16 octubre 2009

La vecina del décimo noveno

Me acerqué a sus labios carnosos, los besé con pasión desesperada, mientras mis manos arrancaban su sujetador negro en busca de sus pezones tiernos, bajé hacia ellos y los acaricié. Ella, me miró, cogió mi cabeza y se la llevó a sus pechos, yo, como un sediento, los mordí, los besé, mientras gemía y me decía cosas en francés. Me arrodillé, levanté su minifalda y ella abrió lentamente sus piernas, invitándome a mojarme en los efluvios del placer. Acerqué mi boca, tanto, que pude sentir el calor del volcán que ardía entre sus piernas. Mis dedos, cual maestros de danza, bailaban al son de los movimientos de su cadera y mi lengua, no pudo resistirse a perderse en el rojo pasión de su entrepierna hasta que gritó de placer justo en el momento en que oímos un sonido inconfundible: habíamos llegado al decimonoveno piso en nuestro ascensor.

También en:

https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-vecina-del-decimo-noveno

15 octubre 2009

Portada de mi libro de relatos que verá próximamente la luz.


Esta es la portada de mi libro, que en próximas fechas verá la luz. Tengo previsto presentarlo en noviembre. Ya les comentaré la fecha.

07 octubre 2009

El olvido

Pasan los días como pasa la vida, y yo, aquí, sentado en el banco del olvido, veo pasar las caras de aquellos que ya no recuerdo, me saludan, pero no los reconozco, ya los he olvidado, se les pasó el tiempo mirándose en el espejo del ombligo. Todos se fueron, una mañana, y dejaron de ser, se convirtieron en las sombras de sus recuerdos que están impresas en las fotografías de la carcoma y en las cartas del ayer.

06 octubre 2009

La culpa

No quiero ser más el trovador de mi culpa, se me seca la garganta, la lengua se me cuartea como la tierra seca y el alma se me congela solo con pensarlo. Mi culpa nace después de la tormenta del descontrol que irrumpe, de no sé donde, y rompe en mil pedazos los cristales la paciencia. Atarme las manos y arrancarme la lengua para no ver los riachuelos cristalinos que nacen de tus ojos. Pero siempre llega la culpa y el arrepentimiento, de ese escorpión que llevo dentro, a quién quisiera seccionarle para siempre, el aguijón de su carácter.

04 octubre 2009

A Mercedes Sosa

Ya se perdió tu sonrisa en los mares, tu presencia en las tierras de este mundo, pero siempre nos quedará tu voz eterna.


27 septiembre 2009

El secreto de un sueño

Damián se levantó tarde y la cabeza le daba vueltas. La noche había sido larga, muy larga. Se sentó en la cama buscando dentro de sí, el ánimo para levantarse e ir a trabajar, pero las fuerzas le flaqueaban.
Recordaba con nitidez cuál era el color de sus ojos y de su cabello, la forma de sus labios, la calidez de su lengua, el olor de su piel sudorosa, el sabor salado de sus pezones y el sensual tono de su voz cuando le decía:
«Dime que me quieres»
Pero sobre todo la pasión con la que se entregaron en aquella noche onírica en la que sus cuerpos se fundieron en uno.
Buscó en su móvil las últimas llamadas que había recibido, buscando un resquicio de realidad, pero solo encontró las cinco llamadas perdidas de su ex-mujer, que buscaba cualquier excusa para recordarle que ya se estaba retrasando con el pago de la pensión alimenticia. Quizás todo había sido un magnífico sueño, de esos que se parecen tanto a la realidad que no sabes si pertenece a ella o al mundo de la duermevela.
Se metió en la ducha y luego se vistió con el traje azul marino, la camisa blanca, la corbata gris y los zapatos negros. Le esperaba un día duro en la oficina central.
Cuando cogió el teléfono móvil para meterlo dentro de su cartera, sonó el tono de aviso de un WhatsApp. Pensó que sería un mensaje de su ex-mujer, pero esta vez se equivocaba. Entró en al aplicación, abrió el mensaje que parecía ser de un remitente desconocido y leyó:
«No olvides que eres mi secreto y que espero que algún día me digas que me quieres».
Sonrió y con esa sonrisa salió de su casa porque sabía que ella era una realidad, y eso lo hacía feliz, porque solo pensaba en cómo volver a encontrarse con ella.

24 septiembre 2009

Volver a encontrarte

Hace tiempo que no sé de ti. Te he buscado por todos los sitios en los que solías estar, pero no te encuentro. Todavía tengo fresca, en mi memoria, tu cara de ángel, tus labios, y tu esplendido cuerpo que adornabas con aquella lencería de encaje blanco, negro, rojo y gris petroleo que hacían que mis pensamientos fueran camino , irremediable, de la lascivia más arrebatadora. Y tampoco me puedo olvidar de tu mirada, esa que me seguía a todas partes, porque me mirabas de aquella manera.
Quiero que sepas que no dejaré de buscarte, porque sé que tarde o temprano volverás a aparecer quizás, no a toda página en los periódicos locales en los que suelo buscarte, quizás, te has ido hacia alguna revista de moda que tendré que comprar para volver a mirarte.