08 junio 2014

La autoedición y crowdfunding

En estos últimos tiempos, tiempos de crisis, hemos asistido a casi todo en el mundo editorial y las editoriales han tenido que reinventarse para seguir adelante con sus empresas.

Para seguir con la cabeza a flote, algunas editoriales han utilizado la coedición como último recurso y buscan escritores incautos y desesperados para sacarles algunos miles de pavos para que vean sus libros en papel y en alguna librería. Detesto esta práctica, quizás es lícita, pero me no parece correcta porque se aprovechan de la ignorancia de algunos escritores para hacer negocio. Un gran negocio.

Ahora he visto que algunas editoriales se apuntan al crowdfunding (micromecenzago) para sacar los proyectos literarios de los escritores. 
El crowdfunding me parece una herramienta muy interesante y me parece loable que un escritor se arriesgue a vender su proyecto a través de una campaña de micromecenazgo porque le da valor y defiende, públicamente, lo que ha escrito. En definitiva es él quien está detrás de ese proyecto y es él quien asume los riesgos y recoge los beneficios, si lo hubiera.
Sin embargo, otra cosa muy distinta es cuando quien está detrás de esa campaña de crowdfunding es una editorial, que no arriesga nada en absoluto y que solo se moviliza para poner la mano y llevarse el dinero.
Una editorial es una empresa y, como tal, tiene que asumir riesgos. Si apuesta por un escritor, tiene que asumirlos y esos riesgos que se traducen en euros. Después el editor tiene que movilizarse para recuperar la inversión realizada al poner una obra literaria en el mercado. Si no es de esta manera, el sistema se está pervirtiendo.
El crowdfunding editorial es jugar a caballo ganador. Si con la campaña de micromecenzago se consigue captar los suficientes mecenas, publico la obra, si no, dudo mucho que esa obra vea la luz algún día. El escritor que se embarca en esta campaña tiene que movilizar a todos sus amigos y conocidos para que se logre el total del importe estipulado en la campaña, porque sabe que, de otra manera, su libro no será publicado.
Ahí está el quid de la cuestión. La pregunta que me hago es que si esa editorial publicaría la obra del escritor si no hubiera euros contantes y sonantes antes de poner en marcha la maquinaria. Yo sé la respuesta y ¿ustedes? Supongo que también.
Lo triste es que, a esta altura de la película, haya escritores que se presten a este juego, habiendo fórmulas y herramientas para autopublicarse con un mínimo seriedad, sin tener por medio a ninguna editorial de este tipo, que solo buscan el beneficio seguro sin arriesgar ni un solo euro.
Escritor, si una editorial no quiere asumir el riesgo de publicar tu obra sin que haya un prepago, es que no confía ni en ti ni en obra. Entonces, ¿por qué vas a poner en sus manos tu dinero para que te publiqué? La confianza siempre tiene que ser recíproca.
En el mundo editorial no vale todo, porque por muy bien que lo pinten, este tipo de campañas no buscan apoyar al escritor, solo buscan el negocio seguro y eso, amigos, no es jugar limpio, es romper la reglas del juego y a mí me gusta saber a qué estoy jugando y con quién.

También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-autoedicion-crowdfunding-y-las-editoriales



06 junio 2014

Ya acabó la XXVI Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, Don Benito.

Sí, Don Benito, ya acabó la XXVI Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria y según los organizadores y los libreros, un rotundo éxito en todos los sentidos. El glamour de las estrellas mediáticas, metidas a escritores, surtió el efecto llamada que los promotores buscaban y se vendieron muchos libros. Objetivo conseguido.

Los que no están tan satisfechos son los escritores de esta tierra. ¿Recuerda lo que le comenté la semana pasada? Pues hubo algún problema con los ajustes temporales entre presentación y presentación y, como no podía ser de otra manera, esos ajustes siempre afectaron, negativamente, a los escritores de esta ínsula, que tuvieron que recortar sus tiempos porque las estrellas mediáticas se comieron sus tiempos con papas. Sí, Don Benito, como ya le dije, es cuestión de respeto por lo que se escribe en estos lares.

