07 enero 2019

Ayer tuve un sueño


Fotografía sacada con un teléfono móvil Acer Liquid Z630
Ayer tuve un sueño
y me lo puse por sombrero,
un sueño de ala ancha,
de esos que te cubren del sol y de la lluvia,
de color rojo, no, azul, no, verde, no, negro,
al final se quedó con el color del arcoíris.
Luego se transformó en un camino polvoriento,
lleno de bancos viejos
que me hablaban y me invitaban a sentarme,
a descansar porque el camino es largo
y a quitarme el polvo que arrastraba de la vida.
Me senté y me convertí en la madera vieja de todos los bancos e invité a otros a sentarse
y a quitarse el polvo que arrastraban de la vida.
Escapé de la madera, escupí los clavos
que me convirtieron en banco y corrí hacia la salida,
pero el camino polvoriento se convirtió en un mar tumultuoso,
y yo en una barca a la deriva
que bailaba al son de las olas
que eran los hombres y las mujeres que habían pasado por mi vida.
Después llego la calma,
ya no era una barca de madera,
era una mancha gris de cenizas sobre el mar
que se iba diluyendo entre la espuma de las olas.
Ayer tuve un sueño
y me lo puse por sombrero,
fui camino, madera, fui banco,
fui barca y fui cenizas.

05 enero 2019

Distinto


Fuente: propia
Sigo con mis cuadros creados con el Paint, mi manera de dar rienda suelta a mi imaginación. En esta ocasión la idea era realizar una composición que reflejara la superestructura a la que estamos sometidos, que nos rodea sin apenas darnos cuenta y que tiende a igualarnos a través de la globalización, olvidando que somos seres únicos y distintos.
Hago hincapié en esto porque solo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que esto es así. Nuestra sociedad penaliza al diferente, al distinto e intenta, con medidas coercitivas, pulirlo hasta convertirlo en uno de los «nuestros». De no ser así será arrinconado y expulsado de la comunidad. Solo tienes que mirar a tu alrededor y verás que esto es así. Observa y te encontrarás con lo que te digo.
Es tan potente esta estructura, que nosotros mismos realizamos el trabajo de ir transformándonos hasta llegar a convertirnos en el patrón que nos proyectan.
Para realizar la representación de esto que planteo, utilicé muchos rectángulos y varios círculos para hacer notar que la diferencia importa, utilizando diferentes colores rodeados por rectángulos. Es evidente que este cuadro puede tener otros tipos de interpretaciones que corren a cargo del observador. Yo solo me dejo llevar, me salen estas composiciones y las comparto. No pretendo más.

04 enero 2019

Hibiscus blanco

Hace una semana publiqué una foto de un hibiscus color malva de unos jardines de Budapest, en un viaje que hicimos a esa ciudad encantadora el pasado mes de septiembre.
Ya comenté en aquella entrada que había distintos tipos de hibiscus y algunos me llamaron mucho la atención, sobre todo el malva y este de color blanco, con una combinación espectacular (blanco, rojo, amarillo y verde) y también adornado con las gotas de lluvia que lo hacían más hermoso si cabe.
Aquella jornada estaba el día encapotado, de ahí las gotas de lluvia, pero eso no fue óbice para que hubiera la luz suficiente para sacar un primer plano de este hibiscus blanco. La luz es muy fundamental para la fotografía, pero lo es más cuando tienes que usar el macro de la cámara del teléfono móvil para sacar un primer plano, que es muy sensible a la falta de luz.
Lo cierto es que cuando utilizo el macro, muchas veces no logro sacar la foto que quiero y se debe, en la mayoría de los casos, a la falta de la luz adecuada, pero en esta ocasión la luz natural jugó a mi favor.
El resultado me gustó y salió una buena fotografía en la que se puede apreciar lo grandiosa que es la naturaleza y la suerte que tenemos de poder disfrutarla.

