25 agosto 2011

¿Qué he leído? Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi.

Ayer terminé de leer Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi, una novela corta, pero llena de cosas interesantes y muy bien escrita. Sí la encuentras, no dejas de leerla.


22 agosto 2011

¿Qué estoy leyendo? Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi


Un amigo me recomendó este libro, Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi y me está encantando, ya les contaré.


¿Qué he leído? 1Q84 de Haruki Murakami

Por fin terminé 1Q84 de Haruki Murakami, un libro muy entretenido pese a su extensión ya que son dos libros en uno. Me gustó mucho la trama, muy interesante y bien planteada, aunque, como todos los libros extensos, había partes de capítulos que podían perfectamente haberse excluido y también el final me pareció falto de intensidad, quizás porque todavía queda una tercera parte que según dicen estará por aquí en otoño. Si tienen oportunidad de leerlo, háganlo, la historia no les dejará indiferente.


03 agosto 2011

La prima de Riesgo. Un relato financiero

Fuente: Pixabay

Riesgo era un hombre tranquilo, a pesar de tener un nombre tan intrépido. Pero tenía una prima que lo traía por la calle de la amargura y no porque estuviera todo el día de cama en cama a cambio de una pasta, que ella veía como una transacción comercial estricta entre adultos, sino porque cada día ponía un precio distinto a sus servicios carnales.

Todos los lugareños iban a quejarse a Riesgo por los cambios diarios en el precio de los servicios sexuales de su prima y es que ella vivía con él y él era centro de sus quejas, porque no se atrevían a planteárselas a ella, por si le daba por restringir el servicio, que en el pueblo era muy escaso y de dudosa calidad.

Él les decía que poco podía hacer, porque su prima era una profesional independiente, cuyas dos únicas relaciones eran, la materno-familiar y la económica-residencial, pero que se comprometía a hablar con ella de ese asunto comercial.

Llevando a cabo, sin demora, su compromiso, Riesgo habló con ella y yendo directo al grano, le preguntó:

—Prima, ¿por qué cambias a diario el precio de tus servicios a los clientes? No dejan de quejarse.

La prima de Riesgo se le quedó mirando y al instante le dijo:

—Tengo algún dinero invertido en bolsa y el precio lo establezco en función de una variante matemática resultante del análisis de todas las bolsas del mundo, ya sabes, el Ibex 35, el índice Nikkei, Dow Jones, eurostoxx, etc... De ahí sale el precio. Sencillo como la vida misma.

—¿Sencillo como la vida misma? Pero, ¿quién coño entiende eso, prima? ¿Tú se lo explicas a tus clientes?

—No tengo porqué, yo pongo el precio a un producto y el que quiere lo paga. Además, con la crisis, la bolsa está de capa caída y la que estoy perdiendo dinero soy yo, deberían de estar dando saltos, llevo seis meses bajando el precio día a día.

—Pero, ¿por qué no pones un precio fijo y si quieres le subes el IPC cuando empiece el año?

—No me gusta el Indice de Precios al Consumo, no es real, es un invento para fastidiar a los consumidores y yo no voy a entrar en ese juego. Prefiero los índices bursátiles, es más divertido, más emocionante, no sé, me gustan.

—Tú eres una puta muy rara...

—Llámame como quieras, pero es lo que hay, al que no le guste que no contrate mis servicios, estamos en un mercado de libre comercio, Riesgo.

Riesgo, se le quedó mirando pensando que no le faltaba razón, cada cual le pone el precio que le da la gana a lo que vende, aunque ahora habría que ver como se lo explicaba a los clientes del pueblo, porque todo eso de los índices bursátiles estaban a años luz de su compresión y por su puesto, de dar una explicación creíble a sus convecinos.