Como ya le dije, Don Benito, estas ferias de provincia, promovidas y sufragadas por el Gobierno de Canarias, deberían de dar más protagonismo a los escritores que escribimos y vivimos aquí, porque esas estrellas mediáticas no necesitan más bombo y platillo del que ya traen en sus maletas. Los escritores canarios sí necesitamos el escaparate de la Feria del Libro para dar a conocer lo que estamos escribiendo, porque ¡qué paradoja!, somos los grandes desconocidos. Sí, Don Benito, ya sé que pocos son profetas en su tierra y que a usted le pasó tres cuartos de lo mismo.

Creo, Don Benito, que hay que buscar una fórmula distinta que favorezca a los que nos partimos el pecho para sacar nuestros proyectos literarios adelante y no contamos con el debido apoyo institucional. No, Don Benito, no hablo de la cultura subvencionada que siempre toca a los mismos palos, hablo, simple y llanamente, de apoyo. El protagonismo en la Feria del Libro es una magnífica oportunidad que cada año se pierde.

Si hacemos un análisis retrospectivo del programa, Don Benito, vemos que se presentaron libros que ya habían tenido su tiempo en ediciones anteriores, pero que, por alguna razón que desconocemos, volvían a estar en la feria, hurtando un tiempo precioso a libros editados este año. ¿Qué no se lo cree? Pues, sí, Don Benito. También se presentaron libros que todavía no estaban ni impresos, a través de lo que se llama Crowdfunding. Un disparate absoluto. Las ferias están para vender y presentar libros que están en las librerías, fresquitos de barquillo, Don Benito, no para vender proyectos literarios de futuro que no sabemos a dónde van a ir a parar. Ya sé que no tiene ni idea de qué le estoy hablando, pero un día le hablaré de eso, de la esencia del Crowdfunding, de las editoriales que están detrás de esta fórmula de micromecenazgo y todo lo que eso conlleva.

También me gustaría hablarle del solapamiento de los actos programados que hacían imposible seguirlos con un mínimo de seriedad, como los recitales poéticos y musicales que se perdían entre tanto lío y no se pudieron disfrutar con la debida atención. Sí, Don Benito, ya sé que organizar este tipo de eventos y en tan poco tiempo, tiene su intríngulis, pero cuando si se cobra por ello, hay que hacerlo lo mejor posible.

No quiero quitarle más tiempo, Don Benito, pero no me gustaría terminar sin comentarle lo que me dijeron algunos escritores para mejorar la Feria. Por ejemplo Rayco Cruz, escritor y librero, me dijo que no estaría mal que algunas de las presentaciones se hicieran fuera del ámbito de la feria, como en la Biblioteca del Estado o en el Club La Provincia. Le comenté que me parecía una idea genial e innovadora. 

También, el escritor Miguel Aguerralde me comentó que sería interesante que se presentaran libros a dúo, con escritores del mismo género y que tuvieran en vez de treinta minutos cuarenta y cinco, así se ganaría tiempo y las presentaciones serían más dinámicas. Al hilo de esta propuesta, le comenté que se podría intentar hacer presentaciones de autores canarios con autores mediáticos, al estilo de los programados por los responsables de la Casa Museo Pérez Galdós en los «Encuentros literarios en este inmenso Atlántico que nos une» que ha resultado ser una experiencia sugerente.

Bueno, Don Benito, creo que esta feria puede mejorar y convertirse, en un futuro, en un referente de la cultura literaria que se hace en las islas, un espejo en el que podamos reflejarnos sin tener sombras glamurosas. Así lo veo yo y perdone que le venga con estas historias, pero es que estas conversaciones con usted me alivian el alma.



01 junio 2014

¿Qué he leído? El ala robada y otros cuentos de Carmen Martínez Gimeno

Ayer terminé de leer El ala robada y otros cuentos de Carmen Martínez Gimeno. Un libro de relatos muy bien escrito dónde la autora deja, a las claras, que sabe lo que tiene entre manos y cuenta lo que quiere contar, ni más ni menos. El relato que más me gustó es el que le da título al libro, El ala robada, muy bien escrito en el que se demuestra que una historia sencilla también puede entretener. Felicidades.