03 enero 2019

El buzón del pasado


Fotografía sacada con un teléfono móvil Acer Liquid Z630
Los paseos por los pueblos me dan la oportunidad de disfrutar del paisaje y de encontrarme con objetos como este buzón, que tuvo un protagonismo en otra época, pero que, hoy por hoy, ha pasado a ser un elemento testimonial de un tiempo que, supongo, ya no volverá.
El correo electrónico lo ha ido arrinconando a medida que las nuevas tecnologías han tomado el mundo de las letras y las cartas en papel son un testigo mudo del olvido.
Aún recuerdo cuando escribía cartas a los amigos, en verano o en Navidad, para comunicarles cómo lo estaba pasando y solicitarles que me escribieran para saber de ellos, esperando, con ansia, que la carta de respuesta se depositara en mi buzón para contestar y seguir con el juego epistolar. Ir al buzón con la llave para abrirlo era emocionante, tanto que el corazón te latía con más fuerza porque tenías ganas de encontrar la respuesta esperada.
Todavía conservo las cartas de aquellos veranos, cartas que formaron parte de mí en una etapa muy importante de mi vida y me ayudaron a crecer como persona.
En el presente, tu buzón personal te lo llevas a todas partes, pero ya no te llegan cartas de los amigos que veranean, ahora te llegan cartas de amor de mujeres u hombres del norte o del sur, de negocios que no puedes rechazar, de herencias de un pariente lejano que prometen hacerte multimillonario o enlaces maliciosos que solo pretenden vaciarte la cartera.
Sí, el correo electrónico es un avance innegable. No lo pongo en duda, pero el correo tradicional tenía su encanto, un encanto que no sé si se volverá a recuperar en este mundo tan trepidante.

02 enero 2019

Ahora que no estás


Fotografía sacada con un teléfono móvil Acer Liquid Z630
Ahora que no estás
me faltan razones
para entender un poco más la vida,
para continuar el camino
con la sencillez que tú me enseñaste,
intento encontrarlas bajo mis pies,
entre las manos de los otros,
en las palabras de aliento,
pero no las encuentro.
Ahora que no estás
te busco en las mañanas de café,
que ahora huele a tu ausencia,
y, sentado, espero oír tu voz,
pero solo me salen una entelequia de recuerdos,
los sabores inconfundibles del arte de tus comidas,
los olores cálidos de las habitaciones,
y la mano caliente de tu último viaje.
Ahora que no estás
ya no puedo llevarte mis nudos,
ponértelos sobre la mesa,
para que me ayudes a desatarlos,
y ahí se quedan junto a tus santitos,
esperando el milagro que nunca llega.
Ahora que no estás
pienso en ti y me quedo jugando con tus recuerdos,
intentando comprender por qué es así la vida,
y la vida eres tú, ni más ni menos.

