
De vez en cuando abro mi pecho y solo encuentro la vanidad y el egoísmo de un ser que no se gusta, y quisiera tirar por la calle de enmedio, esa calle que algunos cogen, no porque sea la más corta, ni si quiera la más sencilla, simplemente por que es la única en la que no oyen sus gritos y llantos.
Porque, tengo que decirlo, la vida me pesa, ¡coño! y me pesa tanto, que me gustaría arrancármela de un tajo, como quien corta una mata que se está marchitando. Pero siempre termino mirándome al espejo, ese cabrón que nunca te oculta las verdades y que siempre te habla con susurros, y me veo cobarde, demasiado cobarde para tirar por la calle de enmedio.
Porque, tengo que decirlo, la vida me pesa, ¡coño! y me pesa tanto, que me gustaría arrancármela de un tajo, como quien corta una mata que se está marchitando. Pero siempre termino mirándome al espejo, ese cabrón que nunca te oculta las verdades y que siempre te habla con susurros, y me veo cobarde, demasiado cobarde para tirar por la calle de enmedio.
Qué bueno...Encantado de encontrar navegando a buenagente tan inquieta!! Te seguiré la pista desde mi palabrafernalia... ENHORABUENA!!!
ResponderEliminarMuy buen post.
ResponderEliminarMe gusta esto: ese cabrón que nunca te oculta las verdades.
Uno mismo frente al espedo, mirandose y sincerandose cruelmente. Llegar a ese estado finalmente, es bueno.
Me hizo acordar a esto de mi blog, si queres, pasate.
Besos
http://juguemosenelbosquemientras.blogspot.com/2010/01/de-cero.html
Una de tus meditaciones en voz alta, que nos haces partícipes de tus sentimientos.
ResponderEliminarBuena reflexión y bueno en plasmarla.
Un beso.
Ímpetu a montones en estas letras, llenas de ese dolor que va cavando fosas de miedos. Un gustazo inmenso leerte, y acompañarte en ese grito ahogado, que muchas veces es necesario para poder seguir respirando en paz.
ResponderEliminarBesos,
Chiqui.-
Sí, Chiqui, hay momentos que quisiera ocultarme en el mar, buscando ese silencio profundo y comprender un poquito más ese mundo en el que me ha tocado vivir y que la mayoría de las veces ni comprendo ni entiendo. Gracias por leerme.
ResponderEliminarGracias por el comentario, Moises.
ResponderEliminarSí, hay veces que la vida pesa.
Pero ese peso es el que nos demuestra que estamos realmente vivos.
Después nos pesará la losa, el vacío, el silencio. Y los más religiosos dirán que la eternidad.
Es la condición humana.
Nacemos haciendo sufrir, nacemos con un llanto. Y el llanto no desaparecerá, porque yéndonos también provocaremos llanto y dolor, y nuestra vida le pesará en la ausencia a otros.
Te leo.