Ficha técnica:
Editorial: Carmen Martínez Gimeno
Páginas: 202



28 mayo 2014

Yo, Benito Pérez Galdós y la XXVI Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria

Ya sé, Don Benito, que esto no tiene nada que ver con usted, que los asuntos mundanos ya no le interesan porque usted está en el Olimpo con los Dioses, pero pasaba por aquí y quiero comentarle un asunto muy particular.
Esta semana comienza la XXVI Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria. Todo un acontecimiento literario que removerá los cimientos de la intelectualidad parroquiana por unos días. Traen primeras figuras de la galaxia literaria nacional para que se encuentren con sus lectores y, al tiempo, un montón de actividades paralelas, música, teatro, recitales, conferencias, foros, etc. No se aburriría, Don Benito. La pena es que dura cuatro días y medio. ¡Qué lejos están aquellas Ferias que duraban dos semanas y todo era más sosegado y había tiempo de compartir! Ahora, Don Benito, por razones de Euros, (de perras gordas, para que me entienda) la Feria se ha recortado en presupuesto y en tiempo. Ya sabe, la cultura es la primera de la lista cuando suena la campana de la crisis, porque ellos piensan que es prescindible y en esta feria, super-reducida, es un corre-corre y tengo la sensación de que todo se me escapa. No hay tiempo y hay que cumplir con el programa, dejando por el camino un chorreo de buenas intenciones.
Como ya le comenté, Don Benito, los organizadores se traen a una veintena de figuras nacionales, de esas que están en el candelero literario y que recorren el país siguiendo las guías de la mercadotecnia que les marcan sus editoriales. Y como no puede ser menos, ocupan las mejores horas del programa  —es que vienen de muy lejos y tienen un nombre—, dejando la pedrea horaria para los autores de esta tierra.
Sí, ya sé que usted tuvo que salir a escape de Gran Canaria porque aquí no había futuro y que en estas ínsulas los cuchillos están más afilados.
Pero para los escritores de esta tierra, la Feria del Libro es un escaparate para darnos a conocer y necesitamos más espacio y más tiempo; es una oportunidad de oro para que los nuestros nos conozcan y nos lean.
Sin embargo, los organizadores de la feria no lo ven así, para ellos lo más importante es el glamour y la alfombra roja y piensan que los escritores canarios no tenemos caché; poco le importan el futuro de los que nos dedicamos a esto de escribir en esta tierra, que simplemente queremos sacar un poquito la cabeza y decir: «He escrito una novela, ¿les interesa?»
Para mí, Don Benito, esto tenía que ser al revés, que los protagonistas fuesen los escritores canarios, que los hay muchos y muy buenos, y que se hablase de la literatura que se está haciendo en Canarias porque no tenemos otra oportunidad de hacerlo. Son oportunidades que se pierden.
Claro que sí, amigo, cada uno ve el mundo desde su particular punto de vista y puedo estar equivocado.
Por poner un ejemplo, Don Benito, a mí —no me mire con esa cara que he dejado el ego para el final—, me han dado quince minutos para presentar mi última novela, Conexión Jinámar. Ya sé que no la conoce y que no tiene ni idea del género negro ni navega por Internet. 
Pues como le decía, quince minutos escasos para hablar de una novela de más de trescientas páginas. Ya le digo, un corre-corre. Al final he decidido no asistir porque pienso que mi novela se merece un mejor trato, que mi trabajo como escritor necesita ser respetado. Ese es el punto, Don Benito, respeto. Respeto por los que estamos haciendo, cada uno a su manera, literatura en esta tierra que, por lo visto, es algo que se ha quedado en el camino y que a los promotores de esta feria, poco o nada les interesa.
Sí, claro que lo sé, Don Benito, que aquí nunca ha habido respeto a la cultura y que este es un país de desagradecidos.
Bueno, Don Benito, esto es todo, sigo mi camino. Sí, ya sé, no me olvido de leerle, en sus palabras siempre encontraré consuelo y comprensión a tanto despropósito.