31 diciembre 2018

La esquela

No puedo creérmelo, Cándido. Ahora que todo está tranquilo, te lo tengo que decir. No puedo quedarme con esto dentro de mí. Ahora son las tres de la mañana. Nadie nos oirá. Solo estamos tu hermana Amparo, tu hija Maite y yo, pero ellas duermen fuera. El resto se han ido a descansar. ¿Que qué tengo que contarte? Espera que lo saque, que lo tengo aquí dentro del bolso. Mira. ¿Que qué es esto? Sí, es la página del periódico en la que salieron tus esquelas. Yo pensé que solo iba a salir la nuestra, pero cuál fue mi sorpresa cuando vi otra dedicada a ti y, encima, a media página y más grande que la nuestra.
Te repito que no puedo creérmelo. Leo esa esquela una y otra vez y sigo sin entenderlo. He llegado a pensar que se trata de una broma. No sé, de algún amigo tuyo, de esos con los que te ibas de farra, que ha querido hacerse el gracioso o de alguna que no me quiere bien y que me quiere hacer sufrir aún más en estos momentos tan dolorosos. ¿Que qué dice? Espera que te la leo. Me tiembla hasta la voz.
«Mi churrito, gracias por esos siete años de pasión, amor y felicidad. Tu amada Mariela para siempre. Jamás te olvidaré, Candi.»
Sí, como lo oyes. Un insulto. Cuando me la trajeron no sabía dónde meterme. Tú hija Mayte se puso como una fiera, pero luego se calmó. Ya sabes eso que dicen que la procesión va por dentro. No te haces una idea de la vergüenza que he pasado aquí sentada, siendo el hazme reír del tanatorio. Algunos vecinos me miraban raro, como apiadándose de mí. Yo no necesito piedad ni comprensión.
Gracias a que te vamos a incinerar. Así será todo más rápido. Menos doloroso y menos vergüenza. ¿Te imaginas que te hubiésemos llevado al pueblo para enterrarte? No lo quiero ni pensar. Todo el pueblo hablando de tu aventura, de lo hijo de puta que has sido y de los cuernos que me llegan al segundo piso. Ya lo sé. Querías que te enterrásemos junto a tus padres, pero cambié de opinión. Después de lo que me hiciste con esa, ¿qué pretendías? ¿Qué te lleváramos en procesión al cementerio? No, ni hablar. Al ver la esquela lo tuve claro. Llamé a la funeraria y les pregunté si se podría cambiar el entierro por la incineración. Me dijeron que no había ningún problema. Así que lo comido por lo servido.
Incluso me van a devolver algo de dinero porque el ataúd me saldrá más barato. Además, no voy a encargar las estampitas para la misa funeral porque no te lo mereces. Incluso estoy pensando en no hacerte la misa para que te quedes en el purgatorio toda la eternidad, pero sé que tu hija Mayte no me dejará. Ella te quería mucho, incluso te ha defendido cuando se enteró que habías tenido una amante. Cosas de hombres, me dijo. Cosa de cabrones, le contesté yo. También les dije que deberíamos cerrar la sala y venir mañana por la mañana, a eso de las nueve, pero tu hermana puso el grito en el cielo. Claro, a ella le trae al pairo que tú me hallas puesto los cuernos. A lo mejor hasta lo sabía. Quién sabe.
Ahora que te lo he dicho me he quedado tranquila. Había pensado guardarte luto durante un tiempo, pero desde que te quemen, pasaré página. A rey muerto, rey puesto y voy a recuperar todo el tiempo que perdí atendiéndote como una tonta del culo. Ah, se me olvidada decírtelo, tu amigo Mario, sí Mario el que iba a casa a tomarse los vinos. Él siempre me miró con buenos ojos. Yo lo sabía, pero lo dejé estar. Él me está consolando muy bien y creo que voy a dejarme querer por una vez.

30 diciembre 2018

¿Qué he visto? The Sinner. Segunda temporada


OPINIÓN

Después de haber visto la primera temporada de The Sinner, que fue todo un descubrimiento, la segunda me ha dejado con ganas de más, con la sensación de que se ha quedado a medias, como si le faltara ir un paso más allá, que se le quedara algo en el camino, como si los productores tuvieran prisa por terminarla y no les dio tiempo de rematarla como es debido.
Quizás la razón de esto lo tenga un guion que no termina de despegar, con una trama que se plantea muy interesante, pero que a medida que avanza la serie, se va diluyendo sin llegar a desatar todos los nudos que se plantean a lo largo de los capítulos que nos proponen.
Esto no quiere decir que esta segunda temporada sea mala, lo que quiero decir es que, desde mi punto de vista, esta segunda temporada ha bajado un nivel respecto a la primera, no solo con el nivel de los actores sino también con la historia que nos cuenta.
Sin embargo, hay que decir que la serie se deja querer desde el primer capítulo, capta tu atención y te invita a seguir viéndola, capítulo tras capítulo, hasta llegar al final, aspecto que hay que agradecer a una parte del guion y a la dirección.
Sin lugar a duda te invito a verla, te pasarás un buen rato siguiendo las pesquisas del inspector Harry Ambrose para desenmarañar el caso que está investigando.

SINOPSIS


El inspector Harry Ambrose vuelve a su pueblo natal, Keller, a investigar el envenenamiento de una pareja a manos de su hijo adolescente sin una razón aparente. Su regreso es debido a la llamada de la hija de un amigo de la infancia que es policía y se ha encargado del caso. La investigación se va enmarañando a medida que avanzan las pesquisas policiales, descubriendo aspectos desconocidos en la población de Keller.
Fuente de las imágenes: Netflix España