa política es un fracaso, hay que cambiar el sistema (Diversia digital).

11 octubre 2011

¿Qué estoy leyendo? Vida de Pi de Yann Martel.



Me lo recomendaron hace algunos meses y lo comencé anoche. Ya les contaré.

Ficha técnica:
Número de páginas: 334 Páginas
Editorial: Booket

¿Qué no he podido leer? Cuentos completos. Edgar Allan Poe. Traducción de Julio Cortázar

Lo reconozco, no he podido con los cuentos de Poe. Avancé todo lo que pude, pero cada vez me costaba más avanzar y leer se me estaba convirtiendo en un sufrimiento, y eso no... Así que ahí estará, con aquellos otros que se han quedado en el camino. ¿Me estoy pasando al lado oscuro?

27 septiembre 2011

¿Qué estoy leyendo? Cuentos completos. Edgar Allan Poe. Traducción de Julio Cortázar

Después de Mark Twain, comienzo con los Cuentos completos de Edgar Allan Poe, la ya clásica traducción de Julio Cortázar. Seguro que me divertiré.


Ficha técnica:
Editorial: Edhasa. Enero 2009. 
Nº de páginas: 1024


¿Qué he leído? Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain

Ayer tarde, con una día magnífico en la playa de Las Canteras, terminé de leer, Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain. Un libro muy interesante que me llevó, por momentos, a aquellos años de mi infancia. Si no te lo has leído, no pierdas la oportunidad, este es un libro que se lee solo.


15 septiembre 2011

La suerte estaba echada

Añadir leyenda

La suerte estaba echada y no había vuelta atrás. Llevaba treinta y cinco años jugando al mismo número, el 30510 y nunca le había tocado ni un mísero céntimo, nada de nada.
Después de los primeros cinco años de estar abonado, ya comenzó a sospechar que ese número estaba gafado, pero ¿cómo iba a dejar de jugar después de tantos años? Así que continuó jugando, año tras año, como el que mantiene una promesa y con la íntima esperanza de que algún día le tocara.
Sin embargo, los años pasaron y la suerte también.
Había llegado el día en el que jugaría por última vez al 30510, no había vuelta atrás.
Después del sorteo, se conectó a Internet desde su móvil, miró el número que había resultado ganador y otra vez la suerte le había esquivado. Observó el número y lo susurró al viento: treinta mil quinientos diez. Luego lo rompió en pedazos y los lanzó al aire.
Dio media vuelta y se dirigió a la administración de loterías,  compró el 55935 y le dijo al lotero que quería abonarse a ese número. ¿Y qué hacemos con el 30510? Ya no voy a seguir jugando. ¿Seguro? Mira que si sale, te vas a arrepentir toda la vida. La decisión está tomada, ya no hay vuelta atrás.
Salió de la administración de loterías con el 55935 en la mano, con un desasosiego que le oprimía el pecho y con las palabras del lotero que campaban a sus anchas por su cerebro: Mira que si sale, te vas a arrepentir toda la vida.
Se quedó un momento delante de la puerta de la administración, dio media vuelta, volvió a entrar y le dijo al lotero:
——Dame mi número, quiero seguir con el abono.
——¿Y qué hacemos con el 55935? ¿Cancelo el abono?
——No, no lo canceles, vamos a ampliar horizontes, a ver si la suerte termina llegando.
——Los números de lotería, amigo, son como las buenas amantes, nunca puedes dejarlas porque siempre las tienes en la cabeza ——sentenció el lotero.
——Sí, como las buenas amantes... ——le dijo mientras cogía el camino para ir a su casa y pensando que él nunca había tenido amantes pero sí un número que nunca salía.
El sábado siguiente trabajó muy duro, estaba muy cansado de ir de puerta en puerta, vendiendo seguros de vida. Se palpó la cartera y pensó en el sorteo. Tenía el pálpito de que ese era el día en que podía cambiar su suerte. Un sueldo para toda la vida y 5.000.000 € en un pago único. Así rezaba el anuncio. Eso era lo que él necesitaba para dedicarse a la vida contemplativa, un golpe de suerte.
Llegó a su casa cuando casi estaba oscureciendo y se puso cómodo. Se sentó en el sillón frente al televisor con una pizza y una cerveza. Tomó buena cuenta de la Margarita, y se bebió tres cervezas más mientras esperaba el comienzo del sorteo. El sorteo empezó y se tumbó en el sofá.
Seguía con atención el giro del bombo y cómo las bolas iban de un lado para otro en su interior, siguiendo el mandato imperativo de las leyes de la física y de la probabilidad. Intentó seguir los números que él estaba jugando, pero iban a demasiada velocidad, de arriba abajo, de izquierda a derecha, pero continuó siguiéndolas como si estuviera hipnotizado o en trance.
Las bolas de la suerte comenzaron a salir. El cinco. Ya tengo uno, se dijo mentalmente. El cinco. Otro, volvió a repetir. El nueve, ¡Otro! Gritó. El tres, ¡No puede ser! Su corazón comenzó a latir con mucha rapidez y el cuerpo le temblaba. El cinco. Dio un salto de alegría con el número en la mano, ¡me ha tocado!, ¡me ha tocado! ¡Por fin me ha tocado!
Sin embargo, comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho, como si le apretasen el corazón y quisieran arrancárselo. Un sudor frío le recorrió todo el cuerpo y sintió como el brazo izquierdo se le agarrotaba. Se puso de rodillas y cayó de bruces. Se arrastró por el suelo en un intento de alcanzar el teléfono para llamar al 112. Pero se había quedado sin fuerzas.
Tirado en el suelo, frente al televisor, tenía una visión perfecta de su número, de su serie y de los bombos. Sentía como se le iba la vida y sin soltar el 55935, su última visión fue de la bola con el número de serie que le concedía un sueldo de 72.000 € para toda la vida y de la bola especial, que le otorgaba el premio único de 5.000.000 €. En un instante de lucidez, pensó que, la suerte, se había burlado definitivamente de él.
Pero el sonido de su móvil se oía con insistencia y pensó que si estaba muerto, no podría oírlo y se despertó de forma brusca. Se había quedado dormido siguiendo las bolas del bombo y había tenido una horrible pesadilla. La pizza,  las cuatro cervezas y el cansancio habían hecho su efecto.
Cogió su móvil y se conectó a Internet para comprobar si había tenido suerte, sin embargo, tampoco en esta ocasión la había tenido, había que seguir jugando.

También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-suerte-estaba-echada

14 septiembre 2011

¿Qué estoy leyendo? Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain

Más bien tarde, lo reconozco, tengo en mi mochila a Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain. Tenía que haberlo hecho en mi infancia, pero no me dieron la oportunidad de disfrutar de la lectura a esa tierna edad. Está claro que a mi hijo se lo pondré en bandeja para que lo haga.

Ficha técnica
Autor: Mark Twain
Año de publicación: 1876
Nº de páginas: 80