También en:
https://steemit.com/spanish/@moises-moran/la-prima-de-riesgo-un-relato-financiero

01 agosto 2011

En memoria de un amigo "Monagas"


Fuiste uno de los grandes, de esos que son de otra pasta, siempre atento, siempre con el saludo, siempre con una sonrisa y siempre presente, llevando por bandera al Minerva, al blanco y al verde en lo más profundo de tu corazón.
Tú nos enseñaste lo que no sabíamos, eras la historia viva de nuestro bote y de nuestro deporte, contándonos aquellas regatas memorables en tus tiempos de gloria, aquellos en los que el Minerva fue lo más grande.
Nunca nos dejaste solos en nuestro navegar, desde el túnel hasta el final, siempre ahí, en las más alegres victorias y en las más amargas derrotas.
Adiós, Moganas, siempre te llevaremos en nuestros corazones y en nuestro navegar.

30 julio 2011

Vendo o alquilo corazón

Así rezaba el anuncio que leí en un periódico mientras me tomaba un café muy cargado y con una cucharada de leche condensada. Me sorprendió, lo recorté y lo guardé en la cartera.

Después de una noche de copas, cuando el día empezaba a despuntar, buscaba una esquina mugrienta donde sentarme y encontrar un resquicio de ánimo para llegar hasta casa. Rescaté mi cartera de uno de los bolsillos de la chaqueta y busqué los diez euros que siempre escondo para tomar un taxi que me lleve sano y salvo a casa. Los encontré y junto con el billete estaba el anuncio. Lo volví a leer y sonreí. Decidí llamar. Intenté utilizar la marcación por voz, pero mi smartphone todavía no estaba preparado para reconocer las voces resultantes de una noche cercana al coma etílico. Así que no me quedó otro remedio que la opción manual, que también resultó harto complicada, porque el teclado se multiplicaba, extrañamente para mi, por cuatro. Después de unos cuantos intentos y de no estar seguro de haber marcado el número correcto, el teléfono empezó a sonar. El sonido de la marcación me retumbaba en la cabeza y estuve a punto de mandarlo todo al carajo y seguir mi camino hacia el refugio seguro del hogar. Pero antes de colgar, una voz ronca pero femenina, preguntó con un humor de perros:

¿Quién coño es?

Llamaba por el anuncio... —le dije con mi voz quebrada y ronca de borracho ocasional.

¿Qué puto anuncio? —me preguntó con peor humor.

En ese momento pensé que me había equivocado o que había despertado a una pobre mujer a las siete de la mañana.

—Sí, el anuncio que vendía o alquilaba un corazón... —le respondí con la seguridad de que más pronto que tarde me iba a mandar al puto carajo.

—Ahhhh, el anuncio... —dijo arrastrando las palabras como si fueran las pesadas cadenas de un preso de la Bastilla.

—Sí, sí, —dije entusiasmado por haber acertado— estoy interesado en alquilarlo por unos meses, últimamente estoy falto de cariño.

—Llegas tarde, corazón... —me contestó mientras hacía una pausa casi dramática— lo vendí y un capullo sin escrúpulos, me lo destrozó. Todavía ando buscando sus trozos en los fondos de todas las copas que me bebo y en las que aún me quedan por beber.

—Ahh, lo siento —le contesté intentando ser un consuelo instantáneo que se diluyó en un milisegundo.

—Eso pasa —prosiguió como si mis palabras fueran como el murmullo del aleteo de un mosquito— cuando crees que jamás podrás amar. Yo me equivoqué, porque me enamoré hasta las trancas del hijoputa del comprador y cuando se dio cuenta, se acabó el negocio y me dejó tirada como una colilla. 

Hubo una pausa silenciosa, solo rota por el tintinear inconfundible de dos cubitos de hielo que caían en el fondo de un vaso y el posterior sonido de un liquido.

—Ahora déjame dormir, que cuando despierte, tengo que seguir buscando los trozos de mi corazón en el fondo de algún vaso sucio de Whisky.

Solo oí el sonido seco de los tonos monocordes cuando cortó la comunicación, sin despedirse, tampoco tenía porqué.

Me levanté, paré un taxi y me fui a casa, pensando en poner en venta mi corazón, por si tenía más suerte que esta infortunada vendedora de corazones.

También en: https://steemit.com/spanish/@moises-moran/vendo-o-alquilo-corazon